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"Si no estás dispuesto a renunciar a tus ideas retrógadas, no te queremos en Holanda"
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entrevista al diputado ahmed marcouch

"Si no estás dispuesto a renunciar a tus ideas retrógadas, no te queremos en Holanda"

El diputado Ahmed Marcouch, ex policía de origen marroquí y una de las voces más contundentes contra el radicalismo en Holanda, recibe a El Confidencial mientras se prepara para las elecciones

Foto: Ahmed Marcouch, junto a la madre del cineasta asesinado Theo Van Gogh, en un homenaje al difunto en noviembre de 2009 (EFE)
Ahmed Marcouch, junto a la madre del cineasta asesinado Theo Van Gogh, en un homenaje al difunto en noviembre de 2009 (EFE)

Ahmed Marcouch nació en Nador (1969), en el norte bereber de Marruecos y hoy se ha convertido en una de las voces más claras contra el radicalismo en Holanda. Desde su escaño como diputado del partido laborista PvdA, al que accedió en 2010, se ha encargado de condenar los ataques terroristas que han tenido lugar en diferentes partes del mundo, y promoviendo leyes e proponiendo ideas para luchar el extremismo. “Musulmanes de Holanda, levantaos contra la radicalización”, llamó a sus correligionarios, a los que exigió utilizar su puesto en la sociedad –educadores, maestros, líderes espirituales- para combatir de forma eficaz la violencia y el extremismo, luchar contra la desigualdad y la propagación del discurso del odio.

Marcouch recibe a El Confidencial en su despacho en el Parlamento holandés, en La Haya, que estos días se encuentra desierto: los líderes políticos tienen una agenda muy ajetreada reclamando el voto de los ciudadanos holandeses. En su mayoría, patean a diario cada barrio del país en busca del último votante que les ofrezca su respaldo y poder hacer frente al ascenso en las encuestas de intención del ultraderechista Geert Wilders. El político antiislamista lidera todos los sondeos y podrá obtener más de 30 del total de 150 escaños. Aunque eso no es suficiente para que pueda gobernar, sí le permite situarse su Partido de la Libertad (PVV) como el más grande de los Países Bajos, con el que hay que negociar y contar para legislar los próximos cuatro años. Marcouch está sorprendido del ascenso de un populista como Wilders, cuyas ataques también tienen como víctima a Marcouch. Según la última encuesta, el partido laborista obtendría 13 escaños situándose como el tercer partido más votado y lo dice semanas antes de que se celebren los comicios el 15 de marzo: no habrá negociaciones con Wilders.

Este diputado holandés, de origen marroquí, tiene claro que en Holanda “hay problemas, como cualquier otro país” pero también advierte de que Wilders “no es la solución, sino el principal impedimento” para poner fin a la falta de integración. Este controvertido parlamentario ha sido objeto de críticas entre algunos líderes religiosos en Holanda que le consideran un hereje. Durante la década de los noventa fue oficial de la policía nacional en Ámsterdam. Desde allí, asegura que luchó contra la criminalidad, especialmente entre la comunidad marroquí, turca y antillana, que reside en barrios marginales en la periferia de la capital holandesa. También combatió contra la mafia de la droga que tantos dolores de cabeza sigue trayendo a las fuerzas de seguridad.

PREGUNTA: Wilders lo dijo incluso ante el tribunal que le procesó el pasado diciembre por insulto a un grupo y por incitar la discriminación. ¿Hay “un problema marroquí” en Holanda?

RESPUESTA: Él es el gran problema de este país, porque es el impedimento para solucionar los problemas: la falta de integración. La mayoría de los musulmanes, y de los marroquíes, están totalmente integrados en la sociedad. Cuando sales a la calle ves marroquíes comerciantes, médicos, profesores, políticos. La presidenta del parlamento es marroquí. El alcalde de la capital económica de Holanda es otro marroquí que lucha a diario contra el radicalismo. Nosotros no decimos que los problemas de delincuencia no existen. Claro que están y hay que trabajar para solucionarlos. Los jóvenes marroquíes y turcos lideran las listas negras. Pero hay que ser objetivos: es una proporción mínima de toda una comunidad, y los niveles de delincuencia en los Países Bajos no son tan desorbitados como dice Wilders, que muestra un país caótico, tomado por los terroristas. Eso no es una imagen populista, falsa, para engañar a sus votantes.

