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Niños, drones y gas: las nuevas armas del terrorismo yihadista en Europa
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la inteligencia alemana da la voz de alarma

Niños, drones y gas: las nuevas armas del terrorismo yihadista en Europa

La inteligencia alemana alerta de las nuevas formas que puede estar adoptando en el continente la hidra del yihadismo. Habría recibido un aviso "concreto" de un servicio amigo de fuera de la UE

Foto: Efectivos de la Policía Federal alemana durante el ensayo de un ataque terrorista químico en Berlín. (Reuters)
Efectivos de la Policía Federal alemana durante el ensayo de un ataque terrorista químico en Berlín. (Reuters)

La amenaza yihadista en Europa está mutando. Si en los últimos meses la mayoría de los ataques han sido atropellos múltiples con un vehículo, bombas o agresiones con arma blanca en la vía pública, los servicios secretos alemanes advierten ahora de que los islamistas radicales, en retirada en Siria e Irak, están estudiando nuevas formas de atentar en el continente, recurriendo a armas biológicas, drones con explosivos o menores de edad suicidas.

Las fuerzas de seguridad alemanas celebraron a mediados de este mes un nuevo simulacro de ataque terrorista en Berlín. Se trataba de medir su capacidad de respuesta ante un peligro que, como demostró el atentado en un mercadillo navideño de la capital el pasado diciembre, en el que murieron doce personas, está más que presente en el país. Fue el tercer ensayo que se lleva a cabo en lo que va de año en la mayor ciudad alemana. Pero éste fue distinto.

El escenario del entrenamiento era una supuesta exposición fotográfica dentro de un acto deportivo multitudinario en el estadio olímpico de Berlín. Pero el ataque no consistía en unos explosivos o un vehículo lanzado contra la multitud, sino en una mezcla de bacterias y la sustancia tóxica ricina. Un ataque biológico. Los equipos de emergencia montaron durante el simulacro un barracón de descontaminación y los agentes antiterroristas patrullaban con rifles de asalto y máscaras antigas. Entre los profesionales movilizados se encontraban, además de policía, fuerzas especiales, bomberos y sanitarios, un equipo de epidemiólogos del Instituto Robert Koch. Este organismo, referencia nacional para biomedicina, acoge entre sus departamento al Centro para Amenazas Biológicas y Patógenos Especiales (ZBS), una entidad que entre sus competencias lista "la identificación, valoración y gestión de posibles ataques bioterroristas".

El simulacro no era el resultado de hipótesis teóricas. La inteligencia ha recibido un aviso "concreto" de un servicio amigo de fuera de la UE

El simulacro no era el resultado de hipótesis teóricas. Según el diario 'Welt', la inteligencia alemana ha recibido un aviso "concreto" de un servicio amigo de fuera de la Unión Europea (UE) en el que se alerta de la posibilidad de que el terrorismo yihadista esté contemplando emplear en el viejo continente armas químicas y biológicas. Se apuntaba hacia el uso de gas cloro o ácido sulfhídrico en espacios públicos cerrados como aeropuertos, trenes o metros.

El Estado Islámico ya ha empleado este tipo de armas en el pasado. Según EEUU, el ISIS ha usado gas mostaza de fabricación propia en Siria e Irak contra militares y civiles en el pasado y tiene capacidad para seguir usándolo. Pero no sólo en los territorios que han ocupado en Oriente Medio. En julio, la policía australiana desarticuló una célula yihadista que preparaba una serie de atentados. Además de una bomba en un avión de pasajeros, los tres detenidos planeaban un ataque químico en Sídney.

El potencial de los vehículos autónomos

La inteligencia alemana teme además que para un ataque con agentes químicos o biológicos se pueda recurrir además en un futuro próximo a un dron o a un vehículo autónomo. "Una amenaza mucho más concreta son los sistemas semiautónomos o guiados, como los drones o o los vehículos terrestres no pilotados que ya están siendo usados o probados por grupos terroristas como el ISIS, en varios escenarios de guerra", alerta un reciente informe de la Academia Federal de Política de Seguridad (BKAS), un think tank de los servicios secretos alemanes.

