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Merkel gana unas elecciones marcadas por el peligroso auge de la ultraderecha
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Merkel gana unas elecciones marcadas por el peligroso auge de la ultraderecha

La ultraderecha ha irrumpido en el Bundestag. Los conservadores, en un parlamento más fragmentado que nunca, van a sufrir para amalgamar una coalición de gobierno estable

Foto: La canciller Angela Merkel, tras valorar los resultados de las elecciones en la sede de la CDU, en Berlín. (Reuters)
La canciller Angela Merkel, tras valorar los resultados de las elecciones en la sede de la CDU, en Berlín. (Reuters)

Las elecciones alemanas han transcurrido, en gran medida, por la senda trazada por expertos y sondeos. Angela Merkel ha logrado su cuarta legislatura. La ultraderecha ha irrumpido con fuerza en el Bundestag y se ha hecho con la tercera posición. Los conservadores, en un parlamento más fragmentado que nunca, van a sufrir para amalgamar una coalición de gobierno estable para los próximos cuatro años. La opción mas probable es un tripartito inédito entre conservadores, liberales y verdes. Más allá de escaños y porcentajes, esto es lo que ha pasado.

[Resultados de las elecciones de Alemania por regiones]

Merkel, de nuevo canciller

La líder cristiano demócrata acusa algo los 12 años que lleva al frente del país, pero ha logrado ser reelegida para una cuarta legislatura. Igualará al final de este nuevo mandato al canciller que más tiempo gobernó Alemania, su mentor político, el recién fallecido Helmut Kohl (1982-1998). Merkel, que ha sobrevivido a la mayoría de líderes de cuando llegó a la escena internacional en 2005, cosecha otra victoria a pesar de decisiones muy controvertidas como los rescates griegos, su inicial política de puertas abiertas en la crisis de los refugiados o su gestión del fraude masivo en las emisiones de Volkswagen. Efectivamente, el 33% obtenido por la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU) es muy inferior al 41,5% que lograron hace cuatro años, pero desde entonces han pasado muchas cosas. Además, este Bundestag tiene seis partidos, frente a los cuatro del previo.

Merkel gana las elecciones en Alemania y la ultraderecha se convierte en tercera fuerza

Merkel sigue gustando en Alemania más allá de sus políticas concretas. Gusta su carácter, su forma de hacer política. El electorado alemán huye de fuegos artificiales y grandes promesas. Prefieren alguien sobrio y predecible al que creen capaz de hablar de tú a tú con otros líderes internacionales, de defender los intereses de su país y de tomar, llegado el momento, las mejores decisiones. De hecho, el bloque conservador ha tirado en campaña de la imagen de 'Mutti' (mamá) Angela en lugar de proponer medidas concretas o fijar objetivos.

La reelección de Merkel implica, en primer lugar, continuidad. Tanto en la política interna alemana como en su estrategia para Europa. Independientemente de cuál sea la coalición que acabe formándose tras los resultados de las elecciones. Cancillería es quien traza las líneas maestras del Ejecutivo.

La ultraderecha, tercera fuerza en el Bundestag

Por primera vez desde la derrota del régimen nazi en 1945, un partido ultraderechista va a sentarse en el parlamento alemán. Y, con el 13% de los votos, como tercera fuerza. El hecho en sí es ya un aldabonazo contundente, especialmente en Alemania. Son una formación claramente islamófoba, nacionalista, xenófoba y euroescéptica. Uno de sus dos candidatos a la cancillería, Alexander Gauland, llamó recientemente a sentirse "orgullosos" de las acciones del ejército alemán durante la II Guerra Mundial. Su otra candidata, Alice Weidel, calificó hace años en un correo electrónico al Gobierno de "cerdos" y "marionetas de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial". Otro de sus líderes, Björn Höcke, aseguró que era una "vergüenza" haber levantado el Memorial a las Víctimas del Holocausto en el centro de Berlín, junto a la Puerta de Brandeburgo.

Sus propuestas políticas van desde la prohibición de los minaretes a la suspensión de la convención de Ginebra para no tener que acoger refugiados. Quieren rebajar la edad penal a los 12 años, prohibir todo tipo de velos y llegar a acuerdos con terceros países para que los extranjeros que sean condenados en Alemania cumplan sus penas de cárcel allí. Además, creen que varios países deberían abandonar la eurozona y que el contribuyente alemán no debería contribuir a posibles nuevos rescates de otros países.

