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Caso Odebrecht: los tentáculos de la corrupción que unen a toda América
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Caso Odebrecht: los tentáculos de la corrupción que unen a toda América

Lo que no logró Simón Bolívar lo ha conseguido Odebrecht: una América unida... aunque por la corrupción. El caso ha desatado un terremoto político y social en el continente

Foto: Un hombre pasa ante unas obras con el logo de Odebrecht, en Caracas, Venezuela. (Reuters)
Un hombre pasa ante unas obras con el logo de Odebrecht, en Caracas, Venezuela. (Reuters)

Lo que no consiguió Simón Bolívar lo ha conseguido Odebrecht. La frase es lapidaria, pero se escucha desde hace semanas en todos los rincones de América Latina. Desde las cumbres andinas a las arenosas islas caribeñas, pocos lugares existen ya donde no se conoce el nombre de la gigante brasileña de la construcción. Odebrecht ha dejado al descubierto impotencia de los estados del sur para luchar contra la corrupción. Pagó coimas millonarias a funcionarios y políticos durante más de una década. Lo que fuese para conseguir el objetivo: garantizar la concesión de algunas de las mayores obras públicas de la región.

Invirtió hasta 788 millones de dólares en su compra de voluntades. Fueron abonados a través de una unidad secreta de negocios, destapada por el Departamento de Justicia de EEUU. Un eufemismo para referirse a un auténtico departamento de la coima. ”Es el caso más grande de sobornos transnacionales de la historia”, expone la experta argentina en corrupción Natalia Volosin.

La empresa llegó a operar en 28 países. Invirtió dinero en comprar voluntades en al menos una docena de ellos. “El escándalo Odebrecht ha supuesto un cataclismo social en todos los países donde ha tenido presencia. Poco a poco nos estamos dando cuenta de la corrupción institucionalizada en América Latina”, comenta el abogado peruano Pablo Gil de Montes, experto en el caso de la constructora carioca.

Los sobornos no sólo iban dirigidos a funcionarios o cargos intermedios de los países 'objetivo'. El caso ya ha dejado a un expresidente en busca y captura internacional. Se trata del exdirigente peruano Alejandro Toledo. Interpol ha activado la alerta roja para su captura en 190 países. Habría aceptado 20 millones en coimas.

Sanción milmillonaria

El gigante brasileño ha sido sancionado con una multa histórica de 3.500 millones de dólares. Será cobrada por las arcas estatales de EEUU, Brasil y Suiza. La empresa aceptó pagarla a cambio de poder continuar sus operaciones en el mercado de la construcción. El caso está lleno de incógnitas que probablemente se conocerán en un futuro. La mayoría de expertos todavía se preguntan cómo Odebrecht consiguió pagar sobornos multimillonarios durante años sin ser descubierta. Hay quien apunta a una cuidadosa planificación: “su modelo de negocio debía llegar a las esferas políticas y sociales más altas de cada país”, reflexiona Gil de Montes.

"Su modelo de negocio debía llegar a las esferas políticas y sociales más altas de cada país"

“Sabían que la manera de protegerse era dando cuantiosas donaciones a las campañas de candidatos presidenciales, principalmente alineados con la ideología socialista brasileña. Una vez que llegaban a la presidencia, Odebrech tenía abiertas las puertas para hacer y deshacer lo que quisieran en esos gobiernos”, elucubra el analista.

Los mecanismos de control de las autoridades habrían fallado debido a la gran relevancia de los contactos: “no es fácil de conseguir el tipo de pruebas necesarias para llevar a juicio un soborno. La mayoría de las veces ni siquiera notamos la corrupción. Estamos frente a un fenómeno que se detecta poco y que sucede más de lo que pensamos”, cree Jaris Múgica, criminólogo de la Universidad Católica de Perú.

Los 'gargantas profundas' están 'cantando'

Los políticos y funcionarios implicados temen lo que pueda suceder en los próximos meses. Destapar un caso de corrupción de tal calibre es una tarea titánica. Podría llevar años, de no ser porque los directivos de Odebrecht han sido detenidos y están ‘cantando’ para reducir sus condenas. Los investigadores del caso están de enhorabuena.

El principio del fin de la trama comenzó a mediados de 2015. Marcelo Odebrecht estaba en esos momentos en la cresta de la ola. Era el líder de la tercera generación de herederos de la empresa. Aglutinaba bajo su mando a unos 168.000 empleados. Lo tenía todo: fama, dinero, y las llaves de los despachos presidenciales de América Latina. Su detención, motivada inicialmente por el caso Petrobras, fue un escándalo en Brasil. Los investigadores se dieron cuenta pronto de que había algo más. El caso Odebrecht comenzaba a aflorar. El heredero, acorralado, decidió 'cantar'. Su objetivo era ahorrarse años de cárcel. Lo consiguió. Redujo su condena de 19 años de prisión a solo 10.

