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Elecciones en Holanda: Geert Wilders, 'persona non grata' en Ámsterdam
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"No va a poder ser primer ministro"

Elecciones en Holanda: Geert Wilders, 'persona non grata' en Ámsterdam

El xenófobo líder del Partido de la Libertad (PVV) no es demasiado querido en la capital cultural de Holanda, donde prácticamente la mitad de la población es de origen extranjero

Foto: Una mujer ciclista pasa por delante de un cartel electoral y un molino en Ámsterdam, el 14 de marzo de 2017. (Reuters)
Una mujer ciclista pasa por delante de un cartel electoral y un molino en Ámsterdam, el 14 de marzo de 2017. (Reuters)

“Creo que es un idiota". Letizia, de probable ascendencia caribeña y de unos 73 años que no aparenta, tiene las ideas claras respecto a la figura política de Geert Wilders. "No lo tomo en serio. Es un adicto a la atención [ajena] de la que carece. Es curioso el hecho de que ya no sea una persona libre, que tenga protección todo el rato, ¿a quién le gusta algo así? A la gente le gusta ser libre", comenta la mujer. "Es muy extraño. No sé qué le pasó. Igual odia a los extranjeros tal cual, no lo sé", señala mientras pasea a su perro por un amplio mercadillo de objetos de segunda mano en el distrito de Jordann, centro de Ámsterdam.

El político lidera las encuestas de intención de voto y, de ganar las elecciones de este miércoles, se convertiría en el primer líder populista y xenófobo que logra una victoria en las urnas en un país europeo y occidental desde la Segunda Guerra Mundial. Pero probablemente no será Ámsterdam quien se la otorgue. En la capital cultural de los Países Bajos, la mitad de la población es de origen extranjero, y Wilders es prácticamente 'persona non grata'. “Es la gente realmente pobre la que está desesperada. La que carece de un puesto de trabajo", añade Letizia. "En el norte de Holanda hay un elevado índice de desempleo y a esa gente le gusta Wilders, pero no aquí, en Ámsterdam. Con seguridad, no va a poder ser primer ministro”, opina.

Foto: Geert Wilders. (Ilustración: Raúl Arias)

Como en otros lugares de la ciudad, aquí abundan las bicicletas y las flores. Dentro de las residencias, las escaleras son empinadas y angostas. Fuera, enormes ganchos en las alturas de las casas. En uno de los puestos de ropa de segunda mano, William Flinkenflögel, de 64 años, ayuda a su novia en el mercadillo. “En la práctica, no creo que vaya a ganar [el Partido de la Libertad de Wilders, el PVV] porque el otro gran partido de derechas, el llamado liberal VVD [Partido de la Libertad y la Democracia], está haciéndose con su retórica. Por ello, el VVD se fortalecerá mientras que el partido de Wilders se debilitará”, añade este marinero de profesión, que se declara comunista y votante del Partido Socialista (SP), formación política de raíces marxista-leninistas y ahora socialdemócrata.

Pero la reciente crisis entre Turquía y Holanda ha irrumpido en los debates electorales, como el sostenido el lunes entre el primer ministro, Mark Rutte, y el candidato Wilders; y a este último, abiertamente islamófobo, la tensión solo puede beneficiarle. Por si acaso, el primero ha enseñado ya mano dura con Ankara, vetando a sus ministros en Holanda. El segundo propuso incluso la expulsión del embajador de Ankara en Holanda (así como, de paso, la salida holandesa de la Unión Europea, el llamado 'Nexit'). Como era de esperar, la dura retórica de ambos ha hecho subir a los dos políticos en las encuestas de cara a los comicios de este miércoles.

Tampoco Ankara está interesada en rebajar la violencia verbal frente a Holanda, Alemania y otros países europeos, puesto que puede galvanizar —y no solo en Turquía, sino también en las comunidades turcas de la diáspora— al electorado del sí en el referéndum de reforma constitucional que promueve el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, previsto para esta primavera, y que consolidaría legalmente la concentración de poder en sus manos. Prueba de ello es la violenta portada del martes del diario 'Akit', el más islamista de Turquía, con la foto del ciudadano holandés de ascendencia turca Hüseyin Kurt herido por la mordedura del perro de un policía en Róterdam cuando intentaba acceder a un mitin político en el consulado de Ankara, bajo el titular “Los que dicen que no siempre muerden/irritan”. O el sarcástico “Encuentra siete diferencias entre este perro y Wilders”, del también progubernamental 'Vatan', subrayado por la frase: “Buscamos mucho, pero lamentablemente no encontramos ninguna”.

¿Primera victoria del populismo xenófobo en Europa?

La prohibición, tanto en Holanda como en Alemania, Austria y Suiza, de que mandatarios turcos hagan campaña electoral a favor del sí ha retroalimentado el victimismo en Ankara, que siempre parece dar buenos réditos electorales. Un mandatario de AKP en Esmirna calcula que ahora, gracias a la tensión de los últimos días, el sí está subiendo un 2% en la intención de voto.

En Holanda, el impacto es más ambiguo. El fulgurante ascenso de Wilders —llegó a ser número uno como figura política más valorada en las encuestas durante todo el año pasado— solo ha comenzado a declinar en las últimas semanas, y es posible que las duras medidas oficiales tomadas en Ámsterdam contra Turquía beneficien al VVD antes que al PVV.

Foto: El líder del ultraderechista Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders. (Reuters)
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Aunque finalmente resulte el más votado, Wilders difícilmente podrá formar una coalición. Pero su liderazgo puede dar forma significativa al avance incontestable y notorio del populismo de extrema derecha en Europa occidental. “Sin duda, no será primer ministro. No es posible a nivel global y se trata de un líder muy impopular en la Unión Europea. En este sentido, no creo que tenga ninguna posibilidad real”, asevera el marino Flinkenflögel.

Eso sí, también hay holandeses que advierten de que el fenómeno Wilders puede haber llegado para quedarse, puesto que no todo lo que dice son tonterías. “Creo que el asunto con Wilders tiene que ver con sentimientos negativos que producen las personas extranjeras aquí. Su fracaso cuando los recién venidos encuentran trabajo y ellos reciben menos dinero", opina el fotógrafo afro-neerlandés Kenneth Heesbien, de 51 años: "[Los fracasados] Creen que toda la culpa es de los extranjeros, los refugiados... así que creo que Wilders no es bueno, pero en ciertos aspectos no carece de razón”.

Heesbien va más allá que la mayor parte de los entrevistados, y apunta a la posibilidad de que finalmente haya una coalición con el político de cabello teñido, a pesar de que oficialmente ningún partido con aspiraciones la desee oficialmente. “Wilders tiene bastantes puntos comunes ideológicos con su primer partido, el VVD [que abandonó en 2004 para fundar el Partido de la Libertad], y juntos, tras las elecciones, podrían llegar a superar el listón del 50% de los votos”.

“Creo que es un idiota". Letizia, de probable ascendencia caribeña y de unos 73 años que no aparenta, tiene las ideas claras respecto a la figura política de Geert Wilders. "No lo tomo en serio. Es un adicto a la atención [ajena] de la que carece. Es curioso el hecho de que ya no sea una persona libre, que tenga protección todo el rato, ¿a quién le gusta algo así? A la gente le gusta ser libre", comenta la mujer. "Es muy extraño. No sé qué le pasó. Igual odia a los extranjeros tal cual, no lo sé", señala mientras pasea a su perro por un amplio mercadillo de objetos de segunda mano en el distrito de Jordann, centro de Ámsterdam.

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