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Sin sexo ni ganas de buscarlo: el auge de los "hombres herbívoros" en Japón
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Sin sexo ni ganas de buscarlo: el auge de los "hombres herbívoros" en Japón

El problema de la natalidad no es nuevo en Japón. Lo que no se esperaba es que el sexo o la búsqueda de una pareja también estén en peligro. La culpa, según los nipones, la tiene la crisis

Foto: Un hombre pasa ante dos jóvenes japonesas disfrazadas en el centro de Tokio (Reuters).
Un hombre pasa ante dos jóvenes japonesas disfrazadas en el centro de Tokio (Reuters).

En la estación de Akihabara en Tokio uno puede a veces toparse con largas colas de muchachos jóvenes -y otros algo ya más maduros- esperando su turno frente a unas cortinas rosas. De manera ordenada, sin colarse pero también sin ocultar su ansiedad. Tras las cortinillas no venden el ramen de moda ni el último grito en tecnología, solo hay unas cabinas telefónicas. En esta época de dominio absoluto de la telefonía móvil, el lugar más popular de la llamada “estación eléctrica” nipona son unas cabinas casi excatas a las de antaño.

Solo que éstas tienen truco. En ellas, los jóvenes pueden llamar por teléfono a través de un servicio especial a las famosas cantantes y actrices 'idol' que ven en la red, esas que les quitan el sueño. Les hablan de amor, de sus sueños y fantasean con que en la próxima llamada ellas recuerden sus nombres. Son felices mientras dura el crédito de la llamada. Con esos minutos al teléfono mientras otros hacen cola suplen su falta afectiva. Porque en lo del amor tradicional a la japonesa, ese que surge sin artilugios digitales, muchos jóvenes ya han tirado la toalla.

Tener pareja empieza a ser menos común entre las nuevas generaciones niponas. Al menos eso dice su Gobierno, apoyándose en numerosas encuestas que hace que muchos se pregunten cómo consiguen según qué datos. Como el que sostiene que el 69% de los hombres y el 59% de las mujeres no tienen pareja. O que más del 40% de los jóvenes de menos de 34 años son vírgenes. Darse una vuelta por las entrañas del país ayuda a entender las estadísticas, a las que suman las advertencias de los sociólogos. No en vano, en los últimos meses los medios nipones han cambiado el término que popularizó la socióloga Maki Fukusawa para diferenciar al "hombre herbívoro", expresión que creó para definir a los hombres que se resignaban a la prostitución para no complicarse en buscar una pareja.

Hoy en día, la definición de los "herbívoros" -que también afecta a un número de mujeres– ha mutado. Ahora se utiliza en los periódicos para el grupo más común entre los afectados sexuales: aquellos que, en mitad de la dura situación económica, ya se han resignado a que el sexo sea siempre en solitario.

¿Quiénes son los "herbívoros"?

Japón es uno de los países con mayor longevidad del mundo y, al mismo tiempo, con una bajísima natalidad. Mientras que superar los 90 años es un logro común, solo nacieron 8,4 niños por cada mil habitantes en los últimos cinco años. Y durante toda esta década, la población ha ido menguando año tras año hasta los poco más de 126 millones de habitantes. El director del Instituto Nacional de Población, Futoshi Ishii, afirma que hasta mitad de siglo la situación puede empeorar e incluso que se llegue a niveles de principios de siglo XX, sobre los 120 millones.

El problema de la natalidad no es nuevo en Japón. Lo que no se esperaba es que el sexo o la búsqueda de una pareja estuvieran también en peligro. Según lo que dicen los propios nipones, la culpa la tiene la crisis económica. Sobre todo para los hombres. Tener una pareja tradicional es un gasto de dinero que muchos ya no quieren asumir y que prefieren compensar con juguetes de plástico o virtuales.

Los hombres nipones obtienen hoy en día entre la mitad y dos terceras partes del salario real que lograban sus compatriotas en los 80. En una sociedad patriarcal donde el hombre ha de encargarse de mantener a su familia, eso supone un reto más difícil de asumir para los nipones. Pero hay más que eso.

