Assad y sus aliados sabían que se iba a producir el ataque
Tal vez el presidente Trump lograra confundir a medio mundo al tuitear que la operación militar podía no tener lugar por ahora, pero, vistos los movimientos militares, no a Damasco ni a Moscú
“El uso del presidente Trump de las redes sociales en eventos recientes ha actuado como un indicador de las intenciones de Trump, pero al mismo tiempo no debe ser tomado como una declaración firme de las intenciones de EEUU”, concluía esta semana la agencia de inteligencia privada británica Intelligence Fusion.
Ciertamente, los tuits de Trump han confundido a gran parte de la opinión pública mundial: si primero afirmó que "misiles nuevos, buenos e 'inteligentes'" iban a llover sobre Siria, posteriormente pareció retractarse al asegurar que el ataque podía producirse "muy pronto o para nada pronto". Pero tanto Moscú como Damasco sabían que ni siquiera esa nueva negación podía ser tomada a pies juntillas como prueba de que el presidente se hubiese echado atrás: el presidente se ha quejado con frecuencia de que, demasiado a menudo, EEUU avisa a sus enemigos de lo que se dispone a hacer, y ha presumido de que él sería “totalmente imprevisible”. A la vista de los acontecimientos, queda claro que estos últimos tuits no eran sino un burdo intento de confundir al enemigo.
De lo que no cabe duda es de que el régimen de Bashar Al Asad y sus aliados consideraban el ataque una posibilidad real. Además de la salida de varios barcos de guerra rusos del puerto sirio de Tartús, ampliamente citada por la prensa internacional, se produjeron otros movimientos: varios bombarderos de largo alcance partieron el jueves de sus hangares en Rusia, y muchos analistas creen que su destino era la base aérea de Hamedán, en Irán, desde la que la fuerza aérea rusa ha lanzado ataques en Siria en al menos una ocasión. Y se fotografió a al menos un caza Sukhoi Su-30 patrullando el área de Tartús.
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Además, se desplegaron sistemas antiaéreos adicionales alrededor del palacio presidencial en Damasco, y se produjeron desplazamientos de convoys militares entre diferentes bases aéreas. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó hace unos días que las fuerzas progubernamentales estaban abandonando aeropuertos y bases de las fuerzas aéreas o reduciendo su personal al mínimo para evitar bajas en caso de ser atacadas. La más significativa fue la de Al Seen, que alojaba a numerosas aeronaves de combate, muchas de las cuales fueron movidas a las de Al Nayrab y Damasco, aunque se cree que las más viejas y obsoletas fueron dejadas atrás. También se movieron aviones en camiones desde el aeropuerto militar de Deir Az Zor a otros lugares, probablemente el campamento de Al Talai’l, según el informe de Intelligence Fusion.
Del mismo modo, Hezbollah abandonó el jueves la base aérea T-4, la misma que sufrió un ataque –casi con certeza de la fuerza aérea israelí- el pasado 8 de abril. Y milicianos respaldados por Irán sacaron la artillería pesada de sus posiciones en Tell Azan, probablemente para dispersar las baterías y evitar que se conviertan en objetivos fáciles durante un ataque aéreo.
Las señales en el bando enemigo también eran claras. El destructor USS Donald Cook abandonó el puerto chipriota de Larnaca el pasado 9 de abril para dirigirse a las costas sirias, y pocos días después se le unió el Grupo de Ataque 8, que incluye el portaaviones USS Harry Truman y varios navíos adicionales. Además, muchos expertos consideraban probable la presencia de submarinos cargados con misiles Tomahawk en el Mediterráneo oriental, que añaden una gran potencia de fuego a las fuerzas navales estadounidenses.
Un tercer destructor con capacidad lanzamisiles entró en la zona de operaciones anoche, según informa la agencia Associated Press. No obstante, gran parte de los proyectiles han sido lanzados desde el Mar Rojo, para dificultad la posibilidad de represalias.
La base aérea de la Royal Air Force británica en Akrotiri, Chipre, había sido puesta en máxima alerta por si sus instalaciones eran utilizadas para el ataque. La base mantuvo durante días ocho cazas Typhoon y seis Tornados listos para entrar en acción. En la isla, muchos locales temen que las dos bases británicas puedan convertirse en objetivo de los bombardeos de Rusia en caso de que ésta tome represalias. Según el Ministerio de Defensa británicos, cuatro aviones Tornado han participado en la operación, aunque no está claro desde dónde han despegado.
“El uso del presidente Trump de las redes sociales en eventos recientes ha actuado como un indicador de las intenciones de Trump, pero al mismo tiempo no debe ser tomado como una declaración firme de las intenciones de EEUU”, concluía esta semana la agencia de inteligencia privada británica Intelligence Fusion.