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¿Está Davos preparado para Trump? Un 'antisistema' en el corazón de la élite global
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primer presidente de eeuu en asistir en 18 años

¿Está Davos preparado para Trump? Un 'antisistema' en el corazón de la élite global

El presidente ha confirmado su asistencia el Foro Económico Mundial. ¿Es un acercamiento al 'establishment' o el escenario perfecto para arremeter contra él? La expectación está servida

Foto: Donald Trump saluda mientras aborda el Air Force One en la base aérea de Andrews, Maryland, el pasado 8 de enero de 2018. (Reuters)
Donald Trump saluda mientras aborda el Air Force One en la base aérea de Andrews, Maryland, el pasado 8 de enero de 2018. (Reuters)

Donald Trump va a acudir a la cumbre de Davos, el foro por antonomasia de la elite política y económica mundial. El anuncio de que el presidente accederá a codearse con el 'establishment 'globalista, diana de sus más afiladas críticas, ha pillado a contrapié a la mayoría de los selectos participantes de este encuentro, que dudan de si el movimiento busca un acercamiento estratégico o si se trata de una mera provocación, un golpe mediático más del egocéntrico promotor del "America first", una excusa de Trump para defender su populismo proteccionista y nacionalista frente a la 'crème de la crème' de quienes más le detestan.

La noticia de que Trump participará en el Foro Económico Mundial (WEF), que se celebrará del 23 al 26 de enero, ha dejado muchas bocas abiertas. "El presidente da la bienvenida a las oportunidades que le permitan impulsar ante los líderes del mundo sus prioridades de 'Estados Unidos primero'", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, confirmando una información filtrada inicialmente por el New York Times. "El presidente promoverá sus políticas para fortalecer los negocios estadounidenses, las industrias estadounidenses y a los trabajadores estadounidenses", añadió.

Algunos analistas consideran que podría tratarse de un intento de tender puentes de una administración debilitada tras un año de escándalos y que, tras salidas como las del polémico exestratega de la Casa Blanca Steve Bannon, busca un nuevo inicio de la mano de figuras más cercanas al republicanismo clásico estadounidense. Pero otros no ven en el movimiento de Trump un gesto conciliador.

Foto: El periodista Michael Wolff durante una entrevista en la NBC sobre su libro, en Nueva York, el 5 de enero de 2018. (Reuters)

"Mucha gente muy rica. Muchos medios. Mucha especulación enfervorecida sobre qué estará tramando. A nivel psicológico, el atractivo de Davos para Trump es obvio... algunos asesores del Ala Oeste [de la Casa Blanca] consideran que Davos es el lugar perfecto para que Trump suelte una bomba especialmente fétida contra las ideas que odia: los acuerdos de libre comercio, un sistema regulatorio global más integrado y todo tipo de propuestas liberales aplaudidas por las élites globales", argumentan en Politico su editor jefe, John Harris, y el corresponsal Ben White.

Lo que es evidente es que los habituales de Davos conforman el 'establisment' contra el que Trump ha cargado en innumerables ocasiones. El presidente de Estados Unidos "se va a sentar en la misma sala con muchos de la elite internacional a los que atacó durante su campaña", ha apuntado la cadena de noticias CNN. Bannon, cuando aún trabajaba en el equipo de campaña republicano, aseguró que la clase trabajadora estaba ya harta del "dictado del denominado partido de Davos", en referencia al Partido Demócrata de la entonces candidata Hillary Clinton.