Está descartado que AfD pueda sumarse a una coalición de gobierno. Son unos apestados en la política alemana de los que todas las fuerzas se distancian de forma ostensible. Pero gracias a este resultado, además de tener un perfecto altavoz para sus mensajes, van a empezar a ingresar grandes cantidades de dinero público y a ocupar importantes puestos en la Administración de la primera potencia europea. Si finalmente se formase una gran coalición —algo que en principio los socialdemócratas han descartado—, entonces AfD pasaría a ser líder de la oposición. En los debates parlamentarios, sería la ultraderecha la primera en dar la réplica a Merkel.

placeholder Protesta contra AfD ante el edificio donde se congregó el partido tras las elecciones. (Reuters)
Protesta contra AfD ante el edificio donde se congregó el partido tras las elecciones. (Reuters)

Difícil coalición

Con los resultados del domingo sobre la mesa, las coaliciones posibles se reducen a dos. Y ninguna de ellas parece fácil. La primera sería la reedición de la actual gran coalición entre los conservadores y el Partido Socialdemócrata (SPD). Esta es la fórmula que ha gobernado Alemania en ocho de los últimos 12 años, en dos de la tres legislaturas de Merkel. Pero es una alianza contra natura, por transversal, y de hecho, hasta la llegada de la líder cristianodemócrata, solo se había empleado una vez en la historia reciente de la República federal. Además, el líder socialdemócrata, Martin Schulz, anunció tras conocer los resultados que a su partido le tocaba ir a la oposición a renovarse.

Queda sobre la mesa, en principio, tan solo la segunda opción. Un tripartito inédito y también transversal. La unión de conservadores, liberales y ecologistas. Se le denomina coalición Jamaica, porque a sus integrantes se les ha asignado por tradición, respectivamente, los colores negro, amarillo y verde. Las negociaciones se prevén muy complejas. La legislatura, tormentosa. Los conservadores de Merkel podrían llegar a entenderse sin grandes problemas con estos dos partidos menores por separado. Pero liberales y verdes disienten entre ellos en cuestiones esenciales como el cambio climático, el aspecto social o la apuesta por Europa.

El líder liberal, Christian Lindner, aseguró tras conocer los resultados que mantiene con Los Verdes "semejanzas, aunque también diferencias". La candidata verde, Katrin Göring-Eckardt, destacó la distancia de su formación y los liberales en cuestiones medioambientales y sociales. Pero ninguno de los dos cerró la puerta por principio. Ambos, en una aparición conjunta con el resto de candidatos en la televisión pública ARD, emplearon la palabra "responsabilidad". Poco antes, Merkel había hablado de la necesidad de formar un Gobierno estable.

Los partidos alemanes son muy pragmáticos y, con tal de no llegar a nuevas elecciones, pueden acceder a negociaciones de coalición a primera vista impensables. Lo que es previsible es que cualquier tipo de acuerdo se haga esperar. Las últimas negociaciones entre la CDU/CSU y el SPD se prolongaron unos tres meses. Las elecciones fueron el 22 de septiembre y Merkel no fue nombrada canciller hasta el 17 de diciembre. Por el camino, se suscribió un acuerdo de coalición de un centenar de páginas que explicitaba todas las medidas que se iban a adoptar en la legislatura. Y, en su mayoría, se han sacado adelante.

Los socialdemócratas, bajo mínimos

Los socialdemócratas no logran salir del bache en el que cayeron hace tres legislaturas, cuando acabó la era Schröder. Cierto que han logrado auparse al gobierno en ocho de los últimos 12 años, que han irrumpido nuevos partidos menores y que en la comparativa europea de sus formaciones hermanas no están tan mal, pero este ha sido un pésimo resultado. Por debajo del 21%. Se equivocaron en la estrategia de campaña y en su candidato, el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, quien pese al idilio inicial con los sondeos, no ha estado a la altura.

