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Al Qaeda se dirige a implantar su soñado proyecto político en Siria
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la nueva cara de la yihad

Al Qaeda se dirige a implantar su soñado proyecto político en Siria

Siria revoluciona la estrategia de Al Qaeda y otros grupos neoyihadistas, a largo plazo, de perfil más bajo y localista que en décadas anteriores. La clave para sobrevivir es echar raíces en el terreno

Foto: Combatientes del Frente Al Nusra en el Valle de Bekaa, Líbano, tras liberar a soldados libaneses, en diciembre de 2015 (Reuters).
Combatientes del Frente Al Nusra en el Valle de Bekaa, Líbano, tras liberar a soldados libaneses, en diciembre de 2015 (Reuters).

Hubo un tiempo en que la yihad basó su autoridad en la brutalidad, en la imposición unilateral de la 'sharia' y en el sometimiento letal contra quienes no cumplían con el ideario. Hubo un tiempo en que Al Qaeda de Irak atormentó a los suníes de Anbar, utilizó la extorsión y el secuestro para para dominar el territorio y aumentar su recaudo. Los grandes líderes de Afganistán habían difundido el ejemplo, la cruenta política de la yihad, un mandato fundado en la violencia, el terror y el miedo. La sanguinaria autoridad fue después plagiada por la que fue su filial, Daesh, en el nuevo Califato de Irak y Siria.

Pero la guerra de Siria, la gran cruzada por al Sham (la Siria histórica), ha revolucionado la estrategia de Al Qaeda así como de la de otros grupos neoyihadistas. El nuevo escenario ha presentado un modo diferente de lanzar la guerra santa. Un tipo estrategia a largo plazo, de perfil más bajo y localista que en décadas anteriores. La clave para sobrevivir es echar raíces en el terreno. ¿Cómo? Creando alianzas identitarias, emocionales y militares con la población. El paradigma de la nueva yihad es Jabhat al Nusra (ahora Jabhat Fatah al Sham), la misión secreta de Al Qaeda en Siria. En el Ramadán de 2011, siete altos mandos de ISI (Al Qaeda en Irak) cruzaron clandestinamente la frontera noreste de Siria para fundar el nuevo proyecto político.

Lo primero que hizo Al Nusra en Alepo fue dominar el abastecimiento de electricidad y agua para repartirla de manera gratuita y ganarse el apoyo de la población. Meses antes habían creado la Oficina de Beneficencia, que repartía pan, mantas, gas y comida

Cinco años más tarde, Jabhat Fatah al Sham “es uno de los actores armados más poderosos de la crisis. A través de una sólida estrategia de empotrarse entre las dinámicas revolucionarias y echar raíces en la sociedad de la oposición”, afirma Charles Lister, experto en grupos yihadistas en Siria. Así es, porque sus éxitos no sólo se acotan al plano militar, sino que su plan como autoridad política está progresando. El descalabro de las negociaiones de paz, las falsas promesas de Estados Unidos, las constantes ofensivas del régimen sirio y de Rusia son algunos de los motivos que han hecho que a día de hoy el principal aliado de la oposición sea Al Qaeda.

La nueva corriente de la yihad, que bebe de los escritos del ideólogo yihadista Al Maqdisi, pone en énfasis en "Al Qital al Tamkin", o la batalla por la presencia dentro del territorio, que en "Al Qital al Nikaya", que es la lucha directa para dañar al enemigo. Es decir, la nueva tendencia busca conseguir influencia e incrustarse entre la propia población, más que conseguir victorias militares en el frente. Es la yihad 'amable', la que busca implantarse en el ADN del lugar, la que pretende quedarse para siempre.

El proyecto civil de Al Qaeda

En marzo de 2013 Ahmad Azouz, un popular contable de Alepo, fundó junto a otros 24 revolucionarios el Consejo Local, una entidad municipal que suministrara servicios públicos a la zona rebelde, muy dañada por los combates. En esas mismas fechas, los líderes de Al Nusra en Alepo crearon una administración paralela (al Edara al Ama Khadamat, Administración de Servicios Públicos) que gestionara los mismos servicios para competir con el Consejo Local. Lo primero que hicieron fue dominar el abastecimiento de electricidad y agua para repartirla de manera gratuita y así ganarse el apoyo de la población. Unos meses antes, habían creado la Qism al Igatha, la Oficina de Beneficencia, que repartía pan, mantas, gas y comida a los más desfavorecidos.

