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La candidata sin rostro en las elecciones de Italia a la que la mafia quiere asesinar
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se presenta por el movimiento 5 estrellas

La candidata sin rostro en las elecciones de Italia a la que la mafia quiere asesinar

Piera Aiello es una testigo protegida desde que hace casi tres décadas denunció a los asesinos de su marido y a su propia familia política, todos mafiosos. Ahora quiere marcar la diferencia en política

Foto: Piera Aiello durante una entrevista
Piera Aiello durante una entrevista

A menudo, en sus escasas apariciones públicas, Piera Aiello lleva un velo que le cubre todo el rostro, de forma que nadie pueda reconocerla. Tiene buenos motivos para esconder su identidad: es una testigo protegida de la justicia, a la que la mafia siciliana ha jurado eliminar. Pero para una candidata al Parlamento italiano, ese tipo de anonimato es realmente complicado.

Aiello tenía 24 años cuando dos sicarios asesinaron a su marido delante de ella. Desde entonces, su decisión de denunciar a la mafia le ha convertido en una figura muy conocida en Sicilia. Ahora, con 51, se ha unido al Movimiento 5 Estrellas para tratar de que esa popularidad se traduzca en apoyo político. “¿El objetivo de mi campaña? Proteger a la gente como yo, de forma que aquellos que deciden rebelarse contra la mafia no se vean obligados a vivir como fantasmas”, dijo esta semana en un mitin en la localidad siciliana de Salemi.

Foto: Un hombre pasa por delante de un montón de basura apilada en una calle de Nápoles. (EFE)
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La historia de Aiello es de todo menos feliz. Conoció a su futuro marido, Nicolò, cuando apenas tenía 14 años, sin saber que era el hijo de un capo mafioso. Cuando éste descubrió la relación, les obligó a casarse, amenazando con matar a la familia de la chica si no lo hacía. Su esposo resultó ser un maltratador que le golpeaba con frecuencia. El matrimonio fue infeliz, hasta que una mañana de otoño de 1985 lo cambió todo.

El 18 de noviembre de ese año, el padre de Nicolò fue asesinado en un viñedo de Trapani. Su hijo juró vengarse, y habló de su propósito con cualquiera que estuviese dispuesto a escucharle. Su plan llegó a oídos de la mafia rival, que decidió golpear primero.

“Teníamos una pizzería en Partanna. Dos hombres entraron en el salón por la tarde. Tenían pistolas. Miraron a mi marido a la cara y le dispararon. Cayó delante de mí, cubierto de sangre”, ha declarado Aiello al diario ‘The Guardian’. “Yo los conocía. Eran dos sicarios de la mafia y conocían a mi marido desde niños. Yo no soportaba a mi marido, pero todavía era un crío. Solo tenía 27 años cuando cayó en mis brazos atravesado por las balas”.

placeholder Policías italianos examinan el vehículo quemado del juez Paolo Borsellino, asesinado con un coche bomba en Palermo el 19 de julio de 1992. (Reuters)
Policías italianos examinan el vehículo quemado del juez Paolo Borsellino, asesinado con un coche bomba en Palermo el 19 de julio de 1992. (Reuters)

Un antes y un después de Borsellino

Aiello habló con un jefe de los Carabinieri, que le aconsejó que huyese a Palermo y hablase con el juez Paolo Borsellino, uno de los pocos magistrados que estaba dispuesto a plantarle cara a la mafia, algo que acabaría costándole la vida. “Borsellino fue como un padre para mí. Me dijo que mi elección implicaría sacrificios. Me aconsejó dejar Sicilia inmediatamente y reconstruir mi vida, bajo un nombre falso, lejos de la isla”, relata. “Mientras los chicos de mi edad iban a la playa, yo pasaba el día en comisaría contando los secretos de la familia mafiosa de mi marido”, dice.

Sus informaciones fueron muy útiles, y condujeron a la detención de decenas de criminales. Pero aquello duró solo unos pocos meses. El 19 de julio de 1992, un coche bomba en el centro de Palermo acabó con la vida de Borsellino. Aiello, destrozada, entró en el programa de protección de testigos, renunciando para siempre a su identidad y a una vida normal.

Foto: Salvatore Borsellino. (Foto: Victoria Herranz)

En cambio, se convirtió en activista contra el crimen organizado. En julio de 2008 fue nombrada presidenta de la asociación antimafia “Rita Atria” (llamada así por otra testigo protegida asesinada por los mafiosos en los años 90). A finales de 2012 presentó un libro titulado “Maldita Mafia”, escrito junto al periodista Umberto Lucentini, autor de una biografía sobre el juez Borsellino. Ahora, en política, espera poder marcar una verdadera diferencia.

“Decidí denunciar a la mafia, y mientras los gángsters vivían libremente, yo estaba obligada a vivir como una prisionera. No estaba bien”, dice hoy. “He decidido presentarme [al Parlamento] para que aquellos que se rebelan contra la mafia y la corrupción no sean marginados por el estado, sino recompensados. He decidido convertirme en candidata porque yo, Piera Aiello, quiero que me devuelvan mi cara”, asegura.

A menudo, en sus escasas apariciones públicas, Piera Aiello lleva un velo que le cubre todo el rostro, de forma que nadie pueda reconocerla. Tiene buenos motivos para esconder su identidad: es una testigo protegida de la justicia, a la que la mafia siciliana ha jurado eliminar. Pero para una candidata al Parlamento italiano, ese tipo de anonimato es realmente complicado.

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