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El Estado Islámico prepara a sus seguidores para la pérdida del Califato
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"LOS MUYAHIDINES SON PUESTOS A PRUEBA POR DIOS"

El Estado Islámico prepara a sus seguidores para la pérdida del Califato

Ante los avances de sus enemigos, la organización trata de evitar el derrotismo señalando que se trata de una prueba divina y que el grupo ya ha pasado antes por situaciones críticas

Foto: Bombardeo ruso contra presuntas posiciones del Estado Islámico en la provincia siria de Raqqa, en diciembre de 2015 (EFE)
Bombardeo ruso contra presuntas posiciones del Estado Islámico en la provincia siria de Raqqa, en diciembre de 2015 (EFE)

A principios del sagrado mes de Ramadán, Abu Mohamed Al Adnani, el portavoz oficial del Estado Islámico, escribió un sermón oficial para ser leído en las principales mezquitas del territorio controlado por el grupo. Además de amenazar con nuevos ataques en suelo occidental, una parte de su discurso llamó la atención de muchos observadores: “¿Fuimos derrotados cuando perdimos las ciudades de Irak y nos quedamos en el desierto sin ciudades ni tierra? ¿Estaríamos derrotados y vosotros saldríais victoriosos si tomaseis Mosul, Sirte o Raqqa, o incluso todas las ciudades? ¡Claro que no!”.

[Lea aquí: "Viaje al frente de Mosul: a 15 kilómetros de la 'capital' del ISIS"]

Las pérdidas en Irak a las que hacía mención Al Adnani no eran la reciente caída de Faluya o Ramadi ante el ejército iraquí y sus aliados, sino sucesos más antiguos: el momento en el que el llamado Estado Islámico de Irak (el grupo embrión del ISIS) fue expulsado, en torno a 2008, de las localidades que controlaba en la franja central del país, a manos de la propia población y las tribus iraquíes organizadas en las “milicias del despertar”. Uno de los momentos más bajos de la organización, a pesar de lo cual sus militantes pudieron reagruparse y aprovechar el caos iraquí y la guerra en Siria para proclamar un Califato, dejando boquiabierto al mundo.

Pero la mención a dicho resurgimiento era a la vez una admisión tácita de que el grupo se enfrenta a una situación dramática ante el avance de sus enemigos, que ya le han arrebatado Sirte (la capital de la “provincia libia” del Califato) y se preparan para la conquista de Mosul y Raqqa, en Irak y Siria respectivamente. Según un reciente informe de la consultora de seguridad IHS, el territorio bajo su control se redujo otro 12% en los primeros seis meses de este año. El propio Al Adnani fue eliminado en un bombardeo en Alepo el pasado 30 de agosto.

Así las cosas, a los propagandistas del grupo, conscientes de que gran parte de su popularidad nacía de su aura de invencibilidad, no les ha quedado más remedio que empezar a preparar a sus seguidores ante la pérdida de su territorio, aparentemente inevitable. En junio, un editorial en Al Naba, la newsletter oficial en árabe del grupo, titulado “Las ilusiones de los Cruzados en la Era del Califato”, apuntaba en dicha línea.

placeholder Captura de un video de propaganda del Estado Islámico que muestra a sus militantes luchando en Mosul, en agosto de 2016 (Reuters)
Captura de un video de propaganda del Estado Islámico que muestra a sus militantes luchando en Mosul, en agosto de 2016 (Reuters)

“Los cruzados y sus clientes apóstatas viven bajo la ilusión de que podrán eliminar todas las provincias del Estado Islámico a la vez, de forma que sea completamente erradicado y no quede rastro de él”, indica el artículo. Sin embargo, asegura, “no podrán eliminarlo destruyendo alguna de sus ciudades o asediando otra, o matando a un soldado, un emir o un imán”. “Si quieren lograr una verdadera victoria -que, si Dios quiere, no conseguirán- tendrán que esperar mucho tiempo: hasta que sea eliminada toda una generación de musulmanes que ha sido testigo del establecimiento del Estado Islámico y el regreso del Califato”, añade el texto.

Un video publicado en internet estas últimas semanas hace hincapié en los sacrificios que siempre han debido hacer los mensajeros divinos y sus seguidores, y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente. “Los muyahidines rectos son puestos a prueba por Dios. Él permite que el mal gane una partida para ver si nuestra fe en Él es sólida. Su recompensa por esa paciencia y el mantenimiento de la fe es proporcional a la dureza de Su prueba”, dice el video. Y mensajes similares brotan estos días en las redes sociales, donde el debate entre sus simpatizantes es cada vez más intenso entre aquellos entre quienes cunde el desánimo y los que recuerdan que el grupo ya ha pasado por situaciones similares.