La misma decisión tomaron más de siete decenas de directivos de la empresa. Prácticamente todos lo que tenían poder de decisión. El miedo a las delaciones se extiende por los despachos de medio continente. “Se cuenta que en 2014 un exministro de Justicia del Perú le dijo a una congresista que estaba investigando a Odebrecht, que la gigante brasileña ‘pone y saca presidentes’. ‘Odebrecht es el dueño del Perú, Odebrecht es el dueño de Latinoamérica’. Lo tenía muy claro y lamentablemente hoy vemos que era la realidad”, interpreta Gil de Montes.

¿Punto de inflexión para la corrupción?

Las revelaciones del caso han calado hondo en el imaginario regional. Los noticieros de varios países abren a menudo con nuevas pistas de Odebrecht. ¿Cambiará el destape del escándalo el ‘modus operandi’ de los políticos de la región con respecto a las concesiones? Los expertos no se ponen de acuerdo: “Esto va a significar una revisión de lo gastado y lo licitado por varios gobiernos en la última década. Es muy probable que haya muchos más implicados en diferentes niveles de gobierno y de la empresa privada”, cree el criminólogo Mújica.

Gil de Montes mira al futuro con optimismo: “Esta es una oportunidad para fundar de nuevo nuestros países, reforzar nuestras instituciones y crear marcos legales que no permitan este tipo de situaciones y además las castiguen de una manera dura y sin cavilaciones”, expone. Cree, eso sí, que la culpa es compartida por la población: “Todos los peruanos somos de alguna manera cómplices de la corrupción. Nos quejamos de los políticos corruptos pero más tarde nos pasamos un semáforo rojo al conducir sólo porque sabemos que no hay policía mirando”, reflexiona. Su solución radica en “reforzar” a las autoridades.

Odebrecht en los países andinos

El escándalo de la constructora brasileña ha impactado con fuerza en los países que comparten la cordillera de los Andes. La Fiscalía peruana pide 18 meses de prisión preventiva al ex presidente Toledo (2001-2006) por haber aceptado presuntamente 20 millones de dólares en coimas provenientes de la licitación de la carretera interoceánica sur, que une Perú con Brasil. El exdirigente lo niega todo. Está en busca y captura internacional. Su abogado dijo el 10 de febrero que se encontraba en París. Lima pidió cuatro días después su extradición a EEUU. Se cree que realmente está en Standford, Estados Unidos. Lima ha pedido a Washington su extradición.

“Ya se encontraba en una investigación por enriquecimiento ilícito a raíz de compras de inmuebles con dinero de dudosa procedencia”, señala Gil de Montes. Perú ofrece una recompensa de 30.000 dólares a quien de información sobre su paradero. Odebrecht invirtió 29 millones de dólares en coimas en el país. El caso podría afectar también a su sucesor, Alan García (2006-2011). La procuraduría evalúa pedir una investigación contra el expresidente.

El trío de ‘tocados’ por Odebrecht lo completa el expresidente Ollanta Humala (2011-2016). Filtraciones en la prensa brasileña apuntan que podría haber recibido unos 3 millones de dólares de la gigante brasileña para financiar su campaña electoral.

Una situación parecida, aunque más rocambolesca, afronta el presidente Juan Manuel Santos en la vecina Colombia. El ex senador Otto Bula, arrestado por haber supuestamente aceptado 4,6 millones de dólares en coimas de Odebrecht, declaró a la Fiscalía a principios de febrero que 1 millón de dólares de ese soborno fueron a parar a la campaña de Santos en 2014. El líder colombiano lo negó todo. Bula cambió su versión unos días después y negó que el dinero hubiese sido ingresado en la campaña. El motivo del cambio de declaración es todavía una incógnita.

La polémica ha aumentado recientemente. Odebrecht sí pagó 400.000 dólares para financiar la impresión de dos millones de pasquines de cara a la campaña de Santos para la presidencia en 2010. La operación se hizo a través de una empresa panameña cuyo nombre ha sido relacionado con los 'Panama Papers'. Roberto Prieto, colaborador del presidente, admitió haber recibido el pago. Dijo que se incorporó a la contabilidad de la campaña y que Santos no sabía nada, pero reconoció que era "irregular". Su declaración propició una alocución presidencial en televisión. Santos dijo que acababa de enterarse y pidió que se depurasen responsabilidades jurídicas.

