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Cuando Bin Laden traficaba con la emisión de CO2 en Europa
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"Al Qaeda era un inversor en el fraude fiscal"

Cuando Bin Laden traficaba con la emisión de CO2 en Europa

Una investigación involucra a empresas holandesas, italianas y alemanas con una inmensa trama europea de lavado de dinero que acabó financiando la causa de Al Qaeda

Foto: Dos policías neoyorquinos tras un cartel de busca y captura a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda, en Nueva York (Reuters).
Dos policías neoyorquinos tras un cartel de busca y captura a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda, en Nueva York (Reuters).

¿Cómo se financia una guerra de guerrillas denostada por todo el mundo como, digamos, la de los talibanes en Afganistán? ¿Tráfico de drogas? ¿Y una guerra santa como la de Al Qaeda? ¿Secuestros? Hay un dinero mucho más fácil y más limpio: licencias de emisión de CO2, libremente accesibles en el mercado europeo. Osama bin Laden guardó en una cueva entre Pakistán los documentos de su “inversión” en este mercado. Esos papeles involucran a empresas holandesas, italianas y alemanas con una inmensa trama europea de lavado de dinero que servía para financiar la causa tanto de los talibanes como de Al Qaeda. Las tropas estadounidenses localizaron esos archivos a principios de 2010, en una de sus operaciones de caza al líder de la organización yihadista.

El mercado de las emisiones de CO2 no está controlado y es de fácil acceso. “Para comprar licencias de CO2 solo necesitas un ordenador, conexión a internet y una cuenta de correo”, detalla a El Confidencial Marius Frunza, experto financiero en este mercado y parte de la investigación. Se calcula que el fraude durante la etapa de 2008-2010 fue de miles de millones de euros, con la participación de una lista de al menos 40 individuos y empresas solo en Europa que están siendo investigados por la Justicia.

Yakub utilizó identidades robadas de empresas falsas en China. Compraba los certificados en Francia, Alemania y Holanda y los volvía a vender con un coste añadido del 20%. Parte fue transferida a cuentas en Chipre y Hong Kong, antes de acabar en manos de sus últimos destinatarios

Un ejemplo del funcionamiento de esta trama es el de Imran Ahmed Yakub, un británico de origen paquistaní que fue acusado de defraudar a Italia más de 1000 millones de euros. Supuestamente, y según la justicia italiana, Ahmed invirtió dinero en Dubái a través de la compañía que dirigía, SF Energy Trading, con base en Milán, y que utilizó para comprar y vender certificados de emisión de CO2. Usó a varios intermediarios para hacer desaparecer el rastro del dinero y consiguió así evadir el pago del IVA, que la justicia italiana calcula en unos 1.400 millones de dólares, que fueron desviados a fondos para ayudar a grupos terroristas.

Esta empresa, supuestamente, ha utilizado identidades y enlaces robados de empresas falsas en China para llevar a cabo la estafa. Se compraban los certificados en Francia, Alemania, Holanda y Reino Unido, y posteriormente los volvían a vender a otros clientes con un coste añadido del 20%, una gran cantidad de dinero que fue transferida a cuentas bancarias en Chipre y Hong Kong, antes de acabar en manos de sus últimos destinatarios.

Estas licencias se expresan mediante códigos que se pueden vender en el mercado y que confieren el derecho a emitir una cantidad determinada de dióxido de carbono a la atmósfera. Son objeto de comercio entre empresas y Estados comprometidos con el medioambiente como parte del Protocolo de Kioto. Frunza, autor del libro ‘El fraude y los mercados de carbono’, estima que el lavado de dinero se sitúa en unos 20.000 millones de dólares entre el lanzamiento del sistema en 2005 hasta 2011. Habitualmente, hay una cuenta bancaria abierta donde se realiza la transferencia del pago de las licencias. En caso de fraudes, hay una serie de subcuentas donde son transferidos los fondos, sin ser visible para la entidad bancaria y escapando así al control de las autoridades.

En una investigación realizada por la televisión holandesa ZEMBLA, fiscales alemanes e italianos aseguran contar con “numerosos y claros indicios” de que parte del dinero evadido acabó en manos de “organizaciones terroristas”, aunque para proteger la investigación no han querido dar más detalles. Y según los servicios de inteligencia, Osama bin Laden y los talibanes recibieron dinero de esta red. En la lista de implicados hay varias personas y empresas holandesas: EcoDutch, VDL Duty Free, o Bedcare Holland dirigida por Hijaj Saleem, un paquistaní de la ciudad holandesa de Tilburg. Según esta investigación, el fraude con los certificados de CO2 es la mayor estafa del IVA en la historia.

