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Nadie quiere gobernar con Merkel: Alemania camina hacia nuevas elecciones
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el euro cae ante la falta de gobierno en berlín

Nadie quiere gobernar con Merkel: Alemania camina hacia nuevas elecciones

La Canciller estudia ahora si trata de gobernar en minoría para evitar las urnas, que podrían perjudicar aún más a su partido. Algunos creen que es el principio del fin de la Canciller

Foto: Merkel comparece en público tras el fracaso de las negociaciones, en Berlín, el 20 de noviembre de 2017. (Reuters)
Merkel comparece en público tras el fracaso de las negociaciones, en Berlín, el 20 de noviembre de 2017. (Reuters)

Las negociaciones para formar gobierno en Alemania han fracasado. El bloque conservador de Angela Merkel, los liberales y los verdes no han podido encontrar suficiente terreno común en las cinco semanas que llevan de conversaciones. Convocar nuevas elecciones es ahora la salida más viable, algo inédito en Alemania, un país que se precia de su estabilidad. El futuro de la canciller está en juego, al igual que el de Alemania y el de todo el continente.

El escenario que se perfila más viable es la convocatoria de nuevas elecciones. La opción que lo habría evitado -que el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz hubiese revisado su posición, tal vez por responsabilidad de estado, y aceptado entrar una gran coalición con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel- ha sido descartada de plano por esta formación. "No estamos disponibles para entrar en una gran coalición", ha manifestado Schulz

"Es un día para al menos hacer un profundo examen sobre el futuro de Alemania", aseguró la canciller en la medianoche del domingo al lunes, después de que el Partido Liberal (FDP) rompiese las negociaciones al no lograr avances. "Como canciller, como canciller en funciones, haré todo lo que esté en mis manos para asegurarme de que este país sigue estando bien gobernado en las próximas semanas, que serán difíciles", agregó con gesto serio y cansado, rodeada de una docena de sus colaboradores más cercanos.

El órdago ha fallado. Tras las elecciones del pasado 24 de septiembre, Merkel, que había cosechado el peor resultado de los conservadores en siete décadas, se lanzó a la única combinación que le auguraba un gobierno estable (porque los socialdemócratas se descartaron de inmediato y anunciaron su vuelta a la oposición). Se trataba de una coalición ínedita a nivel federal que excitó la imaginación en muchos altos despachos. Conservadores, liberales y verdes podrían dar a la locomotora europea un gobierno que apostase a la vez por dinamizar la economía y proteger el medio ambiente, que modernizase Alemania y revitalizase Europa. Un ejecutivo con las mejores cabezas de cada partido.

Foto: La canciller Angela Merkel a su llegada a las celebraciones por el Día de la Unificación Alemana, en Mainz, el 3 de octubre de 2017. (Reuters)

Pero la realidad ha sido tozuda. Los partidos han topado con escollos insalvables en cuestiones como la migración y los refugiados, el fin del diésel y el carbón o la política impositiva. La CDU se encuentra, en el plano ideológico, en el centro de un triángulo en cuyas esquinas se disponían los otros tres protagonistas de las conversaciones: los conservadores bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU), el FDP y Los Verdes. El partido de la canciller era percibido como capaz de llegar a acuerdos con cualquiera de las otras fuerzas, pero los postulados de las otras tres formaciones entre sí eran difícilmente conjugables. Los Verdes pedían el fin del uso del carbón, a lo que se negaban los liberales. Los ecologistas y los liberales exigían una ley de inmigración, algo que no querían los bávaros. Los liberales insistían en una rebaja de impuestos que conservadores y verdes veían excesiva.

"Podríamos haber alcanzado un acuerdo", consideró la canciller tras ver que los liberales se levantaban de la mesa y daban por rotas las negociaciones. Las conversaciones estaban ya muy avanzadas en los puntos más críticos, indicó Merkel.