En un informe publicado este miércoles en los Países Bajos, el registro de delitos comunes, incluidos robos con delincuencia, criminalidad y vandalismo se redujo un 20% entre 2012 y 2016, según la oficina de estadísticas, que también señaló los residentes afirman que la cohesión social en los barrios ha mejorado ligeramente.

R: Wilders tiene que entender que la gente que viene aquí, lo hace porque gusta de nuestras libertades, de la civilización occidental. La gente que se tira al mar para llegar aquí no lo hace por capricho, sino para vivir en un Estado de derecho, no se arriesga a morir para venir a islamizar Holanda. Lo que es cierto es que hay gente con ideas poco aceptables. Por eso nos encargamos, a través de la ley, que abandonen las cuestiones que no son compatibles con la democracia.

Pero, cuando abro la prensa y veo las declaraciones de Wilders, me da la sensación de que hay una “invasión” musulmana, parece que este es un país del tercer mundo. Y eso no es así. Pero lo que tampoco se puede pretender es atacar la identidad de una persona. Yo, Ahmed, soy bereber, marroquí, holandés, musulmán, hombre, político, padre... Todo eso es parte de mi personalidad. No se puede pedir a un extranjero que reniegue de sus orígenes, hay que exigirle que respeto nuestros valores sociales.

El islam es la segunda religión más practicada en Holanda, tras el cristianismo. Cerca del 5% de los ciudadanos holandeses son musulmanes, según cifras oficiales. La mayoría residen en cuatro ciudades: Ámsterdam, Rotterdam, La Haya y Utrecht. La llegada, en la década de los 60 y 70 de mano de obra migrante, desde Turquía y Marruecos, fue lo que disparó el número de practicantes de esta religión, a pesar de que su existencia en el país se remonta al siglo XVI. Una parte importante de musulmanes ha llegado desde las excolonias holandesas, Indonesia y Surinam.

P: Hace dos semanas, se publicó un informe oficial que afirma que el 40% de los marroquíes de tercera generación no sienten que los Países Bajos sea su “hogar”….

R: Hay problemas de integración, y la culpa es compartida. Me gusta utilizar la metáfora de la autopista: cuando un coche se quiere incorporar a la autopista, debe llegar, fijarse en el panorama que hay y pisar el acelerador para ir al ritmo de los demás coches, que ya están circulando integrados en la carretera principal. Ese coche que se incorpora es el nuevo inmigrante. Los coches que ya están circulando con gran velocidad por la autopista, que son los holandeses, deben facilitar el acceso de ese nuevo coche. Pero no pasarle por encima, impedirle entrar o insultarle por la ventanilla porque esté intentando acceder. Si ves que el coche está haciendo lo posible para incorporarse, no lo atropelles.

Hay que entender la movilidad entre países. No vamos a levantar puertas y esperar a que los inmigrantes las tiren, o a que se mueran

La inmigración es un tema muy sensible en Europa. Pero hay que entender que es la movilidad entre países, regiones, forma parte de la naturaleza humana. Los refugiados huyen de las guerras. Los subsaharianos que intentan saltar la valla de Melilla escapan del hambre y la opresión… ¿Qué debemos hacer nosotros? No vamos a levantar puertas, cerrarlas, y esperar a que las tiren, o mueran todos. Lo mismo pasa con la integración. Los holandeses también deben poner de su parte. Pero lo que no podemos hacer es actuar como dice Wilders: cerrar el carril de incorporación porque uno o dos coches cometen infracciones, y que lo paguen todos los demás. No podemos decir que la integración ha fracasado. Se ha ignorado durante años y eso ha provocado su fracaso.