Por eso, prosigue el documento, "se debe prestar mucha más atención al riesgo de que sean empleados para ataques terroristas, especialmente si se usan para dispersar material químico, biológico o radiológico", lo que multiplicaría las víctimas. El Pentágono ya está estudiando cómo responder ante ataques de este tipo, según publicó el 'New York Times' en septiembre.

placeholder Flores y velas cerca del mercadillo navideño de Berlín donde se produjo un ataque terrorista. (Reuters)
Flores y velas cerca del mercadillo navideño de Berlín donde se produjo un ataque terrorista. (Reuters)

El informe, firmado por el vicepresidente de la BKAS, Wolfgang Rudischhauser, destaca el cada vez más fácil acceso de los grupos terroristas a este tipo de equipamiento tecnológico, por la difusión progresiva de estas tecnologías y la caída de los costes de acceso ligado a su generalización. Además, advierte de su posible incorporación a ataques contra grandes concentraciones humanas como "conciertos de rock o estadios de fútbol", en donde su combinación con armas químicas o biológicas podría disparar el número de víctimas, así su incorporación a ataques contra "infraestructuras críticas" como "centrales eléctricas, embalses o cuarteles militares". Asimismo, el texto apunta la dificultad de frustrar este tipo de atentados. "Sería muy difícil defenderse de ellos, debido a su pequeño tamaño, especialmente si se usa un gran número de ellos de forma simultánea", en lo que se ha dado en denominar "bandadas de drones", concluye.

Una "nueva generación" de terroristas

A todos estos riesgos hay que añadir una nueva hornada de potenciales terroristas, según la inteligencia alemana. La pérdida de los territorios que había ocupado ISIS en Irak y Siria está provocando una huida masiva de militantes extranjeros y sus familias, de los que muchos tratarán de regresar a sus países. Los "retornados" adultos son muy peligrosos, por la combinación de radicalismo y experiencia de combate. Pero no hay que dejar de lado a los menores, que han crecido en un entorno de violencia y fuerte adoctrinamiento.

Estos niños "podrían convertirse en una nueva generación de yihadistas", aseguró este mes en una conferencia Hans-Georg Maaßen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), los servicios secretos alemanes del interior. "La sociedad debe tener muy en cuenta este riesgo y prepararse conceptualmente para afrontarlo", advirtió Maaßen. Lamentablemente, prosiguió, el país no cuenta con una estrategia coordinada que incluya al Gobierno central y a los Länder, a las fuerzas de seguridad, los servicios sociales y a los juzgados de la Familia.

Foto: Niños uzbekos reclutados por el Estado Islámico en una imagen distribuida por ISIS News Media, Siria, 2014.

Por eso, el responsable de los servicios secretos del interior pidió seguir avanzando en la línea de ciertas reformas legales implementadas en los últimos meses. Maaßen apeló a la clase política para que faciliten que las fuerzas de seguridad puedan intervenir las comunicaciones de menores de edad en diversos medios y para que se les pueda procesar por delitos relacionados con terrorismo si es preciso. Es importante que la "caja de herramientas" esté bien "surtida", argumentó el presidente del BfV.

De los siete atentados yihadistas que se perpetraron el año pasado en Alemania, tres fueron ejecutados por menores de edad

Según las estimaciones de los servicios secretos, más de 950 residentes en Alemania han viajado a Siria e Irak en los últimos años para unirse a las filas del ISIS. De ellos, algo menos de 200 eran mujeres y solo un 5%, cerca de 50, eran menores de edad en el momento del viaje. Otros muchos niños habrán nacido desde entonces. Alrededor de un tercio de todos los que marcharon ya han regresado. Y unos 150 han muerto, la mayoría en combate.

No se trata de una entelequia. De los siete atentados yihadistas que se perpetraron el año pasado en Alemania, tres fueron ejecutados por menores de edad. El ataque con cuchillo de febrero de una chica de 15 años en la estación central de Hannover. El ataque a un templo Sikh en abril en Essen, en el que tres personas resultaron heridas. Y el ataque con hacha y machete en un tren en Würzburg protagonizado en julio por un peticionario de asilo afgano de 17 años.

Menos conocido, pero aún si cabe más dramático, fue un intento de atentado en el mercadillo de navidad de Ludwigshafen en noviembre de 2016. El ataque no se llegó a producir porque el explosivo, de fabricación casera, no detonó. El presunto autor fue detenido, pero no se pudo presentar cargos en su contra por su edad. Tenía 12 años.

La amenaza yihadista en Europa está mutando. Si en los últimos meses la mayoría de los ataques han sido atropellos múltiples con un vehículo, bombas o agresiones con arma blanca en la vía pública, los servicios secretos alemanes advierten ahora de que los islamistas radicales, en retirada en Siria e Irak, están estudiando nuevas formas de atentar en el continente, recurriendo a armas biológicas, drones con explosivos o menores de edad suicidas.

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