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Contra los populismos, la UE avanza en lo social: mejores bajas para madres (y padres)
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también mayor flexibilidad en el trabajo

Contra los populismos, la UE avanza en lo social: mejores bajas para madres (y padres)

Otra propuesta, que ahora deberá pasar por manos de los (aún) Veintiocho y del Parlamento Europeo, incluye medidas de alivio para quienes deben hacerse cargo de personas dependientes

Foto: Varios padres juegan con sus hijos en una actividad organizada. (EFE)
Varios padres juegan con sus hijos en una actividad organizada. (EFE)

Encontrar un equilibrio entre lo laboral y la vida más allá de la oficina no es fácil para los europeos. Y aún lo es menos para las europeas. No lo dicePaulo Coelho,ni ningún 'coach', sino las estadísticas oficiales. De media, hay menos mujeres (64%) que hombres (75%) trabajando en Europa. Un porcentaje que cae aún más entre las que deciden ser madres. Y además, cobran menos que sus colegas masculinos. “Aún hay mucho por hacer”, reconocía el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en una reciente entrevista con El Confidencial.

La situación es conocida, pero eso no lo hace más sencilla. Las diferencias entre los países europeos son abismales, tanto en materia de igualdad como en políticas sociales. Los socios del este ya han logrado anteriormente obstaculizar avances en este campo. Pero no son los únicos: el Reino Unido, siempre receloso de todo lo que supusiera ir más allá del mercado único europeo, tradicionalmente ha torpedeado cualquier esfuerzo por crear una agenda social europea. Por lo que los defensores de la UE saben que, si algo tiene de bueno el Brexit, es que abre la puerta a avanzar en temas hasta ahora prácticamente tabú, como este.

Que los hombres asuman más responsabilidad

Para ello, el primer paso concreto que va a dar Bruselas, tal y como ha podido saber El Confidencial, es proponer reforzar y aumentar los derechos en materia de baja de maternidad y, en especial, de paternidad. Así se recoge en la propuesta legislativa que la Comisión Europea va a poner sobre la mesa este miércoles. Ésta incluye la concesión de una baja de cuatro meses no transferible al otro miembro de la pareja, durante la que el padre o la madre recibirá una remuneración al menos equivalente a la que tendría si estuviera de baja por enfermedad. Este periodo junto al hijo no tendrá por qué disfrutarse de manera inmediata, sino que se puede coger hasta que tenga 12 años. Además, todos los padres europeos tendrán una baja de paternidad de al menos diez días cuando el bebé nazca. Puede parecer poco tiempo, pero es un concepto que en algunos países europeos ni siquiera existe. "Se trata de que los hombres asuman también más responsabilidad", adelantaba Timmermans en la citada entrevista.

La nueva propuesta -que ahora deberá pasar por manos de los (aún) Veintiocho y del Parlamento Europeo- también incluye medidas de alivio para quienes deben hacerse cargo de personas dependientes, otro punto hasta ahora no cubierto en la legislación europea. Además, plantea reconocer el derecho a pedir flexibilidad en el trabajo, en cuestiones como los horarios. El objetivo es ayudar a los ciudadanos a poder gestionar mejor sus vidas, tanto laborales como al margen del trabajo. Reducir la carga que soportan los europeos en su día a día. Pero también crear una Unión Europea completa, que se aleje de la idea burocrática y deshumanizada que venden sus detractores.

Las políticas sociales están fundamentalmente en manos de los Gobiernos nacionales. Bruselas es consciente que, por ello, el cambio fundamental debe venir desde las capitales. En un momento en el que el populismo anti-europeo acecha, la Comisión no debe reforzar la idea de que fuerza a los países a seguir una dirección determinada. Pero, realmente, tampoco puede. Por lo que ha decidido lanzar la pelota al tejado de los Veintiocho, con un documento reflexivo, al que ha tenido acceso El Confidencial, que también va a ver la luz este miércoles.

El papel sigue la estela del Libro Blanco sobre el futuro de la Unión Europea que presentó en marzo, en el que se plantea a las capitales varios escenarios, para que escogen qué camino quieren tomar ahora. ¿Qué Europa queremos? ¿Una que se reduzca al mercado interior? ¿La actual con algunas mejoras? ¿O mejor otra que promueva más medidas en educación, más derechos de los trabajadores y una mayor la igualdad? Y si optamos por asumir una agenda social, ¿lo harán todos los países o solo algunos de ellos? El debate está servido.

Encontrar un equilibrio entre lo laboral y la vida más allá de la oficina no es fácil para los europeos. Y aún lo es menos para las europeas. No lo dicePaulo Coelho,ni ningún 'coach', sino las estadísticas oficiales. De media, hay menos mujeres (64%) que hombres (75%) trabajando en Europa. Un porcentaje que cae aún más entre las que deciden ser madres. Y además, cobran menos que sus colegas masculinos. “Aún hay mucho por hacer”, reconocía el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en una reciente entrevista con El Confidencial.

La situación es conocida, pero eso no lo hace más sencilla. Las diferencias entre los países europeos son abismales, tanto en materia de igualdad como en políticas sociales. Los socios del este ya han logrado anteriormente obstaculizar avances en este campo. Pero no son los únicos: el Reino Unido, siempre receloso de todo lo que supusiera ir más allá del mercado único europeo, tradicionalmente ha torpedeado cualquier esfuerzo por crear una agenda social europea. Por lo que los defensores de la UE saben que, si algo tiene de bueno el Brexit, es que abre la puerta a avanzar en temas hasta ahora prácticamente tabú, como este.

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