La profesora de la Universidad de Kioto Nancy Snow afirma que el reto para el hombre anquilosado japonés es su dificultad para asumir que la mujer japonesa cada vez acepta menos el modelo tradicional. “Hay muchas profesionales con salarios mayores que los de los hombres”, señala. Y eso es algo que un hombre bajo el modelo clásico nipón, donde se espera que la esposa esté en casa mientras el hombre se va de copas tras el trabajo, no puede asumir.

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Ayudas digitales para el soltero

La falta de efectivo y la liberación de la mujer no son las únicas causas de la 'sequía' sexual entre los hombres nipones. También está la industria del onanismo e incluso los clubes de ayuda para los hombres solteros y sin opción a compartir cama.

Las cabinas en Akihabara son la punta del iceberg de un negocio muy nipón. No solo son los consoladores, la altísima cantidad de la pornografía o los juguetes electrónicos que existen únicamente en la isla asiática. Cada vez más, los artilugios sexuales se orientan a suplir la falta de sexo y cariño. Los superventas entre los masturbadores masculinos son aquellos que representan las partes íntimas de alguna actriz porno famosa. Además de las fotos de rigor y la firma de la joven en la caja, los artilugios certifican representar al detalle la vagina –por dentro y por fuera– de la chica en cuestión, y aportan fotos para justificarlo. Otro de los productos más populares son las bragas firmadas que usaron las estrellas del cine X en sus películas más conocidas.

Las cabinas en Akihabara son la punta del iceberg de un negocio muy nipón. Cada vez más, los artilugios sexuales se orientan a suplir la falta de sexo y cariño

Existen incluso clubes de ayuda sexual como Manos Blancas, donde sus trabajadores se denominan “ayudantes sexuales”. Organizan encuentros tales como sesiones de arte donde una mujer se desnuda y es retratada en el papel por los afectados por la falta de sexo. Según la asociación, es una manera de lograr que estos hombres compartan un espacio cerrado con alguien del otro sexo. Y sin pagar.

La prostitución es, cada vez menos, el antídoto para los hombres solteros. Incluso habiendo sido Japón una meca en el mercado sexual, los precios cada vez acompañan menos en crisis y los excesos de la Yakuza con mujeres del Sureste Asiático forzadas a prostituirse contra su voluntad han dado cerco a buena parte del negocio.

Japón fue, como detalla Jake Adelstein en 'Tokyo Vice', el paraíso de la prostitución de Asia gracias a barrios como Kabukicho en la capital. Las barras americanas al estilo asiático son una creación japonesa y la parte del negocio que más dinero mueve son los bares de 'hosts', donde ellas -y también ellos- cobran por ofrecer compañía pero no sexo. Incluso todos esos espectáculos que muchos piensan que son propios de Tailandia, como el 'ping pong show', fueron inventados por los nipones y terminaron exportándose a las regiones más pobres de Asia. El progreso, la subida de precios y la persecución a las mafias –que no al negocio, considerado un mal necesario por la policía- han hecho que pagar a cambio de sexo sea una opción cada vez más difícil.

Queda la esperanza, según muchos, del cambio de paradigma y de que las tradiciones niponas de antaño den paso a la modernidad. Para rizar el rizo, que una mujer japonesa decida vivir y casarse con un "gaijin", el hombre occidental que para muchas familias de antaño significaba una deshonra, ahora se ve con normalidad. Incluso están de moda los hijos mestizos. Las buenas noticias son que, si bien la natalidad por población total ha descendido, el número de nacimientos por mujeres en edad de ser madres ha aumentado recientemente, según cifras del Banco Mundial. Ahora el grupo de edad mayoritario que tiene hijos son aquellas que tienen entre 35 y 40 años.

En la estación de Akihabara en Tokio uno puede a veces toparse con largas colas de muchachos jóvenes -y otros algo ya más maduros- esperando su turno frente a unas cortinas rosas. De manera ordenada, sin colarse pero también sin ocultar su ansiedad. Tras las cortinillas no venden el ramen de moda ni el último grito en tecnología, solo hay unas cabinas telefónicas. En esta época de dominio absoluto de la telefonía móvil, el lugar más popular de la llamada “estación eléctrica” nipona son unas cabinas casi excatas a las de antaño.

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