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"Queremos asegurar la paz": Francia será el segundo exportador de armas del mundo
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16.000 millones de euros en ventas en 2015

"Queremos asegurar la paz": Francia será el segundo exportador de armas del mundo

En 2015, el país duplicó sus ventas respecto al año anterior, y va camino de situarse por delante de Rusia y China en este campo. Entre sus clientes figuran numerosos estados autoritarios

Foto: Oficiales de Tanzania se interesan por rifles de asalto en el salón Eurosatory, en junio de 2016 (EFE)
Oficiales de Tanzania se interesan por rifles de asalto en el salón Eurosatory, en junio de 2016 (EFE)

Lockheed Martin enseña músculo con sus misiles de un metro de largo. En la carcasa llevan grabados ‘US army’, y no es para menos: son uno de los principales contratistas del Gobierno estadounidense. En la feria bianual Eurosatory, celebrada el pasado junio en París con más de 1.500 compañías dedicadas a la defensa, Lockheed Martin tenía uno de los stands más grandes. Por el contrario, en el lado opuesto del pabellón, la compañía rusa Rosoboronexport se presentaba con una caseta pequeña, pese a que provee armamento al gobierno sirio de Bashar Al Assad.

“No queremos promover la guerra. Queremos asegurar la paz. En el inicio de la humanidad, Caín mató a su hermano Abel. Eso es, el ser humano lucha desde el inicio del mundo”, explica el portavoz del pabellón de Brasil en la exhibición, Carlos Pierantoni. “Ha habido guerra desde que pudiésemos usar bastón o tirar una piedra, y creo que seguirá así. No creo que nunca haya paz en el mundo. Demasiada gente estúpida, y cada país tiene derecho a protegerse”, justifica el presidente de Bofors Test Center, Stefan Krol, una compañía sueca que proyecta el eslogan “somos el camino más corto hacia la verdad absoluta”.

Todo en Eurosatory dice estar dedicado a la defensa. Una defensa de la que Francia participa efusivamente y que ya se ha cobrado la vida de más de 200 civiles en menos de un año debido a atentados reivindicados por grupos yihadistas. Charlie Hebdo, Bataclan y el resto de atentados múltiples del noviembre de 2015, Niza y el degollamiento de un sacerdote en Normandía conforman el mapa de los principales ataques que ha vivido Francia en los últimos meses. Más allá de banderas y parlamentos diplomáticos que se refieren a los principios franceses de 'liberté, égalité et fraternité', la pregunta más obvia se plantea sin respuestas claras. ¿Por qué Francia?

Uno de los motivos es el rol de Francia como exportador de armas y el esfuerzo perpetuado del gobierno de François Hollande para incrementar las ventas en el sector militar. El Ministerio de Defensa francés cerró el 2015 con una cifra de exportaciones récord en materia militar: 16.000 millones de euros, casi duplicando los 8.200 millones de 2014, que a su vez suponían ya un incremento del 18% respecto a las cifras de 2013. Con estos números, Francia se podría situar en un futuro como segundo exportador mundial, solo por detrás de Estados Unidos y por delante de Rusia y China. A nivel europeo ya ocupa la primera posición, seguido de Alemania.

El mismo Ministerio de Defensa francés hace gala de su inigualable estado de forma en la presentación de las exportaciones del último año en la página web oficial: “El año 2015 se considera como histórico”, escribe, y avanza que “2016 ya se inscribe en los próximos resultados excepcionales; son las ventas más fuertes jamás realizadas en todos los sectores. El rendimiento de nuestras exportaciones hacen de la Defensa uno de los sectores económicos más dinámicos de Francia”, asegura.

