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¿Cómo puede sobrevivir el Reino Unido fuera de la unión aduanera?
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¿Cómo puede sobrevivir el Reino Unido fuera de la unión aduanera?

El escenario es complejo y a día de hoy no se vislumbra luz al final del túnel. Pero al otro lado del canal recuerdan que el reloj va avanzado. Es hora de tomar una decisión

Foto: El ministro británico para el Brexit, David Davis, durante el encuentro con Michel Barnier, en Londres. (Reuters)
El ministro británico para el Brexit, David Davis, durante el encuentro con Michel Barnier, en Londres. (Reuters)

Qué rico en vocabulario puede llegar a ser la lengua de Shakespeare cuando el Gobierno británico quiere aparentar que tiene un plan para el Brexit. En efecto, hay matices entre “unión”, “acuerdo” y “sociedad” aduanera. Pero, a día de hoy, Bruselas sigue sin saber qué tipo de relación quiere mantener el Reino Unido con el bloque tras el histórico divorcio.

Después de que Theresa May confirmara que el país saldrá del mercado único, la permanencia o no en la unión aduanera de la UE se ha convertido en una cuestión divisoria en el (ya de por sí dividido) Gabinete. Mientras los euroescépticos quieren cortar por completo con el bloque, los pro-UE quieren seguir manteniendo unos vínculos estrechos. Los ministros no se han cortado a la hora de mostrar públicamente sus diferencias. Los enfrentamientos televisivos entre Amber Rudd, ministra del Interior, y Dominic Raab, responsable de Vivienda, han sido notorios.

Pero para evitar una revuelta interna por parte de los 'Brexiteers' y, ante todo, para ganar tiempo, desde Downing Street han aclarado: “No es nuestra política estar en la unión aduanera. No es nuestra política estar en una unión aduanera”. La puntualización primero con “la” y luego con “una” es importante, porque los parlamentarios pro-UE guardaban la esperanza de que el Ejecutivo estuviera abierto a la posibilidad de replicar los puntos esenciales de la unión aduanera comunitaria y llamarlo de otra manera.

Claro que, la misma fuente especificaba acto seguido que Londres aspira a tener “acuerdos” aduaneros con el bloque, que le permitan recuperar la capacidad de firmar pactos independientemente con terceros países. Ambas posturas son incompatibles. ¿Qué quiere Londres realmente?

Foto: Un trabajador saca una bandera británica tras una conferencia de prensa en Bruselas. (Reuters)

El ministro del Brexit, el euroescéptico David Davis, se reunía este lunes en Downing Street con Michel Barnier, el jefe negociador europeo, al que insistía que la postura del Gobierno británico “es clara”. Pero el francés se mostraba tajante: “Lo único que puedo decir es que sin una unión aduanera y fuera del mercado único, las barreras al comercio de bienes y servicios son inevitables. Ha llegado la hora de que tomen una decisión”.

Este miércoles y jueves, el Gabinete de May mantendrá una reunión clave en la que deberá explicar su postura de la cara a la cumbre comunitaria clave del próximo mes de marzo. Aunque altos funcionarios británicos implicados en las negociaciones insisten en que el Número 10 no tiene “un plan viable” que satisfaga las líneas rojas, es decir, tener un comercio sin fricciones con la UE, evitar una frontera en Irlanda y tener derecho a negociar acuerdos comerciales en todo el mundo.

En el documento de aduanas del Reino Unido publicado el pasado mes de agosto, el Ejecutivo realizó dos propuestas: un acuerdo aduanero “altamente simplificado” basado en tecnología o una “sociedad aduanera” con la UE en la que Londres “replicaría” los requisitos comunitarios, pero solo para productos destinados a la UE.

La primera opción técnica se ha descartado, ya que no evitaría el regreso de una frontera dura en Irlanda del Norte. Y la segunda opción, que requeriría de alguna manera separar los productos de la UE y los no pertenecientes a la UE en cadenas de suministro altamente complejas, también ha sido desestimada por Bruselas.

placeholder Un manifestante contrario al Brexit protesta ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)
Un manifestante contrario al Brexit protesta ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)

¿Cuáles son por tanto las opciones? Lo cierto es que la frontera de Irlanda dificulta bastante las cosas. Y ya no sólo por la complejidad física, sino también por todo el entresijo político.

Si para evitar una revuelta de los euroescépticos May saca al Reino Unido de la unión aduanera, se crean serias preguntas con los norirlandeses unionistas del DUP, que actualmente la mantienen en el Gobierno.

En este sentido, los negociadores esperaban que el acuerdo al que se llegó el pasado mes de diciembre -cuando se alcanzaron los suficientes avances para pasar a la segunda fase de negociaciones- les diera un respiro para encontrar soluciones técnicas. Pero la delicada situación en la que se encuentra la 'premier' no da mucho margen de maniobra.

Los párrafos 49-51 del documento conjunto dejan claro que si Londres no puede acordar una solución para todo el Reino Unido sobre aduanas y el mercado único que evite una frontera dura en Irlanda, debe encontrar una “solución irlandesa” a través de un acuerdo delegado en Irlanda del Norte.

Pero en diciembre -cuando la líder del DUP, Arlene Foster, humilló a May obligándola a retirarse de un primer pacto en el último momento- ya quedó claro que Belfast no tendrá ningún tipo de acuerdo comercial distinto con el resto del Reino Unido.

Foto: El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncke (2º dcha), y el negociador de la UE para el brexit, Michel Barnier (dcha), se reúnen con la primera ministra británica. (EFE)

En este sentido, los 'Brexiteers' aún confían en que el DUP pueda cambiar de opinión. Creen aún que pueden obligar a los norirlandeses a aceptar un trato que ahora odian para evitar un Gobierno de Jeremy Corbyn. Al fin y al cabo, si hay rebelión contra May y se fuerzan elecciones, los laboristas cuentan con bastantes posibilidades.

Pero ni aún sí se solucionarían las cosas, ya que, como ya se vio en diciembre, cualquier “trato de favor” que tenga Irlanda del Norte, será demandado también por Escocia o incluso por Londres.

Por otra parte, también está Westminster, porque cualquier pacto debe ser aprobado en el parlamento y la mayoría de la Cámara de los Comunes están a favor de quedarse en la unión aduanera.

El escenario es complejo y a día de hoy no se vislumbra luz al final del túnel. Pero al otro lado del canal recuerdan que el reloj va avanzado. Es hora de tomar una decisión.

Qué rico en vocabulario puede llegar a ser la lengua de Shakespeare cuando el Gobierno británico quiere aparentar que tiene un plan para el Brexit. En efecto, hay matices entre “unión”, “acuerdo” y “sociedad” aduanera. Pero, a día de hoy, Bruselas sigue sin saber qué tipo de relación quiere mantener el Reino Unido con el bloque tras el histórico divorcio.

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