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Siria: cuando tu "fiesta de bienvenida" es una violación o una paliza
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TORTURA Y MUERTE EN LAS PRISIONES DE ASsAD

Siria: cuando tu "fiesta de bienvenida" es una violación o una paliza

Es un catálogo de relatos de horror. Un informe describe con espantoso detalle los terribles abusos a detenidos en los centros de los servicios de inteligencia de Siria

Foto: Una mujer reacciona ante las fotografías de sirios muertos en centros de detención por torturas o hambre, en la sede de la ONU, en Nueva York (Reuters).
Una mujer reacciona ante las fotografías de sirios muertos en centros de detención por torturas o hambre, en la sede de la ONU, en Nueva York (Reuters).

El rito fue bautizado como "fiesta de bienvenida". Cuando llegaban a un centro de detención, los desdichados recibían palizas brutales, a menudo con barras de metal o silicona o con cables eléctricos. Las mujeres corrían peor suerte: las "fiestas de bienvenida" con frecuencia iban seguidas de "chequeos de seguridad", esto es, violaciones y agresiones sexuales por parte de los guardias.

“Nos trataban como a animales. Querían que la gente fuera lo más inhumana posible (...) Vi la sangre; era como un río (...) Nunca imaginé que la humanidad pudiera caer tan bajo (...) no tenían ningún problema en matarnos allí mismo”, cuenta Samer, un abogado detenido cerca de Hama. Su testimonio es uno de los 65 que recoge el informe 'Rompe a un ser humano: tortura, enfermedad y muerte en las prisiones de Siria', de Amnistía Internacional, que revela las terribles experiencias de detenidos en las prisiones del régimen de Bachar al Asad. Desde que comenzó la guerra, en marzo de 2011, al menos 17.720 personas han muerto bajo custodia, según cálculos de la organización. La cifra supone más de 300 muertos al mes.

Las experiencias de miles de personas quedan plasmadas en el informe a través de los casos de 65 supervivientes de torturas, que describen las condiciones inhumanas en las secciones de seguridad de las agencias de inteligencia sirias y en la tristemente célebre prisión militar de Saydnaya, ubicada a las afueras de Damasco (vea el interactivo: Dentro de un prisión de tortura). La mayoría asegura que ha visto morir a personas bajo custodia. Algunos incluso han estado recluidos en celdas junto a cadáveres.

"En los centros de los servicios de inteligencia, la tortura y las palizas eran para hacernos confesar. En Saydnaya parecía que la finalidad era la muerte, alguna forma de selección natural, para librarse de los débiles en cuanto llegaban", cuenta Omar S.

“En los centros de los servicios de inteligencia, la tortura y las palizas eran para hacernos ‘confesar’. En Saydnaya parecía que la finalidad era la muerte, alguna forma de selección natural, para librarse de los débiles en cuanto llegaban”, cuenta Omar S. En la infame Saydnaya, la tortura parece ser parte de un afán inclemente por degradar y castigar a los presos. Los supervivientes aseguran que los casos de presos muertos a golpes eran habituales. Salam, un abogado de Alepo que pasó más de dos años en la prisión militar, cuenta la historia de un entrenador de kung-fu a quien los guardias mataron a golpes al descubrir que entrenaba a otros presos en su celda. “Mataron en seguida al entrenador y a otros cinco, y luego continuaron con los otros 14. Murieron todos en menos de una semana. Vi la sangre salir de la celda”, declara.

En muchos casos, los detenidos pasaban meses o años en los centros de las diversas agencias de inteligencia. Algunos acababan siendo sometidos a juicios farsa ante tribunales militares, que a menudo no duraban más de unos minutos. Después eran trasladados a Saydnaya, donde las condiciones eran todavía más duras. “Cuando me llevaron dentro de la prisión, pude oler la tortura. Es un olor especial a humedad, sangre y sudor; es el olor de la tortura", dice Salam.

Privadas de alimentos, algunas personas recluidas en Saydnaya aseguran que comían cáscaras de naranja y huesos de aceituna para no morir de hambre. Tenían prohibido hablar y mirar a los guardias, que las sometían a humillaciones sin motivo aparente. Uno de los supervivientes mencionados, Omar S., afirma que en una ocasión un guardia ordenó desnudarse a dos hombres para que uno violara al otro, amenazándole con la muerte si no lo hacía.

"El Gobierno lleva decenios usando la tortura"

“Lo que muestra el informe es que desde 1963 (la tortura) es una práctica cotidiana. Pero el volumen de desapariciones forzosas en centros de detención cambia desde el año 2011 (cuando comienza la revolución contra Assad). Hemos documentado con nombres y apellidos 65.000 personas desaparecidas bajo custodia con carácter forzado. La mayoría eran civiles, no miembros de grupos armados. Lo que ha cambiado es el nivel de abuso, que lleva a pensar que se ha convertido en una práctica sistemática y planeada al más alto nivel para aplastar el más leve síntoma de oposición. Los perfiles de los desaparecidos prueban que se detiene a cualquier tipo de profesional que sea levemente percibido como opositor", declara a El Confidencial Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España, para quien "la gran oportunidad de atajar la tortura son las conversaciones de paz sobre Siria".

“Las fuerzas del Gobierno sirio llevan decenios utilizando la tortura como medio para aplastar a sus oponentes. (...) La comunidad internacional debe dar prioridad a la necesidad de poner fin a estos terribles y arraigados abusos. Rusia lleva años utilizando su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a su aliado, el Gobierno sirio, e impedir que responsables concretos del Gobierno y las fuerzas armadas sean llevados ante la justicia por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”, añade Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el norte de África.

El rito fue bautizado como "fiesta de bienvenida". Cuando llegaban a un centro de detención, los desdichados recibían palizas brutales, a menudo con barras de metal o silicona o con cables eléctricos. Las mujeres corrían peor suerte: las "fiestas de bienvenida" con frecuencia iban seguidas de "chequeos de seguridad", esto es, violaciones y agresiones sexuales por parte de los guardias.

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