La medalla de plata en exportaciones

Pese al éxito francés, las voces que recelan de este modelo se alzan vacilando: “Francia estos días reclama el estatus de ‘patria de los derechos humanos’, pero legítimamente nos lo podemos cuestionar”, explicaba Barah Mikaïl, director de Estrategia y profesor asociado en la Universidad Saint Louis en Madrid. “Desde Charles de Gaulle hasta Nicolás Sarkozy, la realpolitik siempre ha prevalecido sobre aquellos ‘principios’ en la política exterior de Francia”, continuaba en un artículo en el medio Middle East Eye, en que criticaba las consecuencias que podía comportar en hecho que el país francés negocie y provea armamento a los gobiernos autoritarios árabes con el supuesto pretexto de limitar el crecimiento de movimientos yihadistas.

Pese a la preocupación de los que alertan del riesgo de inestabilidad que puede suponer para el país reforzar las exportaciones de armamento, lo cierto es que Francia no ha dejado de incrementar los contratos con gobiernos autoritarios como Egipto -5.000 millones de euros en 2015- y Qatar -6.300 millones también el año pasado-. Concretamente, a principios de 2015 Francia vendió 24 aviones de combate Rafale a cada uno de los dos países. Además, el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi también le vendió dos portahelicópteros Mistral, un lote de misiles del fabricante MBDA, corbetas y una fragata, según recoge el portal Defensa.com.

En general Francia sirve como gran proveedor a las monarquías del Golfo Pérsico, sobre todo después de las primaveras árabes de 2011. El reino saudí, poco respetuoso con los derechos humanos, es uno de los clientes más destacados de Francia. Así, el gobierno de Hollande ha sido criticado en los últimos tiempos por organizaciones como Amnistía Internacional por el hecho de seguir suministrando armas a Arabia Saudí pese a la ofensiva de este país contra Yemen. Des de la intervención saudita en marzo de 2015, más de 6.400 personas han muerto y 30.000 han resultado heridas en el país más pobre del Golfo Pérsico.

Globalmente, Francia es uno de los mayores suministradores de armamento a Oriente Medio; en el período 2010-2014, por ejemplo, el 38% de las exportaciones francesas fueron a la turbulenta región, según datos oficiales del Ministerio de Defensa francés. Si bien el mismo ministerio publica anualmente un informe con los países donde exporta armamento, Amnistía Internacional criticaba recientemente en un comunicado que Francia “no proporciona ninguna precisión sobre los tipos y cantidades de material exportado, su utilización ni los destinatarios finales”. Así, concluía que “Francia tiene una obligación de transparencia que le falta, y que permitiría instaurar confianza y seguridad entre los Estados y animaría un control democrático por parte de las asambleas legislativas nacionales”. En definitiva, “permitiría prevenir el desvío de armas a través de medios ilícitos, así como la transferencia en el mercado negro o a utilizadores finales no autorizados”.

Aun así, el presidente sueco Stefan Krol, de Bofors Test Center, no considera que el problema sean meramente las toneladas de material militar exhibidas en Eurosatory: “Siempre depende del uso que le demos. Una arma nunca es peligrosa: el peligro es la gente que la utiliza”, reflexiona. “Todos estos productos aquí en Eurosatory son sistemas de protección. Esto es un signo. Protección antibalas para los niños, ¿es este un futuro agradable para el mundo? Quiero un chaleco antibalas rosa para mi esposa”, bromea Krol que, pese a creer trabajar por un mundo mejor, pronostica un futuro agridulce. Mientras tanto, el armamento con sello francés –y norteamericano, entre otros países- sigue expandiéndose vertiginosamente.

Lockheed Martin enseña músculo con sus misiles de un metro de largo. En la carcasa llevan grabados ‘US army’, y no es para menos: son uno de los principales contratistas del Gobierno estadounidense. En la feria bianual Eurosatory, celebrada el pasado junio en París con más de 1.500 compañías dedicadas a la defensa, Lockheed Martin tenía uno de los stands más grandes. Por el contrario, en el lado opuesto del pabellón, la compañía rusa Rosoboronexport se presentaba con una caseta pequeña, pese a que provee armamento al gobierno sirio de Bashar Al Assad.

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