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Un asesinato cada 20 minutos: México vuelve a su máxima violencia en la 'guerras narco'
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2017 puede ser el peor año de su historia

Un asesinato cada 20 minutos: México vuelve a su máxima violencia en la 'guerras narco'

La detención del 'Chapo' Guzmán y la renovación de caras en la administración están provocando un reajuste brutal en el panorama del narcotráfico. El resultado: muertes al nivel de 2011

Foto: Policías de paisano vistos desde un vehículo tiroteado en Michoacán, en enero de 2015. (Reuters)
Policías de paisano vistos desde un vehículo tiroteado en Michoacán, en enero de 2015. (Reuters)

La historia de Miriam Elizabeth Rodríguez no es una nota al pie de página más dentro del océano de sufrimiento generado por el narcotráfico en México. Y hasta cierto punto, su ejemplo era un rayo de luz para las víctimas. La “señora Miriam”, como era conocida en el pequeño municipio de San Fernando, ubicado en el peligroso Estado de Tamaulipas, logró en 2014 encontrar en una fosa clandestina los restos de su hija desaparecida hacía dos años, además de entregar a la policía información que puso entre rejas a los 14 miembros del Cártel de Los Zetas que estaban involucrados en el crimen. “Era un símbolo de esperanza que siguió luchando contra la violencia de los cárteles tras encontrar a su hija. Por eso la mataron”, dice a El Confidencial una fuente cercana a esta familia a la que la narcoviolencia ha segado la vida de dos de sus cinco integrantes en sólo un lustro.

La señora Miriam fue asesinada el 10 de mayo de este año. Su frágil cuerpo recibió diez impactos de bala cuando se disponía a entrar en casa. Según afirma la rumorología en San Fernando, una pequeña población de algo más de 30.000 habitantes en la que “todos se conocen”, la señora estaba detrás de una página web en la que presionaba al capo de Los Zetas local, exponiendo fotos de su vida privada para que dejara de secuestrar a más personas en su población. “Siento que esto presionó a Los Zetas, así que decidieron quitarse de en medio a una mujer de hierro que con su activismo se había convertido en un estorbo para ellos”, dice esta persona que por motivos de seguridad prefiere preservar su anonimato.

Foto: La familia asesinada en Pinotepa, incluyendo a un bebé de siete meses.

Creadora del Colectivo de desaparecidos en San Fernando, de unos 600 miembros, la narcoviolencia la transformó en una reconocida activista en México en defensa por los derechos humanos, una lucha que continuó después de haber encontrado el cuerpo de su hija Karen Alejandra. “Una vez halló a su hija, ella decía que no iba a descansar hasta acabar con todos los secuestradores”, agrega esta fuente sobre un crimen de lesa humanidad, la desaparición forzada, de la que no se sabe cuántas víctimas se ha cobrado en México. De acuerdo con datos oficiales son más de 25.000 desaparecidos, mientras que organizaciones civiles calculan que hay más de 300.000 casos, es decir, una cifra similar a toda la población de La Rioja o de Valladolid.

Y al igual que en otros asesinatos de personas de reconocimiento público que estaban amenazadas por el narco, como en el caso del afamado periodista Javier Valdez, quien fue brutalmente asesinado este año en Sinaloa, Miriam Rodríguez no gozaba de protección policial alguna y, además, su asesinato sigue aún hoy impune, al igual que ocurre con más de del 90% de los crímenes que se cometen en México.

“Decían las autoridades que la policía patrullaba dos o tres veces al día por su casa, pero yo nunca vi pasar a nadie. Y de su crimen por ahora atraparon solo a dos de los cuatro involucrados a pesar de que tienen identificados a los otros dos asesinos”, lamenta este vecino de una población en la que “todos directa o indirectamente hemos sido golpeados por la violencia”. “No hay otra forma de decirlo: San Fernando huele a muerte”, concluye.

