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Inundaciones y desastres ecológicos: el “arma secreta” china que tiene a India en vilo
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EL RÍO BRAHMAPUTRA, FOCO DE TENSIÓN

Inundaciones y desastres ecológicos: el “arma secreta” china que tiene a India en vilo

El Gobierno indio desconfía de las intenciones de su vecino, que utiliza el agua de sus ríos como herramienta de presión política. El conflicto está lejos de solucionarse

Foto: Vendedores de pescado toman un baño en las orillas del río Brahmaputra, que nace en el Tíbet y cuyo caudal supervisa China. (Reuters)
Vendedores de pescado toman un baño en las orillas del río Brahmaputra, que nace en el Tíbet y cuyo caudal supervisa China. (Reuters)

Después de más de dos meses de alta tensión en la cima del mundo, China e India acordaron a finales de agosto retirar sus ejércitos del disputado altiplano de Doklam, un pequeño enclave en la cordillera de los Himalayas. La resolución de la crisis fue recibida con alivio por la comunidad internacional, y fue interpretada como un triunfo diplomático entre dos grandes potencias tradicionalmente enemistadas. Sin embargo, meses después del enfrentamiento, algunos analistas han empezada advertir que China podría haber usado una poderosa arma para presionar a Nueva Delhi: su agua.

Según recogían medios locales, pocos días antes de anunciar la retirada de tropas, el Ministerio de Relaciones Exteriores indio explicó que, desde el inicio de la época de monzones, el gobierno no había recibido datos hidrológicos sobre el río Brahmaputra, que nace en la región china de Tíbet y atraviesa el noreste de India antes de desembocar en el delta del Ganges, en Bangladesh. La información es considerada clave para prevenir posibles inundaciones durante la época de lluvias en el noreste de India, donde se experimentaron distintos desbordamientos el último verano. Sólo en el estado indio de Assam, millones de personas se vieron afectadas por las riadas.

Foto: Soldados chinos custodian el paso de Nathu La, en la frontera con la India en el Himalaya, en julio de 2006. (Reuters)

“¿De dónde vino toda esa agua?”, se preguntaba, en declaraciones a la prensa local, el ministro de Educación estatal, en referencia a la opacidad china respecto al estado del Brahmaputra. Posteriormente China alegó que distintos motivos técnicos habían impedido la transmisión de información, pero varios oficiales de Bangladesh confirmaron a la BBC que el gobierno del país sí había recibido datos fluviales durante el mismo período.

Ante los hechos, una de las voces indias más críticas con China, el analista Brahma Chellaney, denunciaba en un artículo en Hindustan Times “el peligroso juego de poker con el agua” y su uso “como herramienta política” por parte de Pekín. “China parece haber usado el agua como arma en el caso del enfrentamiento de Doklam. Se trataría de un hecho preocupante, ya que la difusión de datos fluviales debería ser apolítica”, explica a El Confidencial Nilanthi Samaranayake, coautora de un estudio sobre la relación entre los países ribereños del Brahmaputra para el centro de investigación estadounidense CNA.

En el año 2000, el vencimiento de un embalse natural en la zona tibetana provocó distintas inundaciones en India, que se saldaron con 30 muertos y más de 50.000 personas desplazadas. Como resultado, el gobierno chino accedió a compartir información sobre el río con India y Bangladesh.

placeholder Vista del glaciar de Kharola, en el Tíbet. (Reuters)
Vista del glaciar de Kharola, en el Tíbet. (Reuters)

Trasvase paralizado

El analista Jabin Jacob, del Instituto de Estudios Chinos de Nueva Delhi, apunta que la distribución de información hidrológica “es una táctica de negociación” que China ha usado con los países ribereños del Mekong, donde el envío de datos “se ha visto frenado” y “vinculado” a otros puntos de negociación. En el caso indio, Jacob asegura que la opacidad “limita la capacidad de preparación” contra las inundaciones, pero matiza que el daño que puede causar esta medida es relativo, ya que la mayor parte del caudal proviene de las precipitaciones en el bando indio, y de los afluentes del Brahmaputra en la zona.

