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Auditores europeos avisan de deficiencias en la gestión de crisis bancarias por el BCE
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ADVIERTEN QUE HAN DETECTADO "FALLOS"

Auditores europeos avisan de deficiencias en la gestión de crisis bancarias por el BCE

Los auditores avisan de que el BCE tiene que mejorar su comunicación con la JUR. Y, muy especialmente, cuando la situación de un banco comienza a deteriorarse

Foto: El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. (EFE)
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. (EFE)

En una crisis, sobre todo cuando tiene a un banco en su punto neurálgico, la capacidad de reacción es clave. Hacerlo con premura, con eficiencia o con contundencia, puede ser la diferencia entre contener a tiempo la sangría o ver cómo los problemas se contagian al resto del sistema financiero, azuzado por el pánico de clientes e inversores. Pero ni la UE, ni la eurozona se caracterizan por ser ágiles.

Para remediarlo y protegerse mejor, los socios del euro decidieron en plena crisis financiera poner en marcha la Unión Bancaria. Y, aunque incompleta, ha comenzado su andadura en un tiempo récord, pero no exenta de polémicas, como la del Banco Popular. ¿Ha salido bien tanta improvisación? Sí, la eurozona está ahora más preparada para una crisis bancaria. Pero no todo se está haciendo bien.

Foto: Mario Draghi, presidente del BCE, junto con el vicepresidente, Vitor Constancio (Reuters)

La Corte de Auditores Europeos ha puesto precisamente la lupa sobre los dos pilares que ya están en marcha. Primero fue el turno de la Junta de Resolución Única (JUR), a la que afeó cuestiones tan delicadas como que no tuviera completos los planes de resolución de las 142 entidades europeas bajo su paraguas. Hoy, es el turno del Banco Central Europeo, que ha asumido el rol de Supervisor Único, y que tampoco se libra de los dardos.

Aunque los auditores reconocen el mérito que tiene haberse puesto a trabajar en la supervisión de entidades sistémicas en un tiempo récord, advierten de que han detectado "fallos" que comprometen su eficiencia. Fallos que deben corregirse. Y eso que, lamentan los auditores, Fráncfort no les ha dado acceso a toda la información que necesitaban para su evaluación, en aras de mantener su independencia.

Los auditores avisan de que el BCE tiene que mejorar su comunicación con la JUR. Y, muy especialmente, cuando la situación de un banco comienza a deteriorarse. Fráncfort es el encargado de vigilar la situación de las grandes entidades y de dar la voz de alarma si detecta que alguna puede perder pie.

Cuando esto sucede, debe avisar a la JUR de que un banco "está quebrando o es probable que quiebre", tal y como sucedió con el Popular. Entonces el caso se pone en manos de la JUR, que vendría a ser la brigada de intervención, la que decide cómo actuar para evitar un desmoronamiento bancario caótico. Pero el sistema no funciona con la fluidez que debiera.

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Piden mejorar el intercambio de información

"El nivel de información que se pone a disposición (de la JUR) no aumenta automáticamente cuando la situación financiera del banco se deteriora", apuntan los auditores, que abogan por que se mejore el "intercambio de información con la JUR". “En una situación de crisis la comunicación lo es todo”, apunta Kevin Cardiff, miembro de la Corte de Auditores responsable del informe

El informe fue realizado antes de que se procediera a la resolución del Banco Popular, por lo que la decisión en sí no ha sido auditada. Pero los auditores sí han analizado el modo de trabajar de los equipos del BCE que se dedican a la supervisión, a los que recomiendan que aclaren las directrices que tienen que seguir en caso de que las cosas se compliquen en una entidad.

"Una mayor formalidad (en los procesos) no haría ningún daño", recalca Cardiff. No se trata, explica, de introducir normas que traten de regular en qué punto concreto debe producirse una reacción automática, ya que es, a su juicio, imposible abarcar todas las variantes en las que la situación de un banco puede volverse complicada. Pero sí sería deseable que los supervisores "tuvieran más guías" a la hora de decidir cómo proceder.

En una crisis, sobre todo cuando tiene a un banco en su punto neurálgico, la capacidad de reacción es clave. Hacerlo con premura, con eficiencia o con contundencia, puede ser la diferencia entre contener a tiempo la sangría o ver cómo los problemas se contagian al resto del sistema financiero, azuzado por el pánico de clientes e inversores. Pero ni la UE, ni la eurozona se caracterizan por ser ágiles.

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