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De Luxemburgo a Panamá: Juncker quita hierro a los líos fiscales de “otros tiempos”
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De Luxemburgo a Panamá: Juncker quita hierro a los líos fiscales de “otros tiempos”

Así justifica el político más influyente de Luxemburgo hasta su salto a Bruselas en 2014, las estrategias fiscales adoptadas por el Gran Ducado para millonarios y multinacionales.

Foto: Juncker comparece antes la comisión de investigación de los papeles de Panamá. (EFE)
Juncker comparece antes la comisión de investigación de los papeles de Panamá. (EFE)

“Eran otros tiempos”. Así justifica Jean-Claude Juncker, el político más influyente de Luxemburgo hasta su salto a Bruselas en 2014, las estrategias fiscales adoptadas por el Gran Ducado durante los años en los que se convirtió en uno de los destinos preferenciales en Europa para grandes fortunas y multinacionales. “Eran otros tiempos”, y Juncker quiere pasar página. No asume responsabilidad política porque, entre otras cosas, dice no tenerla.

El veterano político conservador niega haber estado involucrado en ninguno de los cientos de amaños fiscales ofrecidos a grandes empresas, que les ha permitido ahorrarse millones y millones de euros. Por ejemplo, a Amazon, que firmó un 'tax ruling' con el Gran Ducado en noviembre de 2003 que la propia Comisión Europea declaró ilegal, con Juncker ya presidiendo la institución. Y todo, pese a que de 1989 a 2009 fue responsable del Ministerio de Finanzas de su país, que además lideró como primer ministro de 1995 a 2013.

Tampoco cree ser un “hombre esquizofrénico”, como dice que le pinta el eurodiputado británico (UKIP) David Coburn, al recordarle su pasado y su reciente conversión. Antes creía en la competencia fiscal entre los países, reconoce Juncker. Pero hoy también, con el matiz de que ahora “se centra en una competencia fiscal justa”. “Así tiene que ser, y no siempre lo ha sido, y sigue sin serlo porque aún tenemos lagunas”, asevera.

Responsabilidad política

Quizás no siempre se han hecho las cosas bien. Pero “eran otros tiempos”, insiste el presidente de la Comisión. Y aunque lo fueran, ¿Dónde queda la responsabilidad política? Según Juncker, en este caso no aplica. “No creo que tengamos que estar preguntándonos por las responsabilidades políticas, porque las autoridades no están al corriente de estas prácticas.

El primer ministro, el ministro de Finanzas… saben mucho, pero no todo”, asegura. El presidente de la Comisión defiende que tiene las manos limpias. Asegura que “nunca discutió medidas fiscales con una compañía”, ya que en Luxemburgo esto corresponde a a las “autoridades fiscales y no a los ministros”.

Tabula rasa

Juncker defiende que a la hora de investigar si los pactos fiscales ofrecidos por los países europeos eran o no ilegales, según las normas europeas, la Comisión Europea “trata a todos los Estados miembros en igualdad de condiciones”. Pese a que las revelaciones y escándalos apunten de manera reiterada hacia unos socios concretos, como Holanda, Bélgica, Irlanda, Malta o, como no, Luxemburgo. Todo esto “está relacionado con el pasado. Estábamos viviendo en un mundo totalmente diferente al que de ahora”, razona.

Bruselas aumenta la presión

El veterano político luxemburgués sí se ha mostrado dispuesto a volver sobre parte de su pasado: los dos años y medio que ha pasado al frente de la Comisión Europea. Desde su nombramiento, que se vio oscurecido por el estallido de las revelaciones de 'Luxleaks', se han sucedido filtraciones como los Papeles de Panamá o los Papeles de Bahamas. Y la Comisión ha decidido aprovechar la sensibilidad de la opinión pública para empujar a los países europeos a adoptar medidas que han obstaculizado durante años.

Juncker se escuda en las trece propuestas que su Comisión ha puesto sobre la mesa “en este tiempo limitado” para combatir el fraude fiscal, la evasión, el blanqueo de capitales y la ingeniería fiscal agresiva, mientras se promueve el intercambio automático entre los socios europeos de informaciones tan delicadas como la cantidad de impuestos que paga cada compañía en cada país. No hace falta que lo recuerde Juncker, pero lo ha hecho: las propuestas de Bruselas son ambiciosas, pero sin la cooperación de las capitales, no van a ninguna parte.

Pese a ello, Juncker asegura que Bruselas va seguir apretando. Por ejemplo, en junio, presentará una propuesta legislativa para desarmar a los intermediarios -abogados, bancos, consultores y asesores fiscales- tras los que se parapetan empresas y particulares para, por ejemplo, desviar dinero a paraísos fiscales.

Lista negra de paraísos fiscales

Además, la Comisión presentará para finales de año “lista negra” de jurisdicciones que serán declaradas en toda la Unión Europea como paraísos fiscales -algo que a día de hoy se hace país por país.

No obstante, Juncker ha dejado claro que ésta no incluirá ningún territorio comunitario. Confía en que en el futuro, una vez se apliquen las propuestas de la Comisión, todo estará en orden. Eso sí, habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos hasta entonces y si, una vez se vaya calmando el recuerdo de la crisis y de las filtraciones, los países estarán realmente dispuestos a seguir avanzando hacia una mayor transparencia fiscal. Entre ellos, Luxemburgo.

“Eran otros tiempos”. Así justifica Jean-Claude Juncker, el político más influyente de Luxemburgo hasta su salto a Bruselas en 2014, las estrategias fiscales adoptadas por el Gran Ducado durante los años en los que se convirtió en uno de los destinos preferenciales en Europa para grandes fortunas y multinacionales. “Eran otros tiempos”, y Juncker quiere pasar página. No asume responsabilidad política porque, entre otras cosas, dice no tenerla.

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