El viaje es doblemente curioso porque se trata de la primera vez en 18 años que un presidente de Estados Unidos acude a la cita de Davos. El último que intervino en el WEF fue Bill Clinton, en 2000. Barack Obama evitó la cita a toda costa durante sus ocho años en la Casa Blanca. A cambio, mandó a su vicepresidente, Joe Biden, y a su secretario de Estado, John Kerry. No quería que se le identificara a él personalmente con los banqueros que acuden al foro y se consideraba causantes de la crisis financiera global de 2008.

placeholder Un asistente al Foro Económico Mundial de Davos abandona la zona de Congresos, el 20 de enero de 2017. (Reuters)
Un asistente al Foro Económico Mundial de Davos abandona la zona de Congresos, el 20 de enero de 2017. (Reuters)

La huella de Scaramucci

También se ha apuntado que en la participación de Trump en el WEF se percibe la huella de Anthony Scaramucci, quien fue su responsable para los medios durante apenas once días. El inversor y millonario neoyorkino -que también trabajó en el equipo de campaña y en el comité de transición- es un habitual de Davos y organiza desde hace años una exclusiva cata de caros vinos al margen del foro en el famoso Piano Bar. Es uno de los encuentros de esos días donde los más selectos invitados aprovechan para hacer 'networking' y contactos.

De hecho Scaramucci fue el año pasado el gran defensor de Trump en Davos, cuando el entonces presidente electo era el protagonista ausente de la cita en Suiza de la elite económica y política global. También era el blanco de muchos de sus dardos y el acicate de muchos de sus miedos.

Scaramucci aseguró entonces que Trump era un "increíble estratega" con "los mejores instintos políticos de su generación". El presidente es, prosiguió Scaramucci, un "pensador geopolítico", un "artífice de acuerdos" que valora las "relaciones humanas". Además, desdeñó el escepticismo de las elites en Davos. "Estos tipos están acostumbrados a presentaciones trajeadas y políticamente correctas", indicó en una entrevista a Bloomberg. Trump, agregó, "tiene un estilo de comunicación muy interesante".

Foto: Un sanitario toma la temperatura a un hombre en el Aeropuerto Internacional Nnamdi Azikiwe, en Nigeria, durante la crisis del ébola. (Reuters)

Las especulaciones sobre la visita del nuevo presidente a Suiza abarcan todo tipo de ámbitos. Algunos han apuntado incluso que Trump podría topar con dificultades para mantener su habitual dieta alimenticia, rica en hamburguesas de queso del McDonald's. Al parecer la única filial de la conocida cadena de comida rápida en Davos cerró hace unos años por falta de clientes.

Sin este establecimiento -que fue destrozado por manifestantes antiglobalización durante la cumbre de Davos del año 2000- Trump podría recurrir a otros restaurantes de McDonald's en el país alpino. Como explica el diario local Blick, una opción sería la filial del aeropuerto de Zúrich, donde aterrizará el avión "Air force one". Otra, el restaurante en la autopista A3 a la altura de Wollerau, por la que tendría que pasar el coche del presidente si hace mal tiempo y no puede recorrer el último tramo de su ruta en helicóptero. El golf es la otra gran pasión de Trump que podría verse temporalmente frustrada en Davos. El resort turístico alpino cuenta con un campo destinado a este deporte, pero lo más probable es que a finales de enero se encuentre completamente cubierto de nieve.

Más allá de Trump, la cita de Davos va a estar cargada esta edición de importantes personalidades del mundo político. Por parte de España ya han confirmado su presencia en el WEF el rey Felipe VI y el ministro de Economía, Luis de Guindos. Además, está previsto que intervengan en este foro el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el primer ministro indio, Narendra Modi. La organización prevé "350 líderes políticos, entre ellos más de 60 jefes de Estado y Gobierno, los presidentes y directores ejecutivos de las empresas más importantes del mundo y más de mil líderes de la sociedad civil, la ciencia y los medios de comunicación".

Donald Trump va a acudir a la cumbre de Davos, el foro por antonomasia de la elite política y económica mundial. El anuncio de que el presidente accederá a codearse con el 'establishment 'globalista, diana de sus más afiladas críticas, ha pillado a contrapié a la mayoría de los selectos participantes de este encuentro, que dudan de si el movimiento busca un acercamiento estratégico o si se trata de una mera provocación, un golpe mediático más del egocéntrico promotor del "America first", una excusa de Trump para defender su populismo proteccionista y nacionalista frente a la 'crème de la crème' de quienes más le detestan.

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