"Mañana contactaré con el presidente [alemán, Frank-Walter Steinmeier], le informaré del estado de la situación y veremos cómo se desarrollan las cosas", explicó Merkel tras lamentar el fracaso de las conversaciones y prometer "responsabilidad". Las opciones son escasas. La única otra suma que conducía a un gobierno estable tras las elecciones de septiembre era la reedición de la gran coalición de conservadores y socialdemócratas que había conducido el país en la anterior legislatura (2013-2017). Pero el Partido Socialdemócrata (SPD), como suele suceder con los socios minoritarios en los gobiernos de coalición, obtuvo un pobre resultado electoral y, viendo que repetir alianza iba a erosionar aún más su imagen y su base electoral, anunció su marcha a la oposición. Era hora de renovarse y ejercer una oposición responsable, adujo su líder, el expresidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

placeholder Los candidatos de los verdes Cem Özdemir y Katrin Goering-Eckardt se dirigen a la prensa tras el fracaso de las conversaciones para formar Gobierno. (EFE)
Los candidatos de los verdes Cem Özdemir y Katrin Goering-Eckardt se dirigen a la prensa tras el fracaso de las conversaciones para formar Gobierno. (EFE)

¿Gobernar en minoría para evitar las urnas?

Descartada la gran coalición con el SPD, la otra opción sería tratar de que Merkel formase un gobierno en minoría. Legalmente es posible, porque el bloque conservador tiene apoyos suficientes como para que la líder cristianodemócrata sea elegida en una tercera ronda en el Bundetag. Pero el gobierno sería difícil, buscando apoyos variables en un parlamento más dividido que nunca.

Convocar nuevas elecciones en Alemania es una ruleta rusa. Nunca ha hecho falta recurrir a un adelantamiento electoral por este motivo desde 1949. En un país que se precia de ser el "ancla de la estabilidad" de Europa y que nunca ha formado un gobierno en minoría, hacer volver a los ciudadanos a las urnas puede resultar contraproducente para los partidos que estaban negociando la coalición. Según los expertos, las formaciones que sean percibidas como culpables del fracaso de las conversaciones serán castigadas en los siguientes comicios. Los alemanes premian la capacidad de sumar apoyos y saber trabar acuerdos mediante compromisos (aún a costa de ceder).

El presidente alemán alertaba este domingo de las inciertas consecuencias de un adelanto electoral. "No puedo ni quiero imaginarme que los partidos deseen asumir el riesgo de nuevas elecciones", aseguró Steinmeier en una entrevista en el diario Welt am Sonntag antes de que fracasaran al conversaciones. A su juicio, "los partidos tienen una responsabilidad y deben asumirla y no devolverla a los electores".

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Según un sondeo de Enmid de este domingo, el bloque conservador obtendría en estos momentos un 31 por ciento de los votos (dos puntos menos que en las elecciones de septiembre) y el SPD se mantendría en el 21 por ciento. Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) subirían unas décimas, hasta el 13 por ciento, Los Verdes repuntarían del 9 al 11 por ciento; los liberales caerían algo, hasta el 10 por ciento; y La Izquierda permanecería estable en torno al 9 %. Pese a las pequeñas variaciones, las sumas ideológicas siguen siendo difíciles. La irrupción de AfD ha dado al traste con la tradicional política de coaliciones en Alemania.

El colapso de las negociaciones no llega en buen momento para la canciller. Su CDU ha caído en las encuestas en las últimas semanas. Según algunos analistas, unos nuevos comicios podrían llegar a poner fin a su mandato. Podría ser el amargo final de la jefa de gobierno más veterana de Europa en estos momentos, la líder que ha dirigido de facto Europa desde la crisis financiera global de 2008.

La incertidumbre está afectando ya a Europa. El euro ha caído en el mercado continuo hasta su peor valor frente al dólar en tres semanas. La falta de un gobierno efectivo en Alemania limita en gran medida la capacidad de reacción en la UE y bloquea todos los esfuerzos de los últimos meses por renovar y reforzar el bloque. Las propuestas del presidente francés, Emmanuel Macron, para avanzar en la integración del euro, la estrategia de Bruselas para cohesionar a los 27 tras el Brexit, el intento de trabar una política de defensa común... Todo queda ahora en suspenso sin una Alemania operativa.

Las negociaciones para formar gobierno en Alemania han fracasado. El bloque conservador de Angela Merkel, los liberales y los verdes no han podido encontrar suficiente terreno común en las cinco semanas que llevan de conversaciones. Convocar nuevas elecciones es ahora la salida más viable, algo inédito en Alemania, un país que se precia de su estabilidad. El futuro de la canciller está en juego, al igual que el de Alemania y el de todo el continente.

Angela Merkel
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