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Con la voluntad no basta: China y Europa se alejan por el intervencionismo
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RAPAPOLVO A CUENTA DEL COMERCIO

Con la voluntad no basta: China y Europa se alejan por el intervencionismo

Ambas partes se han esforzado en mostrar un acercamiento. Pero las expectativas eran altas, y los resultados no han logrado estar a la altura

Foto: Jean-Claude Juncker, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (i), y el primer ministro chino, Li Keqiang. (EFE)
Jean-Claude Juncker, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (i), y el primer ministro chino, Li Keqiang. (EFE)

“No es propaganda. Éste ha sido la cumbre UE-China más prometedora de nuestra historia”. Lo asegura el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien junto a su colega de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha recibido este viernes al primer ministro de la potencia asiática, Li Keqiang, en Bruselas. Ambas partes se han esforzado en mostrar un acercamiento. Pero las expectativas eran altas, y los resultados no han logrado estar a la altura.

En un momento en el que las políticas de Donald Trump parecen estar alejando a Estados Unidos del centro de la escena internacional, tanto China como Bruselas comprenden que es el momento para estrechar lazos. “Hemos visto que ha habido cambios en la situación internacional, que traen incertidumbre y factores de desestabilización. Por esto es importante que tengamos una relaciones entre la UE y China más estables”, afirma Li.

Sin embargo, las diferencias siguen siendo tan fuertes entre ambas partes -en materia económica, fundamentalmente- que no han sido capaces de ponerse de acuerdo para publicar una declaración común Ni siquiera una relativa al clima que estaba ya pactada y lleva varios días circulando. Y todo, pese a que esta mañana se ha escenificado ante las cámaras de televisión la firma de varios documentos.

Rapapolvo chino a cuenta del comercio…

No han sido los derechos humanos, ni Corea del Norte. El asunto más candente en esta cumbre UE-China ha sido el comercio y la economía. Y, en concreto, la negativa de los Veintiocho a reconocer a la potencia asiática como una economía de mercado de pleno derecho, lo que supondría que no podría aplicarle las tarifas anti-dumping con la que protege varios sectores que abarcan de la siderurgia a las renovables.

“Las reglas de la Organización Mundial del Comercio tienen que ser aplicadas. La UE tiene que cumplir con sus obligaciones para el acceso de China”, ha advertido Li. Es decir, el primer ministro de China ha recordado a los europeos que el año pasado vencieron los 15 años desde el acceso de la potencia asiática a la OMC durante los que se les permitía no considerarla una economía de mercado.

…y exigencias contra el intervencionismo

Pero los Veintiocho no están convencidos. Quieren que antes de nada, China se convierta en una economía verdaderamente basada en el mercado antes de reconocerla como tal. Esto quiere decir resolver cuestiones como la falta de transparencia, las políticas industriales y las medidas no tarifarias que discriminan a las empresas extranjeras que se instalan en suelo chino, la falta de protección de los derechos de propiedad intelectual y la fuerte intervención estatal en la economía.

Este nudo gordiano ha retrasado la conferencia de prensa a tres bandas en más de tres horas. El motivo, según los líderes, es que necesitaban más tiempo para hablar de todas las cuestiones que tienen en común. “Las cumbres largas son mejores que las cortas, eso quiere decir que se busca llegar a un acuerdo”, ha justificado Juncker.

“Tenemos que encontrar lo que tenemos en común, no solo lo que nos divide”, ha dicho Tusk, parafraseando una frase que el propio Li ha dirigido a sus socios durante la cumbre. “Y lo hemos encontrado, pero necesitamos tiempo para ser más precisos en algunas cuestiones, aunque mi sensación es que ha sido una cumbre prometedora y fructífera”, ha añadido.

Pasos concretos

La cumbre sí ha logrado algunos resultados concretos. Ambas partes se han puesto de acuerdo para celebrar una nueva ronda de discusiones sobre el respeto a los derechos humanos a finales de este mes. Un tema siempre delicado.

Además, Bruselas y Pekín han firmado un memorando de entendimiento para dar comienzo a un “diálogo sobre sobre control de ayudas de Estado”. Se trata de un mecanismo de consulta, cooperación y transparencia entre ambas partes, según la Comisión Europea, un canal que pretende facilitar la resolución de disputas en torno a políticas públicas que “restringen la competencia” y para promover una igualdad de condiciones “justa” para las empresas.

Europa vuelve la vista hacia Oriente

El encuentro no podía llegar en un momento más simbólico. Este jueves Donald Trump decidió sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, el primer consenso mundial para luchar contra el cambio climático, pese a las llamadas de Pekín, Moscú y, por supuesto, las capitales europeas para que no lo hiciera.

El paso de Trump por Bruselas y su encuentro con sus socios de la OTAN dejó mal sabor de boca en el viejo continente. La sensación es que Europa no puede depender de otros y “tiene que poner su futuro en sus propias manos”, en palabras de la canciller alemana, Angela Merkel.

La llegada de Trump a la Casa Blanca, con su retórica proteccionista, ha puesto en estado de muerte clínica al acuerdo de libre comercio UE-EEUU, el conocido como TTIP. Y desde que ganó las elecciones, Bruselas ha vuelto su mirada hacia otros puntos del globo, para buscar nuevos puntos de apoyo. Como China.

“No es propaganda. Éste ha sido la cumbre UE-China más prometedora de nuestra historia”. Lo asegura el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien junto a su colega de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha recibido este viernes al primer ministro de la potencia asiática, Li Keqiang, en Bruselas. Ambas partes se han esforzado en mostrar un acercamiento. Pero las expectativas eran altas, y los resultados no han logrado estar a la altura.

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