Trump da plantón a Mohamed VI en Florida
El rey de Marruecos acaba de sufrir las consecuencias de los repentinos cambios de opinión de Trump. Viajó apresuradamente a Florida, desde Cuba, pero el presidente de EEUU le dio plantón
El presidente Donald Trump es imprevisible. El rey Mohamed VI de Marruecos acaba de padecer las consecuencias de esos repentinos cambios de opinión. Viajó apresuradamente a Florida, desde Cuba, porque creía tenía un hueco para recibirle, pero Trump le dio plantón.
El soberano marroquí tenía previsto pasar diez días de vacaciones en Cuba con su esposa, la princesa Lalla Salma y sus dos hijos, en príncipe heredero Hassan y la princesa Khadija, pero solo estuvo seis. El jueves 13 de abril puso precipitadamente rumbo a Florida, en un avión presentado por la familia real saudí, donde Trump acababa de llegar para pasar unos días de reposo en la residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach. Es la séptima vez, desde que llegó a la Casa Blanca, que el presidente descansa en ese lugar.
Walid Phares, un asesor presidencial de origen libanés y exdirigente de la milicia cristiana Fuerzas Libanesas, había dejado caer al palacio real marroquí que Trump podía recibir en audiencia al monarca, según fuentes marroquíes. Las autoridades marroquíes debían de estar tan seguras de que se cumpliría esa vaga promesa que filtraron la noticia al semanario francés 'Jeune-Afrique' cuya línea editorial suele ensalzar la conducta del soberano alauí.
Trump ofreció un “brunch”, pero a sus familiares y amigos en su residencia. A primera hora de la tarde embarcó en el Air Force One rumbo a Washington
“Marruecos: el rey Mohamed VI esperado este fin de semana por Donald Trump”, anunció 'Jeune Afrique' el 14 de abril. La exclusiva no llevaba firma alguna. La prensa marroquí retomó al unísono la información. 'Le 360', el diario online más afín a palacio, añadió de su cosecha que “Mohamed VI será agasajado con un almuerzo ofrecido por el presidente norteamericano” el domingo 16 de abril.
Ese día Trump sí ofreció un “brunch”, una fusión del desayuno y del almuerzo, pero fue a sus familiares y amigos en su residencia. A primera hora de la tarde se desplazó al aeropuerto de Palm Beach donde embarcó en el avión presidencial Air Force One rumbo a Washington. No hubo comida con el rey.
Mohamed VI y su familia dedicaron el tiempo a pasearse por Miami haciéndose 'selfies' con algún que otro marroquí en un centro comercial, según publica la prensa de Marruecos. Cenaron el domingo en un restaurante y cuando el camarero se disponía a servirles el postre un joven marroquí, Yassine Amiri, pidió escribir en la tarta: “We love you… you are the best” (Le queremos… es el mejor), según el diario marroquí 'Le Site'. El soberano apreció el gesto.
El séquito real no ha tirado aun del todo la toalla con Trump. Esperaba este lunes en Miami a saber si en los próximos días el presidente tendría un hueco en su agenda para recibir a Mohamed VI en Washington. El monarca quiere entrevistarse con el nuevo presidente por un montón de razones empezando por el Sáhara Occidental, sobre el que se pronunciará a finales de mes el Consejo de Seguridad de la ONU. Nikki Haley, la embajadora de EEUU ante la ONU, es la encargada de redactar el borrador de la resolución que será sometida a votación.
Mohamed VI quiere también hacerse perdonar por Trump su abnegado apoyo a Hillary Clinton, su rival demócrata en la carrera presidencial. Los correos intercambiados entre los colaboradores de la candidata demócrata, desvelados por el portal Wikileaks en octubre de 2016, indican que el soberano se había comprometido a proporcionar 12 millones de dólares a la Fundación Clinton, pero no es seguro que todo este dinero la haya sido entregado.
La última audiencia en el despacho oval de la Casa Blanca con un rey de Marruecos se remonta a noviembre de 2013. El presidente Barack Obama recibió entonces a Mohamed VI y le pidió un mayor respeto de los derechos humanos. El soberano adquirió entonces un triple compromiso con su anfitrión que no ha cumplido del todo. Le prometió, según algunos telegramas diplomáticos también revelados por Wikileaks, organizar un programa de visitas al Sáhara Occidental del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos; legalizar las asociaciones saharauis que defienden los derechos humanos y suprimir los tribunales militares que juzgan a civiles.
Sobre el primer punto el monarca ha faltado a su palabra; en lo concerniente al segundo el Ministerio del Interior marroquí ha llevado a cabo una legalización parcial de asociaciones y, con relación al tercero, la legislación sí ha sido modificada para que los jueces togados no sienten en el banquillo a civiles. Por eso los 24 saharauis acusados de los acontecimientos de Gdim Izik (El Aaiún, noviembre de 2010), en los que murieron 11 antidisturbios marroquíes, están ahora siendo rejuzgados por el tribunal penal de Salé, cerca de Rabat.
Aunque hayan sido acortadas, las vacaciones reales en Cuba siguen sorprendiendo a los círculos diplomáticos que siguen de cerca la política exterior de Marruecos. La Habana no tiene relaciones diplomáticos con Rabat desde hace 37 años y respalda con firmeza al Frente Polisario, que aboga por la independencia del Sáhara anexionado por Marruecos en 1975 cuando España, la potencia colonial, se retiró.
Para justificar esta estancia en Cuba, 'Le 360' recalca que “Mohamed VI ha mantenido en la isla reuniones con altos responsables cubanos”. “Incluso cuando se va de vacaciones, el rey elige sus destinos en función de los intereses del Estado”, añade el más oficialista de los diarios marroquíes. 'Le 360' no da nombres de esos altos cargos cubanos a los que alude.
El rey es un jefe de Estado y solo una reunión con su homólogo cubano, Raúl Castro, que ostenta también amplios poderes, sería relevante, según fuentes diplomáticas, pero no se llegó a celebrar. Los medios de comunicación cubanos, todos ellos en manos de los poderes públicos, han silenciado la visita real de la que la mayoría de los vecinos de La Habana no estaban al corriente. “La población cubana ha brindado un recibimiento entusiasta al soberano”, asegura, no obstante, 'Le 360'.
Las autoridades cubanas han sido parcas en atenciones con el rey y su séquito. Reforzaron la seguridad alrededor del lujoso hotel Saratoga, en La Habana vieja -en el que Mohamed VI reservó todas sus habitaciones- y del Meliá las Dunas, en Cayo Santa María, una isla paradisiaca de 21 kilómetros cuadrados. También pusieron a su disposición las limusinas negras en las que se suelen desplazar los jerarcas del régimen.
El presidente Donald Trump es imprevisible. El rey Mohamed VI de Marruecos acaba de padecer las consecuencias de esos repentinos cambios de opinión. Viajó apresuradamente a Florida, desde Cuba, porque creía tenía un hueco para recibirle, pero Trump le dio plantón.
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