China también podría estar evitando compartir información hidrológica para eludir una mayor oposición internacional a las distintas presas que pretende construir en el curso del Brahmaputra. “Los datos son muy importantes para evaluar el auténtico impacto ecológico de los embalses construidos en la parte alta del río”, explica por teléfono Pichamon Yeophantong, experta en administración de recursos naturales de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia.

Foto: Una aldeana carga agua no apta para el consumo en medio de una grave sequía en Kunming, en la provincia china de Yunnan (Reuters).
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Muchos de los grandes ríos asiáticos tienen su origen en el Tíbet, y durante años los países ribereños han expresado su preocupación ante el control y la explotación china de los recursos hidrológicos. En el caso del Brahmaputra, los observadores indios se han opuesto a los distintos planes del gobierno chino para construir presas que puedan afectar el caudal del río, y a la posibilidad de realizar un trasvase de parte de sus aguas. Los expertos consultados apuntan que Pekín no pretende seguir con el proyecto, pero también resaltan que existe una gran desconfianza por parte de India.

“La mayoría de indios, incluido el gobierno, comparte la percepción que China controla el agua, y que tomará medidas que afectarán los intereses indios”, dice Satu Limaye, experto en política exterior de India y director del East-West Center, en Washington. De manera similar, Yeophantong apunta que existe una “auténtica preocupación” por “el bienestar de las personas” que viven en territorios bañados por el río.

placeholder La Presa de las Tres Gargantas sobre el río Yangtsé, en mayo de 2017. (Reuters)
La Presa de las Tres Gargantas sobre el río Yangtsé, en mayo de 2017. (Reuters)

Desconfianza mutua

Por otra parte, Yang Lu, experta en relaciones internacionales de la Universidad Tsinghua, en Pekín, tilda muchas de las críticas indias de “ruido”, y apunta que, debido a su desventaja geográfica, el país “se muestra muy nervioso” respecto a la disputa. De momento, la administración india ha mantenido una postura cautelosa ante el conflicto, para mantener abiertas las vías de diálogo y minimizar el riesgo de enfrentamiento. Las principales críticas contra China provienen de los partidos de la oposición y de la comunidad académica del país.

Sin embargo, algunos expertos también resaltan que cualquier crítica a las presas chinas puede poner a los líderes indios en una posición “complicada”. “No hay duda que el gobierno indio utiliza la construcción de presas y otras actividades para, entre otras cosas, consolidar su poder sobre Arunachal Pradesh”, explica Limaye. El analista se refiere a un territorio administrado por India y disputado por China, por el cual ambos países se enfrentaron en un breve conflicto en 1962, y que también es atravesado por el Brahmaputra.

Foto: Enfermeras cuidan de bebés abandonados en un centro de Delhi, India. (Reuters)

Las suspicacias sobre el uso del río, junto con las disputas territoriales abiertas entre los dos países, siguen dificultando cualquier posibilidad de cooperación. Jabin Jacob, del Instituto de Estudios Chino, en India, apunta que cualquier construcción de presas en la parte alta del Brahmaputra será considerado “un acto hostil”. “Dejaremos muy clara nuestra oposición”, explica. La profesora Yang Lu, por el contrario, descarta que el problema pueda provocar “nuevos conflictos” en la región, y destaca que ambos países se benefician de una buena relación bilateral.

Por su parte, Pichamon Yeophantong asegura que la diplomacia china es consciente de que “el Brahmaputra se puede convertir en un gran problema” y de la necesidad de China de “calmar los temores” de sus vecinos. “Si se mantiene la construcción de presas, la posibilidad de un conflicto es muy alta, especialmente considerando la situación de las relaciones después del enfrentamiento en Doklam, y el hecho de que la guerra de 1962 sigue marcando la relación bilateral”, comenta.

Después de más de dos meses de alta tensión en la cima del mundo, China e India acordaron a finales de agosto retirar sus ejércitos del disputado altiplano de Doklam, un pequeño enclave en la cordillera de los Himalayas. La resolución de la crisis fue recibida con alivio por la comunidad internacional, y fue interpretada como un triunfo diplomático entre dos grandes potencias tradicionalmente enemistadas. Sin embargo, meses después del enfrentamiento, algunos analistas han empezada advertir que China podría haber usado una poderosa arma para presionar a Nueva Delhi: su agua.

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