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El Gobierno rumano defiende despenalizar la corrupción 'leve' pese a las protestas
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"Es un intento de desestabilización"

El Gobierno rumano defiende despenalizar la corrupción 'leve' pese a las protestas

El país asiste a las mayores manifestaciones desde la caída de Ceaucescu en 1989, a pesar de lo cual el Partido Socialdemócrata insiste en una medida que beneficiará a muchos de sus miembros

Foto: Liviu Dragnea, lídeer del PSD, junto a miembros de su partido en el Parlamento en Bucarest, el pasado 4 de enero (Reuters)
Liviu Dragnea, lídeer del PSD, junto a miembros de su partido en el Parlamento en Bucarest, el pasado 4 de enero (Reuters)

Decenas de miles de personas volvieron a protestar ayer en las principales ciudades de Rumanía contra un decreto ley que despenaliza algunos casos de corrupción, mientras que el Gobierno socialdemócrata insistió en defender la medida pese a la presión social y las críticas, también desde el exterior. Por tercer día consecutivo, una multitud (unas 35.000 personas según las emisoras locales) se concentró ante la sede del Gobierno nacional en Bucarest con lemas como "ladrones", "vergüenza", "derogación" y "Rumanía, despierta". Otras 15.000 personas se congregaron en Timisoara, unas 10.000 en Cluj-Napoca y varios miles en Sibiu, Brasov e Iasi. Se trata, según la prensa local, de la mayor oleada de protestas desde la violenta caída del régimen comunista en 1989.

"No podemos permitir que nos roben sin una respuesta contundente por parte de la justicia. Es un decreto hecho a medida para unas pocas personas", dijo a Efe Alina Popa, profesora de matemáticas de un instituto de Bucarest. "Están desafiando nuestra dignidad y estamos cansados de que nos mientan", aseguró Raluca Stancu, una joven informática que trabaja para una multinacional.

Foto: Manifestación en Bucarest contra la despenalización de algunos delitos de corrupción, adoptada por decreto por el Partido Socialdemócrata, el 29 de enero de 2017 (EFE)

Tanto el líder del Partido Socialdemócrata (PSD), Liviu Dragnea, como el primer ministro rumano, Sorin Grindeanu, defendieron ayer el polémico decreto, aprobado por vía de urgencia el martes. "El Gobierno y los partidos que lo apoyamos seguimos decididos a ejercer tanto el poder ejecutivo como el legislativo", señaló Dragnea en rueda de prensa junto a Grindeanu, tras una reunión del Comité Ejecutivo socialdemócrata. "Cualquier intento de socavar la actividad del Gobierno es un intento de desestabilizar el Estado de derecho en Rumanía", advirtió Dragnea, quien acusó a los manifestantes de desconocer el contenido del polémico decreto.

La medida ha provocado una crisis en un Gobierno que lleva en el poder menos de un mes, tras ganar el PSD los comicios legislativos en diciembre con un 45 % de los votos. El presidente de Rumanía, el conservador Klaus Iohannis, solicitó al Tribunal Constitucional que tome cartas en el asunto ante un posible conflicto entre el Ejecutivo y la Judicatura.

placeholder Un manifestante se sienta en el suelo tras los disturbios en Bucarest, el 1 de febrero de 2017 (Reuters)
Un manifestante se sienta en el suelo tras los disturbios en Bucarest, el 1 de febrero de 2017 (Reuters)

Dimisiones en el Ejecutivo

El Constitucional, que registró la petición ayer, espera ahora las explicaciones del Gobierno y del Parlamento, que tienen como fecha límite para ofrecerlas el próximo 7 de febrero. La oposición confía en que los nueve jueces del alto tribunal se pronuncien antes del 10 de febrero, fecha en la que entrarán en vigor las medidas adoptadas por el Ejecutivo.

Pese a que los líderes del PSD han querido mostrar que están unidos en la defensa de la medida, el Gobierno ha tenido que encajar ya la primera dimisión de un miembro del ejecutivo. El responsable de Comercio, Florin Jianu, señaló que deja el cargo por razones de "conciencia", mientras que otras figuras de la formación gobernante pidieron la renuncia del ministro de Justicia, Florin Ioardache. Éste dejó hoy temporalmente sus funciones en manos de un secretario de Estado, sin explicar los motivos, aunque resaltó que sigue en el puesto. Mihai Chirica, uno de los vicepresidente del PSD, solicitó la dimisión de Ioardache, retirar el decreto y presentar "un proyecto de ley al Parlamento para que haya un debate público".

Foto: Un hombre protesta entre coches durante una protesta antigubernamental tras la tragedia del Club Colectiv, en Bucarest, el 3 de noviembre de 2015 (Reuters)

La polémica normativa penaliza los casos de corrupción solo si causan pérdidas al Estado por encima de 44.000 euros, mientras que por debajo sólo se iniciarán procedimientos administrativos. Uno de los beneficiados es el propio Dragnea, que ya no será procesado por un delito de corrupción tasado en unos 24.000 euros. Otros altos cargos políticos también saldrían beneficiados de la medida, al igual que de un indulto a 2.700 presos condenados por delitos menores.

La Comisión Europea, la Magistratura, la Fiscalía Anticorrupción y países como Alemania y Francia han criticado el cambio legal. Lo consideran el mayor retroceso en la lucha contra la corrupción desde que Rumanía entró en la Unión Europea (UE) en 2007. El Gobierno justifica el decreto en la necesidad de vaciar las abarrotadas cárceles del país balcánico. La Fiscalía Anticorrupción ha logrado encarcelar desde 2010 a más de 3.000 políticos y funcionarios -entre ellos incluso ministros y un ex primer ministro del PSD, Adrian Nastase- lo que le ha valido los elogios de la Comisión Europea.

Rumanía es el segundo país más pobre de la UE y parte de la población se muestra frustrada con su clase política, lo que se tradujo en las pasada elecciones generales en una abstención superior al 60 %.

Decenas de miles de personas volvieron a protestar ayer en las principales ciudades de Rumanía contra un decreto ley que despenaliza algunos casos de corrupción, mientras que el Gobierno socialdemócrata insistió en defender la medida pese a la presión social y las críticas, también desde el exterior. Por tercer día consecutivo, una multitud (unas 35.000 personas según las emisoras locales) se concentró ante la sede del Gobierno nacional en Bucarest con lemas como "ladrones", "vergüenza", "derogación" y "Rumanía, despierta". Otras 15.000 personas se congregaron en Timisoara, unas 10.000 en Cluj-Napoca y varios miles en Sibiu, Brasov e Iasi. Se trata, según la prensa local, de la mayor oleada de protestas desde la violenta caída del régimen comunista en 1989.

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