La tensión que rodea la inmigración y la integración de los recién llegado a Holanda es el tema central de las elecciones, especialmente desde el pico de la crisis de los refugiados. Más del 80% de los holandeses votarán con la integración y la seguridad como principal preocupación, lejos de los problemas económicos.

P: ¿Qué parte de culpa tienen entonces los inmigrantes en todo este panorama?

R: A ellos se les exige el esfuerzo de integrarse, su participación en la sociedad, conocer el ambiente en el que van a vivir. Deben aprender el idioma porque es la única herramienta de comunicación con la gente. ¡Cómo vas a conocer a tu vecino, o la profesora de tu hijo, si no sabes neerlandés! Los inmigrantes deben buscar esa conexión emocional con la sociedad, conocer sus particularidades, y su historia.

Holanda no es un país racista ni estamos invadidos por nadie. Wilders amenaza la estructura social multicultural de este país

Esto es una sociedad libre, con sus derechos y sus obligaciones. Respetamos la libertad religiosa, pero exigimos que se respete la nuestro. Yo acudo a la mezquita a rezar, soy musulmán practicante y estoy orgulloso de ello. Pero desde mi posición de diputado lucho cada día por la prohibición del salafismo, que considero una ideología islamista contraria a los derechos humanos y que promueve el radicalismo. Acabo de promover una ley para criminalizar el acoso callejero con multas económicos y prisión. Ayudo a la Policía en lo que pueda para detener el radicalismo. Ni Holanda es un país racista, no estamos invadidos por nadie. Wilders amenaza la estructura social, multicultural, que siempre ha caracterizado este país.

P: El PVV, de Wilders, está liderando las encuestas de intención de voto porque sus partidarios dicen que él es el único que habla sin corrección política y sin miedo sobre los problemas que tiene este país.

R: Wilders es una persona racista. Lidera un partido xenófobo. No es un político que habla de un problema, o que ataca a aquellos que cometen un delito. Agrupa a todas las personas porque tienen un origen común, y los llama delincuentes. Y eso no tienen ni pies ni cabeza. La obligación de un político no solo es hablar y denunciar un problema sino ofrecer soluciones. Wilders ya ha estado dos años en la coalición del Gobierno (2010-2012) y ha demostrado tener un discurso vacío e inútil. Nunca ha propuesta nada para solucionar un problema. Todo lo contrario. Se ha dedicado esos dos años a impedir y bloquear la aprobación de todos los proyectos que se proponían, que proponía mi partido por ejemplo para luchar contra la criminalidad, o para obligar a los recién llegado a integrarse.

Insisto, claro que hay ovejas negras, como en todo corral. Pero los marroquíes, yo incluido, hacemos todo lo posible por defender los valores y las normas holandesas porque queremos vivir en ellos. Nos hemos movilizado, junto a toda la sociedad, para defender los derechos de los homosexuales, la igualdad de las mujeres, la libertad, la lucha contra el terrorismo, etc.

P: ¿Y qué pasa con los que se niegan a integrarse?

R: Los inmigrantes deben saber que no son un cliente de un supermercado, que viene, coge lo que le interesa, e ignora lo que no le gusta. O que porque paguen impuestos, pueden hacer lo que les da la gana. Tienen derechos y también obligaciones. Eres libre para practicar tu religión, pero el que tiene otra fe o no tiene ninguna, tiene la misma libertad que tú a ser respetado. Y sobre todo, debes defender la libertad del otro a procesar sus creencias, sean religiosas o políticas.

placeholder Geert Wilders habla ante las cámaras en Amsterdam, el 5 de marzo de 2017 (Reuters)
Geert Wilders habla ante las cámaras en Amsterdam, el 5 de marzo de 2017 (Reuters)

Hay que lidiar con los que no quieran integrarse. Yo se lo digo claramente: si no estás dispuesto a renunciar a las ideas retrógradas, no te queremos en Holanda. En este país, la integración es un proceso obligatorio. Si quieres imponer aquí tus ideas antidemocráticas, no te vamos a aceptar en esta sociedad. A mí me preocupan los jóvenes salafistas cuyas mentes son susceptibles a la radicalización y estamos implementando programas y pidiendo la ayuda de diferentes instituciones para vigilarlos. Pero hay que distinguir entre los musulmanes ortodoxos y los extremistas, cuyas ideas son totalmente ajenas a nuestra sociedad.

