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La pesadilla de los ciudadanos de Hong Kong: que sus asistentas se conviertan en yihadistas
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musulmanas de indonesia SIMPATIZAN CON EL ISIS

La pesadilla de los ciudadanos de Hong Kong: que sus asistentas se conviertan en yihadistas

Facebook, Instagram y Twitter son las redes sociales más empleadas por los radicales para atraer a las musulmanas inmigrantes de Indonesia e iniciar un supuesto noviazgo `online´

Foto: Musulmanas rezando durante el ramadán en Victoria Park, Hong Kong. (Reuters)
Musulmanas rezando durante el ramadán en Victoria Park, Hong Kong. (Reuters)

Hong Kong se ha convertido en el cuarto destino más popular para los indonesios que buscan trabajo en el extranjero, solo precedido por Arabia Saudí, Malasia y Taiwán. Debido a la inmigración, la comunidad indonesia musulmana en Hong Kong se ha triplicado desde el año 2000. De los 153.000 indonesios que viven en Hong Kong, la inmensa mayoría son mujeres. El 95% de las inmigrantes trabajan como empleadas del hogar: niñeras, cuidadoras sociales y limpiadoras, que se han convertido en un afluente de mano de obra barata y fácil de subordinar

O no. Según un reciente informe del Institute for Policy Analysis of Conflict (IPAC), un ´think tank´ con sede en Indonesia, en Hong Kong ya hay al menos cincuenta empleadas domésticas procedentes de Indonesia con vinculaciones al Estado Islámico. Algunas se han unido a la yihad contrayendo matrimonio con combatientes del ISIS. Otras utilizan la causa islámica para empoderarse en una sociedad en la que no encajan culturalmente. La vulnerabilidad de las inmigrantes indonesias ante el reclutamiento yihadista se ha convertido en objeto de estudio para los expertos. El informe del IPAC analiza las posibles causas y consecuencias de este fenómeno.

Foto: Farid Benyettou, un yihadista arrepentido que lucha ahora contra la radicalización. (CPDSI)

De la minifalda al hiyab

Conforme crece la comunidad islámica inmigrante, se multiplican los grupos de estudios islámicos para mujeres, un fenómeno que surgió en torno al año 2000 en respuesta a la "alarmante" cristianización del colectivo inmigrante en Hong Kong. El duro proceso de adaptación sociocultural llevó a las propias inmigrantes a buscar clérigos musulmanes que les guiasen y les ayudasen a mantenerse fieles al islam en medio del proceso de adaptación a una nueva cultura. Cientos de imanes de Indonesia y Pakistán respondieron a sus peticiones y se instalaron a Hong Kong con el objetivo de erradicar cualquier tendencia hacia el cristianismo por parte de las inmigrantes indonesias e iniciaron una intensa actividad de publicaciones, distribución de libros, charlas y reuniones de rezos. A día de hoy, la demanda de clérigos musulmanes es tan alta que la Unión Islámica de Hong Kong (IUHK) ya no puede satisfacerla.

De las doscientas asociaciones indonesias en Hong Kong, la mitad son grupos de dakwah, lugares de encuentro que ayudan a las inmigrantes a familiarizarse con la cultura hongkonesa, evitar las tentaciones que ofrece y reafirmarse en sus creencias. El despegue definitivo se produjo con las reuniones de Victoria Park, cuando los grupos de estudio se trasladaron a un parque público de Hong Kong al que acudían las empleadas domésticas en su día libre: los domingos. A cada mujer que acudía se le pedía que trajese a una amiga el siguiente domingo. Se formó así una cadena en constante crecimiento. Pasaban todo el domingo juntas y las reuniones finalizaban con una cena. Se tocaban muchos temas –cotilleos de famosos, problemas en el trabajo, peleas familiares, modas islámicas–, convirtiéndose así el grupo en una especie de familia temporal que llenaba el vacío.

Las reclutadas no siempre llevaban un modo de vida "islámico", pero empezaron a transformarse a raíz de estas reuniones tan populares. En ocasiones invitaban a mujeres que pasaban por la calle a que se unieran. Ellas les contestaban que no se sentían cómodas leyendo el Corán en minifalda. Las integrantes del grupo les ofrecían amablemente un sarong para taparse, y estas acababan accediendo. La rápida expansión de estos grupos desde el año 2000 en adelante facilitó que el activismo pronto se extendiera a todo el espectro ideológico del islamismo, incluyendo el yihadista. Cuando conseguían captar a una mujer del grupo, muchas de sus amigas acababan por unirse.

placeholder Conforme aumenta la cifra de creyentes, se multiplican las oportunidades para comercializar el islam. (Reuters)
Conforme aumenta la cifra de creyentes, se multiplican las oportunidades para comercializar el islam. (Reuters)

Noviazgo yihadista 'online'

El conflicto en Siria fue lo que disparó la popularidad del ISIS. Los combatientes del ´califato´ empezaron a ser vistos como héroes de la yihad frente a las atrocidades del régimen de Al-Assad y la escalada de víctimas civilies suníes. Muchas inmigrantes indonesias dieron el paso y juraron fidelidad al gobierno de Al Bagdadi, ofreciendo también ayuda económica y logística para ayudar a los combatientes a llegar hasta Siria.

Buscando información en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram, muchas de ellas dieron con perfiles yihadistas y entablaron conversaciones con ellos. Una gran parte han acabado en noviazgos y matrimonios ´virtuales´, una práctica que se ha ido popularizando entre las novias de la yihad. Además de ayudar a los combatientes a llegar a Siria, las mujeres radicalizadas de Hong Kong trataban de unirse al califato para acompañar a sus maridos. El informe constata que al menos cuatro lo lograron, ocho fueron deportadas en sus países de origen o en puntos intermedios como Turquía y dieciséis regresaron a Indonesia para casarse con yihadistas. El caso más grave fue el de diciembre de 2016, cuando dos de ellas fueron arrestadas en Jakarta por intento de atentado suicida.

