Ultimátum a Londres sobre el Brexit: la UE quiere progresos en dos semanas
La paciencia de Bruselas se está agotando y exige resultados tangibles en las negociaciones. De lo contrario se cerrará la ronda de negociaciones sin tratar los temas que interesan a los británicos
A Bruselas se le está acabando la paciencia. Tras seis rondas de negociaciones con los británicos para tratar de lograr avances tangibles sobre los términos del divorcio entre ambas partes, los progresos son mínimos. Londres insiste en empezar a hablar ya del futuro y se resiste a plegarse a los plazos marcados por sus socios europeos. E insiste en pedir “flexibilidad”, sin asumir compromisos concretos.
La UE se ha cansado de este tira y afloja improductivo. Y ha dado hoy un ultimátum al Gobierno británico: dos semanas. Si en ese periodo no reaccionan y se logran “progresos suficientes, sinceros y reales” sobre las tres cuestiones clave -la factura del Brexit, los derechos de los ciudadanos y la frontera con Irlanda-, los europeos no se sentarán a discutir el futuro acuerdo que regirá las relaciones con Reino Unido.
“Hace falta progresos reales, sinceros, eso es lo que tengo que presentar (en diciembre). Y si no es el caso, continuaremos y retrasaremos la apertura de la discusión sobre el futuro”, ha explicado el negociador comunitario, Michel Barnier. Esto ya pasó en octubre y todo apunta a que va a volver a suceder en diciembre.
Si los europeos consideran que los británicos siguen sin dar pasos contundentes, no comenzarán las discusiones para pactar un posible periodo de transición para evitar que Reino Unido salga de golpe de la Unión Europea el 29 de marzo de 2019, a media noche “hora de Bruselas”, en palabras de Barnier. Tampoco se hablará nada sobre la relación futura y el acuerdo de asociación con el archipiélago.
El negociador británico, David Davis, ha vuelto a reivindicar que desde que arrancaron las conversaciones, se ha logrado “progresos significativo” en las tres cuestiones prioritarias, en las que se sigue trabajando y “explorando opciones para lograr un acuerdo”. No obstante, Davis consideró que para poder avanzar será necesario “una visión flexible y pragmática de ambas partes”.
A Bruselas se le está acabando la paciencia. Tras seis rondas de negociaciones con los británicos para tratar de lograr avances tangibles sobre los términos del divorcio entre ambas partes, los progresos son mínimos. Londres insiste en empezar a hablar ya del futuro y se resiste a plegarse a los plazos marcados por sus socios europeos. E insiste en pedir “flexibilidad”, sin asumir compromisos concretos.
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