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Renzi y el referéndum que inquieta desde Washington hasta Berlín
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"tendrá impacto macroeconómico en el mundo"

Renzi y el referéndum que inquieta desde Washington hasta Berlín

El nerviosismo domina los despachos de los aliados de Italia ante un examen para la estabilidad del país: un referéndum sobre los cambios que Renzi quiere para la Constitución

Foto: El primer ministro italiano, Matteo Renzi, durante una entrevista en un programa de televisión (Reuters).
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, durante una entrevista en un programa de televisión (Reuters).

De forma poco ortodoxa, el embajador de Estados Unidos en Roma invitó recientemente a los electores italianos a repensar su voto sobre las reformas constitucionales que promueve el Gobierno de Matteo Renzi. Votar en contra “sería un paso atrás para las inversiones extranjerasen Italia, dijo un poco diplomático John Phillips, suscitando la ira de los que vieron la maniobra como una “injerencia”.

Solo un día después, el portavoz de la Cancillera alemana, Steffen Seibert, redobló el mensaje: “Obviamente no le toca a este Gobierno expresarse sobre referéndums que se llevan a cabo en otros países, pero Angela Merkel apoya a Matteo Renzi en sus diferentes actividades de política interna”. “Una importante elección está aproximándose y no estoy hablando de Estados Unidos. El inminente referéndum en Italia tendrá un impacto macroeconómico en el mundo”, llegó a escribir un columnista de la revista estadounidense 'Forbes'.

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Con creciente intensidad, se ha hecho visible en las últimas semanas el nerviosismo que domina los despachos de las potencias aliadas de Italia. Nerviosismo que también afecta al FMI y los mayores lobbies internacionales, sobre una cita que es vista como un examen para la estabilidad del país transalpino: un referéndum en el que, este 4 de diciembre, los italianos están llamados a expresarse sobre los cambios que Renzi quiere para la Constitución. Cambios ya aprobados por el Parlamento italiano el pasado abril, a los que el primer ministro ha vinculado su supervivencia política (“Me juego la cara y el puesto”) y que no son minúsculos. En total, la reforma cambiaría 44 de los 137 artículos que integran a la Carta Magna. Un texto redactado en 1948 tras la guerra y el ventenio fascista -y que, por tanto, fragmentó el poder público, movido por la idea de evitar el surgimiento de otro dictador como Benito Mussolini- y nunca antes modificado de forma sustancial.

El hecho es que la victoria de Renzi no está, para nada, garantizada. “Yo no pondría la mano en el fuego por esta reforma. No sé si al final se aprobará, pues hay mucha indecisión”, explica a El Confidencial el jurista Raffaele Bifulco, experto en Derecho Constitucional. “Así y todo, creo que hay que restar catastrofismo en torno a la misma. Lo que creo es que Europa y el mundo esperan que Italia demuestre que es capaz de tomar decisiones para mejorar, en momentos difíciles para el Viejo Continente”, añade, al argumentar que si bien no es una reforma “mágica o perfecta”, sí es positiva pues reorganiza, modernizándolo, el Estado italiano. Los sondeos arrojan un empate técnico en el plebiscito. Los indecisos, no obstante, todavía son muchos: entre un 15% y 20%.

¿El fin del bicameralismo?

En concreto, el cambio más profundo atañe al Parlamento y apunta a poner fin al llamado sistema parlamentario hasta ahora en vigor, el del ‘bicameralismo paritario’. De hecho, desde que el país redactó su primera Constitución como república (Italia descartó la monarquía en 1946), el Parlamento italiano posee dos cámaras, el Senado y la Cámara de Diputados, y las nuevas leyes no pueden ser aprobadas si ambas no encuentran un común acuerdo. Una circunstancia que, según Renzi, es un lastre pues alarga los tiempos legislativos e impide la celeridad en la toma de decisiones. Otros rechazan esta argumentación, pues Italia aprueba anualmente más leyes que países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. Y también porque que, en la actualidad, las dos cámaras se vigilan recíprocamente, lo que constituye “una garantía democrática”, tal y como ha subrayado Gustavo Zagrebelsky, uno de los constitucionalistas más reputados en Italia y uno de los líderes del ‘no’ a la reforma.

Más aún, Zagrebelsky -quien junto a otros 56 juristas ha firmado recientemente un manifiesto contra Renzi y su propuesta- también ha declarado su inconformidad por el hecho de que, si la reforma se aprueba, “a los electores italianos ya no se les entregará la papeleta para elegir a los futuros senadores”, según ha repetido otros de los grandes detractores del texto, el informador Marco Travaglio. De hecho, según el texto de la ley, Renzi ha propuesto la transformación del Senado en una especie de Cámara territorial, con menos poderes y miembros (de 319 a 100), los cuales ya no serían nombrados por elección directa, sino por los gobiernos regionales, que habrán de elegirlos entre sus consejeros y algunos alcaldes que consideren apropiados. Un punto, este, sobre el que se ha desatado la mayor ira de los críticos, que consideran esto un retroceso democrático y también una medida improductiva, porque ven difícil que los nuevos senadores puedan ejercer adecuadamente sus dos funciones.