Además de sesgar una de las principales voces contra la narcoviolencia, el asesinato de Miriam Rodríguez es también uno más de los 11.155 homicidios que han ocurrido en México en los primeros cinco meses del año, según datos oficiales, algo más de un 30% superior a las cifras del mismo periodo de 2016 y un número que de seguir esta tendencia va camino de pulverizar el récord de 27.213 muertos en 2011, año en el que México mantenía oficialmente una guerra contra las drogas. De media van 74 asesinatos al día o, visto de otro modo, un muerto aproximadamente cada 20 minutos entre enero y mayo de 2017.

placeholder Personal militar vigila una prisión militar que alberga a narcos importantes en Ciudad Juárez, en mayo de 2017. (Reuters)
Personal militar vigila una prisión militar que alberga a narcos importantes en Ciudad Juárez, en mayo de 2017. (Reuters)

La 'balcanización' del narco

Paco Cobos, corresponsal de Univisión en México da buena cuenta de ello con su trabajo diario. Aunque cubre todo tipo de noticias, Cobos está especializado en información relacionada con el narcotráfico y la violencia. Y desde que inició 2017, su cobertura de atroces asesinatos y de secuestros ha aumentado de manera exponencial. “Hace un año cubría temas de inmigración y noticias más soft y de interés humano porque el flujo de violencia había bajado. Pero de enero a esta parte del año los crímenes y la delincuencia común se han desatado”, dice este reportero que constantemente viaja por todo el país para cubrir cubre diferentes noticias a lo largo de la extensa república mexicana.

Son varios los factores que están detrás de esta ola de violencia. A diferencia con la narcoguerra de 2011, donde un puñado de cárteles se repartían los territorios, actualmente hay una recomposición y lucha de mandos en las organizaciones delictivas que está provocando duros enfrentamientos entre los grupos por hacerse con el control de las “plazas”. “El Cártel Jalisco Nueva Generación, por ejemplo, no existía en 2011 y es una escisión del Cártel de Sinaloa que ha crecido de manera exponencial. O Los Zetas también se han dividido en la facción ‘la vieja escuela’ y el Cártel de Noroeste y se están peleando por territorio”, explica Cobos sobre está 'balcanización' del narco que provoca una mayor inestabilidad en México.

Al mismo tiempo está la detención en 2016 de Joaquín Guzmán Loera, más conocido como ‘El Chapo’ Guzmán, lo que ha desatado una guerra dentro del Cártel de Sinaloa entre los hijos del ‘Chapo’ y la facción que dirige Dámaso López, alias ‘el Licenciado’, quien fue detenido en un barrio pudiente de la Ciudad de México en mayo.

Foto: Soldados mexicano en un 'checkpoint' en la ciudad natal del Chapo Guzmán, en el estado de Sinaloa (Reuters).
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“Mientras ‘El Chapo’ estaba libre, no había delitos porque el poder estaba en sus manos. Pero su detención generó una situación de descontrol que ha desatado una ola de violencia y disparado la delincuencia común en Sinaloa”, añade este periodista, que anduvo por dicho estado dos semanas antes de que asesinaran a Javier Valdez. Cobos le hizo una de sus últimas entrevistas antes de que le dispararan hasta doce veces el 15 de mayo de este año. “Es la última vez que he estado en Sinaloa y sí, se veía que después de una época de relativa paz la población estaba mucho más temerosa”, agrega.

Igualmente, hay un factor curioso que también explica el repunte que vive la violencia en el país: la elección de nuevos gobernadores en los estados y alcaldes en los municipios recrudece la crueldad de los narcotraficantes. Al entrar un nuevo equipo de gobierno a nivel local, se rompen los pactos y compromisos entre las diferentes administraciones con las organizaciones criminales, por lo que los delincuentes coaccionan a los nuevos gobernantes subiendo el grado de violencia con el fin de renovar o mejorar dichos acuerdos. Desde junio de 2016 hasta la fecha ha habido elecciones en unos 900 municipios y en 17 estados de los 32 existentes.

“Es un patrón que se repite cuando hay un cambio de administración. Entramos en una especie de impasse en el que se vislumbra si el nuevo gobierno es susceptible de ser amedrentado y ver qué nivel de apoyo tienen de las fuerzas federales”, explica Erubiel Tirado, experto en seguridad nacional y profesor de la Universidad Iberoamericana, una de las principales instituciones educativas en el país. Y desde su experiencia como reportero, Cobos confirma esta teoría: siempre que hay un cambio de gobierno, aunque sea del mismo partido, hay un descontrol que dura unos meses”, afirma.

