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La frontera de Calais: ¿moneda de cambio para Francia en las negociaciones del Brexit?
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CARA A CARA ENTRE MACRON Y MAY

La frontera de Calais: ¿moneda de cambio para Francia en las negociaciones del Brexit?

No estaba en la agenda, pero cada detalle debe interpretarse en el marco de las negociaciones. Londres pagará para mantener su frontera en Calais. París rechaza una City en el mercado común

Foto: Emmanuel Macron y Theresa May observan el desfile militar aéreo en la academia de Sandhurst, en Camberley. (EFE)
Emmanuel Macron y Theresa May observan el desfile militar aéreo en la academia de Sandhurst, en Camberley. (EFE)

Emmanuel Macron realizó este jueves su primera visita al Reino Unido como presidente de Francia con motivo de la 35ª cumbre bilateral entre ambos países. Han pasado dos años desde la última vez que Londres puso la alfombra roja a un presidente francés y mucho han cambiado las cosas desde entonces. En marzo de 2016, mientras que François Hollande representaba a un líder en decadencia, David Cameron vivía su época de esplendor y estaba convencido de ganar el referéndum planteado al pueblo británico sobre su futuro en la UE. Pero venció el Brexit. Y mientras ahora en el Palacio del Elíseo vive “el salvador del bloque comunitario”, en Downing Street hay una primera ministra sin autoridad ni mando que lucha contrarreloj —y contra gran parte de sus filas euroescépticas— por conseguir un buen acuerdo de divorcio.

Por cierto, que un asesor presidencial se ha unido al mensaje de Donald Tusk y Jean-Claude Juncker, al asegurar —de manera anónima— a la prensa británica que París estaría encantado si el Reino Unido decide cambiar de opinión.

El Brexit no está oficialmente en la agenda de este jueves. Pero es obvio que cada gesto, cada detalle, cada palabra han de interpretarse dentro del marco de las negociaciones que Londres y Bruselas llevan a cabo para definir la salida. Tras superar la primera fase en diciembre, las conversaciones se reanudarán en marzo para tratar las futuras relaciones comerciales. Y en este sentido, París representa el núcleo duro al haberse enfrentado en las últimas semanas con aquellos países que, como Luxemburgo, barajan la posibilidad de permitir a la City una “puerta trasera” de acceso al mercado común.

Las oficinas de Canary Wharf y Liverpool Street son actualmente sede de 250 bancos extranjeros y muchos de ellos ya han comenzado a ejecutar planes de contingencia para reubicar a algunos de sus empleados, por lo que París no quiere desaprovechar la oportunidad. “Si se quiere tener acceso al mercado único, incluidos los servicios financieros, bienvenidos, pero eso significa que se debe contribuir al presupuesto comunitario y aceptar la jurisdicción europea. Esas son las normas”, afirmó Macron en la rueda de prensa conjunta con May.

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Tanto Macron como Theresa May se han esmerado en trasladar el mensaje de que las relaciones anglo-francesas no deben debilitarse. Pero la tensión es evidente. Y la delicada situación que se vive en Calais no ayuda. El puerto de la costa francesa —el punto más cercano con el territorio británico— ha sido uno de los protagonistas en la reunión que ambos mandatarios han mantenido en la academia militar de Sandhurst.

El Gobierno británico ha anunciado una partida de 44,5 millones de libras (unos 50 millones de euros) para garantizar la continuación del acuerdo Le Touquet. Firmado en 2003, el pacto permite a las autoridades británicas revisar desde el puerto del norte de Francia los pasaportes y documentación de aquellos que quieren entrar en el Reino Unido.

Los fondos —que se suman a otros 100 millones de libras (113 millones de euros) invertidos en los últimos tres años— servirán para mejorar la seguridad en este puerto y otros puntos fronterizos en el Canal de la Mancha, con nuevas vallas, cámaras de circuito cerrado y tecnología de detección con infrarrojos. También irán destinados a reubicar a los migrantes y evitar otro campamento similar a 'La Jungla'. Aunque fue desmantelado en 2016, en la actualidad siguen viviendo alrededor de 700 personas en condiciones lamentables.