'Para su campaña del sí, Renzi incluso ha contratado a un gurú estadounidense, Jim Messina, que posibilitó el triunfo de Obama o logró que Cameron impidiese que Escocia se fuera del Reino Unido'

Además, Renzi también ha sido acusado de ampliar sus poderes, puesto que la reforma prevé que el Gobierno pueda indicar al Parlamento cuáles son las leyes más importantes y solicitar que éstas se aprueben (o veten) en un plazo máximo de 70 días. Ello se suma a que la reforma ha sido precedida por la aprobación de una nueva ley electoral, el llamado "Italicum", que otorga un extraordinario poder al partido que gana en las elecciones generales. “El objetivo es evitar una excesiva fragmentación del poder, que impide agilizar a la hora de tomar decisiones“, ha sido la respuesta de los partidarios del ’sí, recordadando que, hasta la fecha, algunas leyes se debaten durante años, sin éxito. De ahí que Renzi se haya defendido señalando que dichas reformas ayudarán a Italia a acabar con la tradición de cambiar de gobierno antes del natural vencimiento de los Ejecutivos (el país ha tenido 64 gobiernos en los últimos 70 años). En cambio, otros puntos, como la eliminación de algunos órganos administrativos y de las diputaciones, no han suscitado debates de calado.

Todos contra Renzi

No es, por supuesto, la primera vez que los italianos son llamados a decidir sobre reformas constitucionales. Desde 1948 hasta hoy, han sido aprobadas unas cuarenta leyes y dos reformas que integraron o modificaron la Constitución italiana. Sin embargo, esta vez se ha escenificado un todos contra Renzi, al menos a nivel político, en los últimos meses. El primer ministro no solo no tiene el apoyo de los cinco partidos que hoy integran la derecha italiana ni del Movimiento Cinco Estrellas ; también ha sido víctima de ‘fuego amigo’ proveniente de las corrientes de su formación más a la izquierda y, en particular el ex primer ministro Massimo D’Alema, con el cual mantiene una vieja enemistad que se remonta al ascenso de Renzi.

Con el fin de avanzar en las reformas que promueve, Renzi opta cada vez más por lanzar guiños a los electores de derecha. El último ejemplo fue un anuncio en tono electoral en el que planea relanzar la construcción de una obra faraónica: un puente sobre el estrecho de Messina, que una Sicilia a Italia. Algo que durante años promovió Berlusconi y que rechazó el Partido Democrático (PD) que hoy lidera Renzi. El propio primer ministro lo ha reconocido en una entrevista publicada en el diario conservador 'Il Foglio': “Es inútil dar rodeos. Los votos de la derecha serán decisivos en el referéndum”, dijo el florentino de 41 años. La reacción de Gianni Cuperlo, uno de los representantes de las corrientes más de izquierda del PD, también fue clara: "Esa no fue una frase bonita".

No en vano, el primer ministro italiano no desaprovecha ninguna ocasión para plantar cara a sus enemigos en tertulias de televisión. También ha llevado a niveles récord sus apariciones en la prensa nacional. “Para su campaña en favor del 'sí', Renzi incluso ha contratado a un gurú estadounidense, Jim Messina, que es el mismo que posibilitó el triunfo de Barack Obama o logró que David Cameron impidiese que Escocia se fuera del Reino Unido”, subraya a El Confidencial Luca de Carolis, periodista del 'Il Fatto Quotidiano', un diario muy leído por los opositores de Renzi. “Le pagará unos 400.000 euros”, añade, al argumentar que esto ha provocado malestar dentro del PD.

“El problema es que si Renzi pierde el referéndum, sin duda, habrá consecuencias políticas”, insiste el jurista Bifulco, al sugerir que una eventual derrota del italiano lo debilitaría como líder, más teniendo en cuenta que su llegada al poder, en el invierno de 2014, se fraguó de una manera antaño inimaginable en Italia: mediante una alianza con partidos de derecha. “Una derrota de Renzi fragilizaría Italia en momentos en los que el país ha adquirido una renovada pujanza en la toma de decisiones en seno de la Unión Europea”, junto con Francia y Alemania, tras el Brexit, concluye.

De forma poco ortodoxa, el embajador de Estados Unidos en Roma invitó recientemente a los electores italianos a repensar su voto sobre las reformas constitucionales que promueve el Gobierno de Matteo Renzi. Votar en contra “sería un paso atrás para las inversiones extranjerasen Italia, dijo un poco diplomático John Phillips, suscitando la ira de los que vieron la maniobra como una “injerencia”.

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