El narco Dámaso Lopez

Política débil y falta de estrategia

A pesar de que México lleva invertidos millones de dólares para fortalecer su ejército y combatir a las organizaciones criminales, el aumento del gasto ha servido de poco en los últimos años. Entre 2012 y 2016, el país azteca ha elevado su presupuesto en Defensa casi un 25%, sin embargo, la cifra de homicidios ha bailado en una horquilla que va desde los 20.000 hasta los 26.000 asesinatos por año. Es más, en 2016 pasado registró 23.000 homicidios y, por ello, fue declarado como el segundo país más peligroso del mundo después de Siria, según un estudio desarrollado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, un think tank.

“Es evidente que atravesamos una flagrante crisis de inseguridad. Deberíamos de tener una estrategia integral para atacar las estructuras intermedias de los cárteles, en vez de simplemente enfocarnos en capturar a los cabecillas de las organizaciones criminales para mostrarlos ante la prensa nacional e internacional”, dice Tirado.

Y como casi todo en México, la corrupción es uno de los principales obstáculos para combatir la violencia, ya que el poder del narcotráfico también acaba filtrándose entre los cuerpos de seguridad del Estado, lo que debilita su capacidad de actuación y merma la credibilidad ciudadana. “Este Sexenio se acabó después de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, cuando se hizo evidente como los tres niveles de gobierno -federal, estatal y municipal- estaban coludidos al poder de los narcotraficantes”, explica Tirado, sobre un caso que afectó gravemente la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto y del que todavía quedan varias incógnitas por resolver para entender qué ocurrió con los jóvenes desaparecidos.

A pesar del notorio rebrote de la violencia, desde las principales metrópolis del país no se respira un clima de preocupación similar al de 2011, el año con más homicidios, cuando el presidente Felipe Calderón plantaba una dura batalla contra el narcotráfico. Por su parte, Cobos cree que una de las razones es que ha ocurrido una cierta adaptación de la sociedad mexicana a estas noticias. “En 2011 tiraban 5 cabezas por un puente en Ciudad Juárez y nos asustábamos. Hoy ya los mexicanos se han familiarizado con ese tipo de noticias, por lo que ya no afectan de la misma forma”, comenta el periodista.

Foto: Un oficial de policía cerca de los cadáveres de dos personas asesinadas en Nezahualcoyotl, México (Reuters)

Pero, por otro lado, el profesor Tirado indica que existe un control político de los medios para evitar agitar el avispero sobre la sangrienta crisis de seguridad que atraviesa el país. ¿Razón? En julio del año que viene hay elecciones presidenciales. Y el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador es indiscutiblemente el favorito en todos los sondeos que se han celebrado a un año de los comicios. El Peje, como le apodan, es el archienemigo de los partidos mayoritarios de los últimos años en México -PRI, PAN y PRD-, por lo que las elecciones del año siguiente van camino de convertirse en un “todos contra López Obrador”.

Al igual que Podemos o Donald Trump, López Obrador enarbola un mensaje de “nosotros, el pueblo, contra ellos, los burócratas”, por lo que elevar el nivel de alarma social ante el absoluto descontrol en el que campa la violencia en el país, podría terminar por beneficiar al candidato de izquierda. “A ningún partido le conviene azuzar el asunto de la inseguridad porque podría beneficiar a El Peje, así que este tema no lo tocan”, explica el profesor Tirado, quien muestra una gran preocupación por la violenta espiral en la que México se encuentra atrapado desde hace años y que ha resurgido con fuerza en 2017. “Si las cosas van como pintan, el número de homicidios en 2017 será mayor que los registrados con Calderón. Y eso es un dato muy grave”, concluye el experto.

La historia de Miriam Elizabeth Rodríguez no es una nota al pie de página más dentro del océano de sufrimiento generado por el narcotráfico en México. Y hasta cierto punto, su ejemplo era un rayo de luz para las víctimas. La “señora Miriam”, como era conocida en el pequeño municipio de San Fernando, ubicado en el peligroso Estado de Tamaulipas, logró en 2014 encontrar en una fosa clandestina los restos de su hija desaparecida hacía dos años, además de entregar a la policía información que puso entre rejas a los 14 miembros del Cártel de Los Zetas que estaban involucrados en el crimen. “Era un símbolo de esperanza que siguió luchando contra la violencia de los cárteles tras encontrar a su hija. Por eso la mataron”, dice a El Confidencial una fuente cercana a esta familia a la que la narcoviolencia ha segado la vida de dos de sus cinco integrantes en sólo un lustro.

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