Lo mejor para el SPD sería volver a la oposición —poner pie en pared frente a cualquier amago de gran coalición— y buscar un nuevo liderazgo para regresar con fuerza en las próximas generales, en principio en 2021. Quizás entonces Merkel ya no se presente y el país esté pidiendo el cambio que ahora no desea. Esto tendría además la ventaja para el sistema de que los socialdemócratas serían los líderes de la oposición, cerrándole esa ventana de propaganda a la ultraderecha. Pero puede ser que el SPD se vea abocado a volver a aliarse con los conservadores si fracasa un intento de Jamaica. La posibilidad no está totalmente descartada. La responsabilidad de Estado (y el atractivo de las carteras ministeriales) puede rendir a corto plazo, pero erosionará aún más el deteriorado perfil político de los socialdemócratas.

placeholder El líder del SPD, Martin Schulz, y la canciller Merkel, en debate tras conocerse los resultados, en Berlín. (Reuters)
El líder del SPD, Martin Schulz, y la canciller Merkel, en debate tras conocerse los resultados, en Berlín. (Reuters)

Los liberales vuelven al parlamento

El FDP vuelve al Bundestag tras cuatro años en el infierno extraparlamentario. La fuerza que más años ha estado en el Gobierno desde los inicios de la República federal —como partido bisagra con los conservadores y los socialdemócratas— supera el castigo que sufrió en las urnas en 2013 tras una legislatura en la que dio una pésima impresión como socio minoritario.

Con una imagen renovada y un nuevo liderazgo, los liberales vuelven a tratar de ser decisivos en la política alemana. Queda ver si, más allá de los estudiados carteles de la campaña, son capaces de estar a la altura de las circunstancias. Si el partido tiene sustancia o es tan solo una plataforma vacía de ideas para su telegénico líder, Christian Lindner.

Sin novedades en política europea

La clara victoria de los conservadores de Merkel no da lugar a que puedan esperarse grandes cambios en la política europea. Berlín mantendrá el rumbo en las grandes cuestiones y la característica principal de los próximos cuatro años será, a juicio de los expertos, el continuismo. Habrá avances en planteamientos como los del presidente francés, Emmanuel Macron, pero con un claro acento francés. Las expectativas de saltos cualitativos de algunos socios y de Bruselas se verán en gran medida defraudadas.

Por ejemplo, es probable que prospere la propuesta de crear la figura del ministro de Finanzas para el euro. Pero seguramente Merkel fuerce que este tenga competencias para controlar el déficit. También es posible que salga adelante el presupuesto para la eurozona, pero que Berlín logre que las inversiones comunes estén ligadas a la aplicación de reformas. Por su parte, la unión bancaria y fiscal seguirá avanzando con lentitud y de forma reactiva. La integración en el área de la Defensa y Seguridad común dará también sus primeros pasos.

La elección de uno y otro socio de gobierno podría, sin embargo, introducir matices en las lineas maestras de la política europea de Berlín. Los socialdemócratas y los verdes son más proeuropeos que los liberales. Los primeros quieren más inversiones comunes en el bloque, mientras que los segundos recelan de cualquier medida que pueda comprometer las finanzas alemanas. Pero serán en todo caso distintos énfasis. En los últimos 12 años, Merkel ha gobernado alternativamente con el SPD y con el FDP y, de cara a sus socios comunitarios, no se han percibido grandes variaciones.

Foto: Un cartel electoral de la canciller Angela Merkel en Berlín. (Reuters)
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Antonio Martínez. Berlín

Sin noticias de Moscú

Pese a que Berlín ha advertido durante meses de la posibilidad de que el Gobierno ruso tratase de influir en estas elecciones, como presuntamente hizo en las estadounidenses y en las francesas, la intervención no se ha materializado. Ni se ha producido un gran ciberataque contra las instituciones públicas ni se ha filtrado durante la campaña información previamente robada que pudiese decantar la balanza.

La propia Merkel había advertido sobre el "papel" que podía jugar Moscú en estos comicios. Los servicios secretos habían alertado al respecto en múltiples ocasiones. El Ministerio de Interior aseguró a unos días de las elecciones que la amenaza estaba ahí y que pendía sobre Alemania hasta que concluyese el escrutinio. Unos dirán ahora que las medidas de seguridad que se pusieron en marcha hace meses han dado resultado. Otros, que nunca trataron de afectar al proceso democrático alemán. La mayoría nunca sabrá qué pasó realmente.

Las elecciones alemanas han transcurrido, en gran medida, por la senda trazada por expertos y sondeos. Angela Merkel ha logrado su cuarta legislatura. La ultraderecha ha irrumpido con fuerza en el Bundestag y se ha hecho con la tercera posición. Los conservadores, en un parlamento más fragmentado que nunca, van a sufrir para amalgamar una coalición de gobierno estable para los próximos cuatro años. La opción mas probable es un tripartito inédito entre conservadores, liberales y verdes. Más allá de escaños y porcentajes, esto es lo que ha pasado.

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