Macron sale ileso del debate donde fue el objeto de todos los ataques
Le Pen, que ha cedido por primera vez, según algunos sondeos, el puesto de favorito a Macron en la primera vuelta, intentó hurgar en su ambigüedad en el asunto del laicismo
Emmanuel Macron se jugaba mucho en el primer debate televisado entre los principales candidatos a la Presidencia francesa. Jugando a la defensiva y respondiendo a veces con energía a los ataques de sus competidores consiguió superar su ambigüedad y ser designado por los sondeos como el aspirante más convincente.
Macron fue el candidato más atacado por sus rivales en un debate que, por su rígida estructura, permitía pocos escarceos entre los cinco participantes. El rifirafe más violento lo mantuvo con la jefa del Frente Nacional. Marine Le Pen criticó las puertas giratorias que permiten a alguien pasar de trabajar de un banco de negocios a la política, dando a entender que Macron iba a defender los intereses "de los poderosos". El líder de en Marcha acusó a su principal rival de difamación, para acabar subrayando la falta de ética de Le Pen.
La líder nacional-populista, que ha cedido por primera vez, según algunos sondeos, el puesto de favorito a Macron en la primera vuelta, intentó hurgar en la ambigüedad del benjamín de los candidatos en el asunto del laicismo y en su supuesta aprobacion del burkini y el velo en el espacio público. Macron, que afirma la necesidad de cumplir con la ley de 1905 que rige el laicismo en Francia, no ha condenado nunca el comunitarismo claramente y es considerado,y no solo por Le Pen, como favorable a los "acomodamientos razonables" con las exigencias del islam. Macron cerró el pugilato acusando a Le Pen de dividir a los franceses.
Un Macron que mejora cuando se enciende y aparca su flema señaló también a su competidora dos puntos que les separan: la cercanía de Le Pen con Vladímir Putin y la defensa del papel de la Unión Europea.
Que Le Pen iba a intentar desestabilizar a Macron estaba previsto. Si la líder frontista pierde el primer puesto en la primera vuelta, el 23 de abril, su carrera hacia el Elíseo sería calificada como un fracaso. Sabe que los sondeos le dan como derrotada por Macron en la segunda vuelta en una proporción cercana al 60/40, pero su meta es proclamarse la política francesa más votada antes de que "el cordón de seguridad republicano" se vuelva a cerrar y le impida el paso a la Jeftura del Estado.
Marine Le Pen se centró en sus principales cuestiones: el abandono del euro - tras un referéndum - , la expulsión de los emigrantes clandestinos, la reducción del número de refugiados, el control de fronteras para controlar el paso de personas y mercancías… Fue la más ferviente defensora del laicismo y no olvidó a los artesanos, a los autónomos, a los agricultores, e, incluso a las familias con hijos autistas. En algunos momentos su experiencia en este tipo de debates le permitía mostrarse más cercana a la realidad cotidiana que sus rivales.
Antes de la batalla dialéctica entre Le Pen y Macron, el candidato del Partido Socialista, Benoit Hamon lanzó un misil contra su excompañero de gobierno insinuando que Macron estaba financiado por lobbies que podrían emponzoñar su futura gestión presidencial. Macron supo esquivar el disparo sin problema. Objetivo principal de sus adversarios, Macron bromeó diciéndoles que sin él se habrían aburrido mucho anoche.
François Fillon también quiso poner en envidencia al que muchos señalan como "el candidato de los medios de comunicación", señalando que Macron toma ideas tanto de la izquierda como de la derecha. Pero el intercambio dialéctico con el representante de los conservadores fue en todo momento respetuoso. En varias ocasiones Macron se mostró de acuerdo con las intervenciones de Fillon, especialmente sobre cuestiones económicas.
Fillon, que aparecía disminuido por su odisea judicial, quiso en todo momento poner orden y llevar a la realidad a sus contrincantes, lanzados a una carrera de promesas cifradas en miles de millones de euros. El jefe de Los Republicanos ejerció como el freno a las buenas intenciones "irrealizables" de los contendientes. Es cierto que si las cifras que los aspirantes al Elíseo utilizan como añagaza electoral fueran gastadas en la realidad Francia estaría ahogada por las deudas de por vida.
Fue el propio François Fillon quien abordó el Penelopegate, el asunto que ha hundido sus expectativas. Ninguno de sus rivales quiso entrar en el asunto que ha monopolizado la campaña hasta ahora. Fillon jugó anoche el papel de presidenciable más realista y pragmático. Pero el aura que lucía cuando arrasó en las primarias del centroderecha se ha apagado y le sera difícil recuperar en un mes los siete u ocho puntos que le separan de los dos favoritos.
Curiosamente, mientras los sondeos mostraban a Macron como ganador del encuentro, los comentaristas políticos consideraban que Melenchon y Le Pen habían sido los mejores. Jean-Luc Melenchon, con su labia, su sentido del humor y sus salidas fuera de guión es siempre un buen cliente televisivo. Pero también aplastó a su rival en la izquierda, Benoit Hamon, en el terreno de las propuestas.
Melenchon, abanderado de la Francia Insumisa, reiteró su oposición al salario universal que- incuso descafeinado- es la medida estrella del candidato socialista. También se enfrentó a Hamon cuando este criticó el papel de Rusia en Ucrania y Siria. Hamon, elegido en las primarias del PSF, jamás mencionó a su partido durante el debate. En muchos momentos parecía que la socialdemocracia francesa estaba mejor representada por Macron que por el exministro rebelde de François Hollande. Hamon aparecía anoche como el gran perdedor del debate.
Los cinco candidatos favoritos participarán en un nuevo encuentro televisado el 4 de abril. Pero entonces serán once los contrincantes, todos los políticos que han obtenido los apoyos necesarios para presentarse a la carrera presidencial. Una pequeña polémica tiñió el debate de ayer. La cadena TF1, la principal televisión privada francesa, decidió que solo los cincos candidatos principales -según los sondeos- tenían cabida en el estudio.
Emmanuel Macron se jugaba mucho en el primer debate televisado entre los principales candidatos a la Presidencia francesa. Jugando a la defensiva y respondiendo a veces con energía a los ataques de sus competidores consiguió superar su ambigüedad y ser designado por los sondeos como el aspirante más convincente.