Odebrecht invirtió en coimas en Colombia unos 11 millones de dólares. El ex viceministro de transporte, Gabriel García Morales, se encuentra en prisión por haber recibido unos 6,5 millones a cambio de garantizar la licitación de un tramo de una gran autopista colombiana. La gigante brasileña podría incluso haber pagado coimas a las FARC por operar en su territorio, según la prensa colombiana.

En el vecino Ecuador la investigación está todavía por avanzar. La constructora pagó unos 33,5 millones de dólares en el país. Algunas de las obras en entredicho son el metro de Quito y el trasvase de Santa Elena. El presidente Rafael Correa defiende haber expulsado a la constructora del país en 2008. La duda planea sobre funcionarios y miembros de su gobierno.

Venezuela, por su parte, ha sido el país más afectado de la región. Odebrecht pagó 98 millones de dólares en coimas a intermediarios del país. Son investigados contratos sin licitación como el de una línea del metro de Caracas. El líder opositor, Henrique Capriles, ha sido denunciado por haber recibido presuntamente tres millones en sobornos por contratos de la Gobernación de Miranda con Odebrecht. Él lo niega todo. Dice que las licitaciones se hicieron durante el gobierno del oficialista Diosdado Cabello (2004-2008).

Los casos de Brasil y Argentina

Brasil ha sido el país más perjudicado por Odebrecht. Hasta 320 millones de dólares habría gastado la constructora en sobornar a los políticos de su país. La magnitud definitiva de la trama se conocerá cuando se haga pública la “delación del fin del mundo”, como se conoce en Brasil a la declaración judicial de los directivos de Odebrecht. Las filtraciones afectan, por ahora, a varios congresistas y cargos públicos. Apuntan también a los tres últimos presidentes del país. Lula da Silva, según lo filtrado a la prensa, habría supervisado un esquema de sobornos, aceptando supuestamente un ático como pago por sus servicios.

La campaña electoral de Dilma Roussef habría contado con una financiación extra procedente de Odebrecht, según los medios cariocas. En el mismo caso estaría el actual presidente, Michel Temer, estaría en una situación parecida: habría aceptado unos 3 millones de dólares para su campaña según la filtración de la declaración de uno de los directivos detenidos. Los tres dirigentes han negado la mayor.

La constructora también invirtió en la vecina Argentina. Pagó sobornos por unos 35 millones de dólares. La Justicia señala a Julio de Vido, ministro de Planificación con Cristina Fernández de Kirchner, como principal sospechoso de recibir sobornos. Él lo niega todo. “Argentina sigue teniendo un sistema procesal muy frágil. Sólo ha tenido siete condenas por hechos de corrupción en los últimos veinte años”, comenta la analista Volosin, máster en la Universidad de Yale.

Norteamérica, Centroamérica y Caribe

Hasta 10,5 millones de dólares en sobornos invirtió Odebrecht en México. Se sospecha de funcionarios de la petrolera estatal Pemex. El expediente judicial ha sido declarado confidencial. La investigación se encuentra en una fase temprana en el país azteca. Guatemala también intenta avanzar su proceso judicial. La constructora pagó 18 millones de dólares en coimas en el país centroamericano.

Mejor suerte ha tenido Panamá. Ha conseguido que Odebrecht pague al Estado 59 millones de dólares como fondo de garantía mientras se realiza la investigación. Es la misma cantidad de dinero que la firma habría pagado en sobornos en el país canalero. El escándalo salpicó al presidente Juan Carlos Varela. Ramón Fonseca (del bufete Mossack Fonseca, protagonista de la trama de los Papeles de Panamá), declaró que el líder panameño había recibido donaciones de la constructora. “Que me caiga un rayo si es mentira, me dijo él que había aceptado donaciones de Odebrecht porque no se podía pelear con todo el mundo”, señaló. Varela negó la mayor.

República Dominicana, por su parte, también ha conseguido una compensación de 92 millones de dólares. Odebrecht pagó sobornos por valor de 92 millones de dólares en la nación caribeña. Se han producido grandes manifestaciones para reclamar la solución del caso. La gigante brasileña también pagó coimas en Angola y Mozambique, mundializando uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia mundial, para escarnio de los ciudadanos de los países afectados.

Lo que no consiguió Simón Bolívar lo ha conseguido Odebrecht. La frase es lapidaria, pero se escucha desde hace semanas en todos los rincones de América Latina. Desde las cumbres andinas a las arenosas islas caribeñas, pocos lugares existen ya donde no se conoce el nombre de la gigante brasileña de la construcción. Odebrecht ha dejado al descubierto impotencia de los estados del sur para luchar contra la corrupción. Pagó coimas millonarias a funcionarios y políticos durante más de una década. Lo que fuese para conseguir el objetivo: garantizar la concesión de algunas de las mayores obras públicas de la región.

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