Por su parte, Richard Ainsworth, experto en derecho de la Universidad de Boston, certifica que “sin duda, el terrorismo ha ganado mucho dinero de este mercado, y lo sigue haciendo en otros sectores a través de la evasión de impuestos”. En una entrevista con El Confidencial, este profesor, que ha participado en la investigación, destaca que la compraventa de certificados de CO2 “es un mercado muy fácil” y tiene resultados eficientes.

'Sin duda, el terrorismo ha ganado mucho dinero de este mercado, y lo sigue haciendo en otros sectores a través de la evasión de impuestos. Al Qaeda se convirtió en un inversor en el fraude fiscal', declara, Richard Ainsworth, experto en derecho y miembro de la investigación

​“Al Qaeda se convirtió en un inversor en el fraude fiscal que fue establecido por otros agentes. Para que haya una base en la práctica de evasión de impuestos, se necesita mucho dinero, millones de euros. Por eso, fueron otros, a nivel europeo los que iniciaron la práctica de no pagar el IVA. El terrorismo aprovechó un terreno preparado. Estamos totalmente seguros de que mucho de ese dinero ha servido para financiar el terrorismo”, sentencia.

El problema de los certificados de emisiones de CO2 es que no son bienes físicos sino unos instrumentos electrónicos que aparecen recogidos en una cuenta donde te indica el dato de posible emisión de dióxido de carbono. Estos títulos son transferibles a otra cuenta, de otra empresa u otro país. “Al ser electrónico, las cosas van más rápido y es fácil perderse”, explica Frunza. A este mercado han accedido grupos del crimen organizado, especialmente de Italia, Reino Unido, Francia, Rusia. Y también familias al completo de países asiáticos. “Cuando son tantas personas, y no todos los miembros están registrados en el mismo país, la compraventa se hace de diferentes lugares, y se acaba perdiendo el rastro de los ‘certificados’”, señala.

"Nadie pensó que Al Qaeda acabaría en el mercado"

Frunza señala que en este mercado se mueven muchos millones y los grupos extremistas también han visto ahí una oportunidad para invertir su dinero, con rápidas ganancias y expandiéndose por toda Europa. Por tanto, detrás de esa evasión de impuestos que acabó en Afganistán, hay una estructura y unas conexiones sólidas. Además, durante esa época, no había una especial vigilancia sobre la compra y venta de estos certificados. “Nadie pensó nunca que el terrorismo pudiera acabar involucrado en este mercado”, asegura el experto.

No obstante, las autoridades de diferentes países están cambiando las normas para adaptarse al reto. “Las licencias de CO2 son simples códigos digitales. Se almacenan en los ordenadores del Gobierno y se transfieren con conexión a Internet. Se tarda cinco segundos para pasarlos de una cuenta a otra. Es un fraude puramente tecnológico. Todo esto será más complicado en enero de 2017, cuando habrá una seguridad añadida en el sistema”, confirma Ainsworth.

No obstante, ambos investigadores aseguran a El Confidencial que no creen que el grupo yihadista Estado Islámico esté presente en este mercado. “Daesh busca financiación vía sectores de bajo coste. Es decir, por supuesto que blanquean mucho dinero, pero no tanto como para llegar a los miles de millones que se han evadido en las licencias de CO2”, señala Ainsworth. En la misma línea se mantiene Frunza. “Invierten en mercados de fruta y comida hasta en licencias de taxis, se gana poco dinero pero son muchos seguidores los que acceden a financiar la causa yihadista”, afirma.

¿Cómo se financia una guerra de guerrillas denostada por todo el mundo como, digamos, la de los talibanes en Afganistán? ¿Tráfico de drogas? ¿Y una guerra santa como la de Al Qaeda? ¿Secuestros? Hay un dinero mucho más fácil y más limpio: licencias de emisión de CO2, libremente accesibles en el mercado europeo. Osama bin Laden guardó en una cueva entre Pakistán los documentos de su “inversión” en este mercado. Esos papeles involucran a empresas holandesas, italianas y alemanas con una inmensa trama europea de lavado de dinero que servía para financiar la causa tanto de los talibanes como de Al Qaeda. Las tropas estadounidenses localizaron esos archivos a principios de 2010, en una de sus operaciones de caza al líder de la organización yihadista.

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