Desde Whitehall —donde se encuentran los ministerios— defienden que la partida extra para garantizar el acuerdo beneficia los intereses británicos, pero la operación no ha sentado nada bien a los diputados conservadores más euroescépticos, entre ellos Andrew Bridgen, quien asegura que la factura se debería “enviar a Angela Merkel, quien va vendiendo al mundo una Europa sin fronteras”.

placeholder Desmantelamiento del campamento conocido como 'La Jungla' de Calais, en Francia. (Reuters)
Desmantelamiento del campamento conocido como 'La Jungla' de Calais, en Francia. (Reuters)

Por su parte, el rotativo 'Le Monde' echaba más leña al fuego al recordar que la 'premier' se encuentra en una “posición complicada” respecto a las conversaciones del Brexit y Francia siempre “puede utilizar Calais como moneda de cambio”.

Para limar asperezas, en un gesto cargado de simbolismo diplomático, Macron ha aprovechado la cumbre para anunciar que París cederá el Tapiz de Bayeux para exponerse en el Reino Unido por primera vez en 950 años. Aunque el hecho de que el vestigio histórico narre la conquista de Inglaterra por el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, en 1066, también ha tenido todo tipo de interpretaciones en el ala más euroescéptica de las filas 'tories'.

La factura se debería “enviar a Angela Merkel, quien va vendiendo al mundo una Europa sin fronteras”

Las tiranteces son obvias en un momento crítico para las negociaciones del Brexit. Pero ambos países mantienen estrechas relaciones en Inteligencia, Defensa y Seguridad y los mandatarios han dejado claro que la colaboración en estas materias seguirá existiendo pese a la salida del Reino Unido del bloque.

"El presidente y yo hemos estado de acuerdo en la importancia de la relación entre el Reino Unido y Francia, no solo para nuestra seguridad, sino para la de toda Europa", recalcó May en la rueda de prensa conjunta. En este sentido, ambos mandatarios señalaron que preparan una fuerza militar conjunta capaz de desplegar 10.000 soldados de forma "rápida y efectiva" en 2020. Asimismo, el Reino Unido ayudará a reforzar la misión del Ejército francés en Mali.

May ha anunciado el envío de tres helicópteros de carga al país africano para proveer apoyo logístico a las tropas francesas en la zona y ayudar a “incrementar la estabilidad en la región africana del Sahel y atajar el terrorismo islamista”. Downing Street puntualizó que el personal militar británico no estará involucrado, no obstante, en operaciones de combate. Junto con esa contribución militar, el Ministerio de Desarrollo Internacional británico dedicará 50 millones de libras adicionales (56,5 millones de euros) a la región, que facilitarán “apoyo a miles de personas afectadas por epidemias, desastres naturales y conflictos”.

El Número 10 avanzó además que el Ministerio de Exteriores está evaluando la posibilidad de reforzar su presencia diplomática en la región africana para “defender mejor los intereses nacionales del Reino Unido”. Por su parte, Francia destinará efectivos a la misión de la OTAN en Estonia liderada por Londres.

Emmanuel Macron realizó este jueves su primera visita al Reino Unido como presidente de Francia con motivo de la 35ª cumbre bilateral entre ambos países. Han pasado dos años desde la última vez que Londres puso la alfombra roja a un presidente francés y mucho han cambiado las cosas desde entonces. En marzo de 2016, mientras que François Hollande representaba a un líder en decadencia, David Cameron vivía su época de esplendor y estaba convencido de ganar el referéndum planteado al pueblo británico sobre su futuro en la UE. Pero venció el Brexit. Y mientras ahora en el Palacio del Elíseo vive “el salvador del bloque comunitario”, en Downing Street hay una primera ministra sin autoridad ni mando que lucha contrarreloj —y contra gran parte de sus filas euroescépticas— por conseguir un buen acuerdo de divorcio.

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