Un Califato al borde del colapso

Pero incluso para la mentalidad fatalista de muchos de sus líderes y la férrea creencia de tener de su lado a la divinidad, sería un grave error esperar otra cosa que la derrota. La entrada de tropas turcas en el norte de Siria le ha arrebatado al grupo la región de Yarabulus, la última franja en la frontera con Turquía que controlaba el grupo. Los servicios de inteligencia estadounidenses estiman que el número de voluntarios que cruzan la frontera cada mes desde Turquía para unirse al ISIS ha pasado de los dos mil en su momento álgido a apenas medio centenar en la actualidad. Y a ello se suman las crecientes dificultades financieras de la organización, que no solo se ha visto obligada a reducir a la mitad los salarios de sus combatientes, sino también las recompensas a las familias de los mártires. “Este año hemos recibido información de que el ISIS ha dejado de pagar compensaciones por la muerte de su personal. Ese es un beneficio central que un grupo como el ISIS tiene que prometer a las familias de aquellos que parten en misión suicida o probablemente suicida, para mantener su ritmo operacional”, afirma Adam J. Szubin, vicesecretario para cuestiones de terrorismo e inteligencia financiera en el Departamento del Tesoro de EEUU, en una entrevista con CTC Sentinel, el boletín antiterrorista de West Point.

[Lea aquí el reportaje: "El Califato ya está en quiebra"]

¿Puede sobrevivir el grupo sin este territorio? “Esa es la gran pregunta. Obviamente si lo pierde dejan de ser el 'Estado Islámico' como tal”, explica Renad Mansour, analista del Centro Carnegie para Oriente Medio. “Ya hemos visto algunas retiradas prácticas, fáciles, en Faluya y otros lugares. Saben que pueden perder territorio, pero la pérdida de sus capitales y las rutas entre Irak y Siria sería algo mucho más serio”, dice a El Confidencial.

“Cuanto más territorio pierden, vemos cómo cambian de táctica y usan más coches bombas, más suicidas, recorren más a la guerra asimétrica, una de sus tácticas preferidas para mostrar fortaleza”, opina Mansour. “Tal vez cambien de nombre oficial. Son conscientes de que se enfrentan a una amenaza existencial. Pero básicamente, la organización cambiará. Podría haber un cambio de liderazgo, podrían dividirse a causa de ideas divergentes sobre cómo lidiar con el enemigo, con algunas facciones alegando que ahora deben ser realistas y pragmáticos, y otras más ambiciosas”, señala.

Muchos expertos creen que cuanto mayor sea la erosión de las capacidades estatales del Estado Islámico, más recurrirán al terrorismo en otros países. “Podrían verse forzados a adoptar estas tácticas, para darle un giro más internacional a la organización de lo que realmente les gustaría. Esto implica ataques en áreas urbanas, en Europa y otros lugares”, cree Mansour. Algo que parecen confirmar los propios militantes: “Aunque vemos nuestra estructura central en Irak y Siria bajo ataque, hemos sido capaces de expandirnos y hemos movido parte de nuestra estructura de mando, medios de comunicación y tesorería a diferentes países”, afirma un miembro veterano del grupo en una entrevista con el diario “Washington Post”. “Todos los días tenemos gente que nos contacta y nos dice que quieren venir al Califato. Pero les decimos que se queden en sus países y esperen a poder hacer algo allí”, asegura.

“Cuando Mosul y Raqqa caigan, volverán a la clandestinidad, a esperar una nueva oportunidad de rellenar algún vacío de poder”, dice Mansour. “Eso es lo que querrán hacer algunos, prediciendo que el Gobierno iraquí volverá a alienar a la gente, así que abogan por prepararse para esa nueva oportunidad. O podrían evolucionar hacia una organización del estilo de Al Qaeda para mantener su narrativa y legitimidad”. En cualquiera de los casos, el Estado Islámico, tal y como lo conocemos ahora, habrá dejado de existir.

A principios del sagrado mes de Ramadán, Abu Mohamed Al Adnani, el portavoz oficial del Estado Islámico, escribió un sermón oficial para ser leído en las principales mezquitas del territorio controlado por el grupo. Además de amenazar con nuevos ataques en suelo occidental, una parte de su discurso llamó la atención de muchos observadores: “¿Fuimos derrotados cuando perdimos las ciudades de Irak y nos quedamos en el desierto sin ciudades ni tierra? ¿Estaríamos derrotados y vosotros saldríais victoriosos si tomaseis Mosul, Sirte o Raqqa, o incluso todas las ciudades? ¡Claro que no!”.

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