El otro día un religioso me decía que la mujer solo tiene derecho a salir 3 veces: de la barriga de su madre al mundo, de casa de su padre a la de su marido, y de la casa de su esposo a la tumba

A partir del mes de julio, los recién llegados tendrán que firmar un Contrato de Participación por el que se comprometen por escrito a conocer las leyes, valores y normas sociales de los Países Bajos. Negarse a firmar supondrá una multa de al menos 300 euros. La declaración también exige buscar un trabajo, o de lo contrario realizar servicios voluntarios, aprender el idioma y conocer la cultura holandesa.

P: ¿A qué te refieres con ideas retrógradas?

R: Me refiero a los que consideran que la mujer debe estar 10 metros detrás del hombre en la calle. A los que insultan y degradan a los homosexuales. A los que llaman infieles a los demás. Recuerdo que el otro día me decía un religioso una cosa bárbara, que realmente se creía. Afirmaba que la mujer solo tiene derecho a salir tres veces: de la barriga de su madre al mundo, de casa de su padre a la de su marido, y de la casa de su esposo a la tumba. A ese tipo yo le digo: vuelva allá donde te permitan tener esas ideas estúpidas. Esas ideas no tiene cabida en nuestra sociedad y hay que hacerles frente. Pero desde luego no levantando muros.

P: ¿Bajo qué condiciones podría el PvdA formar una coalición de gobierno con Wilders?

R: Nunca. Es imposible. Tendría que renunciar a su discurso racista, y si hace eso se quedaría sin nada, su programa político quedaría en un folio en blanco. El problema del PVV es que legitima los ataques e insultos racistas a los ciudadanos. Hace que la xenofobia sea vista como algo normal. Si Wilders llama “escoria” a los marroquíes, sabiendo que es un político que comunica un mensaje a las masas y tiene acceso a los medios de comunicación… ¿Qué no puede hacer un holandés con su vecino marroquí?

Tenemos que dar la seguridad a los ciudadanos de que son todos iguales y que hay que respetar los principios constitucionales. Hay que castigar los ataques y la violencia racista, venga de la parte que venga.

P: Pero tiene 2,5 millones de votantes, ¿se le puede dar la espalda a un partido tan grande?

R: No hay ninguna manera de que negociemos con él. Todos los partidos han rechazado la idea de formar una coalición con Wilders. El PVV es un partido que promueve el odio. Tiene un discurso dirigido a dar miedo. Wilders odia Holanda. Si realmente quisiera a su país, no hablaría como lo hace, no crearía la división y el caos, que es lo que está haciendo. Es un político que amenaza la estabilidad, la unidad, somos un país pequeño donde nos necesitamos unos a otros, estemos o no de acuerdo en las cosas, siempre debemos cooperar. Sus ideas son absurdas: “voy a prohibir el islam, cerrar las mezquitas e ir casa por casa retirando el Corán”, dice. ¿Eso es política? La política es una responsabilidad, no un juego. Y él se lo toma como un juego.

Ahmed Marcouch nació en Nador (1969), en el norte bereber de Marruecos y hoy se ha convertido en una de las voces más claras contra el radicalismo en Holanda. Desde su escaño como diputado del partido laborista PvdA, al que accedió en 2010, se ha encargado de condenar los ataques terroristas que han tenido lugar en diferentes partes del mundo, y promoviendo leyes e proponiendo ideas para luchar el extremismo. “Musulmanes de Holanda, levantaos contra la radicalización”, llamó a sus correligionarios, a los que exigió utilizar su puesto en la sociedad –educadores, maestros, líderes espirituales- para combatir de forma eficaz la violencia y el extremismo, luchar contra la desigualdad y la propagación del discurso del odio.

Islamofobia Geert Wilders
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