Si bien las propias activistas indonesias utilizan el matrimonio para servir a la causa yihadista, sus novios explotan su vulnerabilidad para aprovechar al máximo los recursos que ellas ofrecen. Para los yihadistas, las empleadas domésticas constituyen una fuente de ingresos estable y una conexión clave para llegar a Siria por su experiencia transnacional y su dominio de dos o más idiomas. Muchas se han convertido en verdaderas referencias para futuros terroristas por su rigurosa formación islámica y su amplitud de contactos en la red yihadista.

Foto: Una mujer llora tras el atentado de Finsbury Park, en Londres. (Reuters)

Agencias de empleo manipuladoras

Una parte de la responsabilidad recae en las agencias indonesias de empleo en el extranjero. Para desbancar al negocio filipino, estas agencias presentan a las inmigrantes indonesias como empleadas dóciles y moldeables, dispuestas a trabajar por un sueldo miserable y sin exigir derechos laborales. Las propias agencias se encargan de confiscar los manuales sobre derechos del inmigrante que el Gobierno de Hong Kong distribuye en el aeropuerto a su llegada. Aunque el bajo salario y la explotación laboral no parecen ser factores directos de la radicalización, sí tienen un impacto en la creación de grupos activistas islámicos para defender sus derechos.

Por otro lado, las precariedades del empleo y el mal trato de sus patrones conducen a las inmigrantes indonesias a una situación socioeconómica frágil y un estilo de vida opuesto al de sus raíces islámicas y conservadoras. Este fue el caso de Ayu, una de las radicalizadas más destacadas, que fue despedida por dos de sus patrones en Hong Kong y acabó refugiándose en las drogas y el alcohol. Tras haber tocado fondo y huir de su marido, quiso rehacer su vida y vivir la fe con mayor pureza. Se unió a un foro islamista, acudió a conferencias e indagó en Facebook sobre la purificación mediante el islam. En una de sus búsquedas, le llamó la atención un tema en concreto: los musulmanes víctimas de la guerra.

El conflicto de Siria absorbió a Ayu por completo y empezó a seguir a líderes yihadistas en sus cuentas de Facebook. Allí conoció a su nuevo marido, un yihadista también de Indonesia. Se casaron en 2013. Su nuevo matrimonio le permitió expandir su red de contactos internacionales y se lanzó a publicar su primer análisis sobre la yihad en Siria. Su reputación creció hasta el punto de convertirse en una referencia para los yihadistas de Indonesia, que consultaban a Ayu las rutas más seguras para llegar a Oriente Medio y combatir para el ISIS. La historia de Ayu, como otras tantas, está marcada por el aislamiento social, que impulsa a las inmigrantes a buscar información por su cuenta y acudir a los únicos dispuestos a aconsejarlas: los ideólogos de la yihad.

¿Y si el ISIS pierde la batalla?

Una vez se produce la radicalización, es difícil que un extremista retire su apoyo a la ideología yihadista. La autora del informe, Nava Nuraniyah, explicó a El Confidencial que las derrotas territoriales del ISIS en Irak y Siria no han minado la moral de las indonesias radicalizadas, sino que han desviado su atención hacia Marawi, Filipinas, donde se está librando una batalla infernal entre el Gobierno filipino y los grupos yihadistas Maúte y Abu Sayaff. Nuraniyah señaló que al menos dos trabajadoras indonesias inmigrantes están casadas con yihadistas vinculados a la batalla de Marawi y los entrenamientos militares en la isla de Basilan. La diferencia entre Filipinas y Siria es que en Marawi aún no se ha formado la `wilayah´, un gobierno islamista que acoja a las familias de los combatientes.

Por consiguiente, es cuestión de tiempo que este o un tercer conflicto yihadista empiece a ganar peso y seduzca a nuevas extremistas. La clave, dice Nuraniyah, está en la propia comunidad musulmana de Hong Kong. Cuando una indonesia es arrastrada a un grupo radical, sus amigas musulmanas son las primeras en percatarse. Algunas de ellas confesaron estar enteradas de los planes sobre Siria de sus compatriotas, pero se sintieron incapaces de disuadirlas. Las reuniones dakwah de los domingos podrían desempeñar un papel preventivo si en ellas se explicara los peligros de la radicalización y los métodos que emplean los yihadistas para reclutar a mujeres.

De momento, Hong Kong no ha tomado medidas contra el velo islámico o las reuniones religiosas de los domingos, sino que ha preferido mantener la libertad de expresión por encima de cualquier amenaza yihadista. En agradecimiento, muchas mujeres han empezado a colaborar con la policía: un grupo salafista incluso llegó a invitar a agentes policiales a su reunión para disipar cualquier duda sobre su conexión con radicales. La solución, por tanto, no depende únicamente de lo que ocurra en Siria o Filipinas, sino que parte del epicentro donde las mujeres inmigrantes se radicalizan: el país de acogida.

Hong Kong se ha convertido en el cuarto destino más popular para los indonesios que buscan trabajo en el extranjero, solo precedido por Arabia Saudí, Malasia y Taiwán. Debido a la inmigración, la comunidad indonesia musulmana en Hong Kong se ha triplicado desde el año 2000. De los 153.000 indonesios que viven en Hong Kong, la inmensa mayoría son mujeres. El 95% de las inmigrantes trabajan como empleadas del hogar: niñeras, cuidadoras sociales y limpiadoras, que se han convertido en un afluente de mano de obra barata y fácil de subordinar

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