Abdulhamid asume que las zonas rebeldes de Siria serán 'enclaves de la Sharia' gobernados por grupos yihadistas

“Hemos tenido muchos enfrentamientos con ellos”, afirma a El Confidencial Azouz que continúa trabajando con el Consejo Local de Alepo, “al final decidimos repartirnos los barrios. Pero incluso así han intentado boicotearnos, nos han cortado el agua en varias zonas para que parezca que no somos eficaces”. Azouz mantiene que la rivalidad política no es democrática, “les hemos propuesto muchas veces que se presentaran a las elecciones de Alepo, pero siempre se han negado”. Aún así, dice Azouz, que trabaja para la compañía británica Adam Smith, los yihadistas han intentado persuadirle para que comparta con ellos la financiación.

A pesar de la estrategia benéfica, Jabhat al Nusra, ahora Jabhat Fatah al Sham, persigue el establecimiento de un emirato islámico en Siria donde gobierne la 'sharia' o ley islámica. Un proyecto que choca con el de otras fuerzas opositoras. Es el caso del Gobierno Interino Sirio, respaldado por la Coalición Nacional Siria, que ha establecido su sede en Idlib, precisamente la ciudad que controla el grupo yihadista. Pero las dos partes han aceptado cierta connivencia de gobernabilidad, porque la oposición siria ha comprendido que JFS es imprescindible para combatir a Bashar al Asad. Y esta, la superioridad militar por un lado, así como el apoyo de la población, pueden ser la clave para que los yihadistas cumplan su sueño político. Es por ello que los expertos creen que JFS es una amenaza mayor que Daesh para el futuro democrático de Siria.

¿Futuro actor de negociación?

La reciente operación antiterrorista de Estados Unidos y Rusia para terminar con Daesh y JFS podría lograr el efecto contrario. “En términos de propaganda, sólo va a fortalecer a JFS. No va a desarraigar a al Nusra de la oposición, de hecho va a conseguir más apoyo local y les va a atrincherar todavía más dentro de la población”, declara a El Confidencial Ammar Abdulhamid, un activista y escritor sirio que reside desde hace años en Estados Unidos. “La gente percibe la operación como una traición de América que ahora se alía con Rusia, al Assad e Irán en contra de nosotros”. “Con sus fracasos, Estados Unidos ha conseguido apoyar el proyecto de Al Qaeda en Siria, del mismo modo que apoyó el proyecto de ISI en Irak”.

En los últimos meses, JFS ha acometido algunos cambios para allanar la senda política. La ruptura con Al Qaeda en julio, el cambio de nombre o una mayor visibilidad en los medios, busca ganar el apoyo de todas las brigadas opositoras pero también un lavado de cara que les permita acceder a una futura pacificación. Por primera vez, el líder de la facción al Jolani mostraba abiertamente su rostro en televisión, así como el encargado de las relaciones externas, Abu Sulayman, que ofrecía entrevistas a CNN. Y éste es el éxito de la nueva yihad que, debido a su exitosa estrategia, pero también a la incapacidad de la comunidad internacional para poner fin a la guerra, consiguen consolidar su presencia como un actor político.

Abdulhamid asume que las zonas rebeldes de Siria, en concreto Idlib y Alepo, serán “enclaves de la Sharia” gobernados por grupos yihadistas. “En la futura partición del país, nos guste o no, habrá áreas que van a estar bajo el control de los yihadistas”. La población que vive en esas ciudades “son más proclives a aceptar un liderazgo de Al Qaeda o Jabhat al Nusra porque llevan tres años bajo el régimen de la Sharia. (…) Esto va a ayudar a grupos como Ahrar al Sham o JFS a introducir su proyecto político”. Por ello, en un futuro proceso de pacificación, Abdulhamid cree que Al Qaeda podría incluso ser uno de los actores con los que negociar. “Tenemos que aceptar que en algunas áreas sobre el terreno la fuerza política será Al Qaeda y otros yihadistas. Porque, o (la comunidad internacional) introduce en Siria a 50.000 soldados británicos, iraníes o americanos para expulsar a los yihadistas o nadie va a poder revertir esta tendencia”.

Hubo un tiempo en que la yihad basó su autoridad en la brutalidad, en la imposición unilateral de la 'sharia' y en el sometimiento letal contra quienes no cumplían con el ideario. Hubo un tiempo en que Al Qaeda de Irak atormentó a los suníes de Anbar, utilizó la extorsión y el secuestro para para dominar el territorio y aumentar su recaudo. Los grandes líderes de Afganistán habían difundido el ejemplo, la cruenta política de la yihad, un mandato fundado en la violencia, el terror y el miedo. La sanguinaria autoridad fue después plagiada por la que fue su filial, Daesh, en el nuevo Califato de Irak y Siria.

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