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¿Qué es cierto y qué no en el informe Trump?
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desmontadas algunas de las acusaciones

¿Qué es cierto y qué no en el informe Trump?

El “informe Trump” sigue siendo examinado línea a línea en EEUU. Algunos detalles se evaporan, sospechosos de falsedad por su carácter gravísimo y rocambolesco

Foto: El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se retira tras una conferencia de prensa en el vestíbulo de la Trump Tower en Nueva York (Efe).
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se retira tras una conferencia de prensa en el vestíbulo de la Trump Tower en Nueva York (Efe).

El “informe Trump” sigue siendo examinado línea a línea en EEUU. Algunos detalles se evaporan, desmentidos o imposibles de desmentir, pero sospechosos de falsedad por su carácter gravísimo y rocambolesco. El mismo aire de falsedad por el que ni siquiera los medios más salaces le dieron bola durante meses, hasta que los jefes de espionaje del país lo elevaron a la Casa Blanca y al Congreso. ¿Por qué? ¿Qué tiene de cierto?

Por ahora sabemos que el informe fue encargado en septiembre de 2015 por un “rico donante republicano” que detestaba a Donald Trump. Quería un expediente con información comprometedora del candidato, algo común en las campañas políticas. La agencia encargada de elaborarlo es Fusion GPS, encabezada por un antiguo periodista de investigación del 'Wall Street Journal' llamado Glenn Simpson.

La agencia reunió información pública sobre Donald Trump de medios de comunicación y documentos judiciales. Cuando este ganó la nominación republicana, sus rivales perdieron interés y Fusion GPS encontró un nuevo cliente: la campaña de Hillary Clinton. La tarea se volvió más interesante cuando los emails de la Convención Nacional Demócrata fueron pirateados por hackers rusos. La agencia olió una posible conexión entre Trump y Moscú contrató a un exespía británico especializado en Rusia.

Christopher Steele, de 53 años, trabajó de manera encubierta en Rusia en los años noventa, llegó a ser el jefe de la oficina de Rusia del MI6 y desde 2009 codirige la consultoría Orbis. Entre junio y diciembre del año pasado, Steele envió a Fusion GPS diferentes notas sobre las presuntas conexiones entre Donald Trump y el Gobierno ruso. Notas obtenidas de fuentes rusas que el exespía contactaba desde fuera.

Preocupado por la talla de sus averiguaciones, según las cuales Rusia tendría vídeos sexuales de Trump en un hotel de Moscú e información comprometedora acerca de sus finanzas, y su campaña habría conspirado con el Kremlin para minar a Hillary Clinton, Steele filtró el documento a varios medios de comunicación. Algunos, como Yahoo News, NBC o Mother Jones, publicaron esquejes citando “informes de inteligencia”, pero ni los medios ni la campaña de Clinton le dieron mucho espacio.

El informe acabó circulando por el Capitolio. Harry Reid, exlíder demócrata del Senado, pidió al FBI que investigara los supuestos vínculos de Trump y Rusia y hace una semana el documento fue presentado como resumen ante Barack Obama, Donald Trump y las cabezas de los comités más importantes del Congreso.

La razón por la que finalmente se le dio importancia es que el exespía Steele es conocido y respetado por los servicios de inteligencia de Reino Unido y EEUU. 'The New York Times' habla de una “reputación excelente” por sus 20 años de trabajo en el MI6 y por colaborar con el FBI en la investigación de la corrupción en la FIFA. Esta profesionalidad habría quedado cuestionada por las 35 páginas de este documento. Según 'Newsweek', el informe compendia noticias de los diarios rusos 'Kommersant' y 'Vedomosti', así como rumores de los blogs agentura.ru, compromat.ru o Russia Blog. Y algunas de sus acusaciones van siendo desmontadas.

El portal de investigación checo Respekt Magazine ha citado a una fuente de inteligencia diciendo que Michael Cohen, abogado del presidente electo, nunca tomó un avión a la República Checa, donde se habría reunido con el funcionario ruso Oleg Solodukhin. Otra fuente asegura que Praga no tiene constancia de que dicha reunión tuviese lugar. Solodukhn también lo ha negado y Cohen dijo que no había estado en Praga “en su vida”, con coartada: ese 29 de agosto estaba viendo un partido de béisbol con su hijo en Los Ángeles. Algo que el propio equipo de béisbol ha confirmado.

El informe refiere puntos que no tienen sentido, por ejemplo que Trump y su equipo “aceptaron un flujo sostenido de inteligencia del Kremlin” sobre los demócratas. Si esto fuera cierto, la campaña de Trump habría usado esta presunta información en su beneficio, cosa de la que no hay constancia. Dice que Trump recibió esa información sobre Clinton “durante varios años”, lo cual no encaja porque ambos empezaron sus campañas a mediados de 2015 y no fueron rivales directos hasta el pasado julio.

Trump habría conspirado con los rusos a través de emisarios que realmente no pertenecen a su círculo íntimo. Uno de ellos, su consejero Carter Page, fue contratado al final de la campaña, lo cual habría multiplicado los riesgos de una filtración.

Están las faltas de ortografía: el autor se refiere al banco ruso Alpha Bank como “Alfa”, escribe mal el nombre de un asociado azerí de Trump y confunde el barrio residencial de Barvikha con una instalación del Gobierno. Partes del informe reflejan estructuras sintácticas del ruso, por lo que no habría sido ni editado por su propio autor.

El director de Inteligencia Nacional, James Clapper, justificó en un comunicado el haber dado peso al informe. Dijo que parte de la obligación de la comunidad de inteligencia es “asegurarse de que los líderes políticos reciben la información más completa sobre cualquier asunto que pueda afectar a la seguridad nacional”, pero no juzgó si la información del documento “es fiable”.

Un funcionario del servicio secreto británico dijo a The Guardian que si los espías americanos dieron credibilidad al informe por algo es. Que partes del documento tienen un “alto grado de probabilidad” y que en inteligencia no hay código binario: todo tiene “diferentes grados de veracidad”. En este caso, el contexto de Rusia envalentonada frente a un adversario acomodado y dispuesta a sacar partido del carácter y los negocios de Donald Trump es verosímil. “Putin es un lobo; siempre va a por la oveja más débil”.

Christopher Steele es ahora un hombre buscado. Abandonó su casa de Surrey el miércoles por la mañana y pidió a un vecino que diese de comer al gato “durante unos días”. Lo que más teme, según una fuente citada por The Telegraph, es la potencial venganza de Rusia. Una fuente anónima.

El “informe Trump” sigue siendo examinado línea a línea en EEUU. Algunos detalles se evaporan, desmentidos o imposibles de desmentir, pero sospechosos de falsedad por su carácter gravísimo y rocambolesco. El mismo aire de falsedad por el que ni siquiera los medios más salaces le dieron bola durante meses, hasta que los jefes de espionaje del país lo elevaron a la Casa Blanca y al Congreso. ¿Por qué? ¿Qué tiene de cierto?

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