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Fidel, ante la encrucijada de sus 90 años: los jóvenes se olvidan del Comandante
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la despolitización de la juventud, una amenaza

Fidel, ante la encrucijada de sus 90 años: los jóvenes se olvidan del Comandante

Una gran campaña reconoce en toda la isla su vida y obra. Pero al margen del programa de festejos, entre buena parte de los jóvenes su figura adquiere contornos cada vez menos definidos

Foto: (Ilustración: Raúl Arias).
(Ilustración: Raúl Arias).

A medida que el visitante se acerca a Birán, van haciéndose más habituales las referencias a la figura de Fidel Castro. En el pubelo donde nació "El Comandante" abundan sobre todo las vallas, que repiten algunas de sus frases más conocidas y presiden sedes de empresas, escuelas y otras instituciones estatales. Puertas adentro también es posible encontrar fotos del líder o hasta varios de sus discursos editados en periódicos de formato tabloide, archivados para cuando visitas de las instancias superiores acudan a comprobar la “vigencia de su pensamiento”.

Por norma y por idiosincrasia, el cubano nunca ha llegado mucho más allá. Ni siquiera en sus momentos de mayor furor marxista -allá por la década de los sesenta o comienzos de los setenta- la Revolución alcanzó los extremos de la época estalinista o de la hermética Corea de los Kim. En sus casi cincuenta años de ejercicio absoluto del poder, Fidel Castro acumuló una larga lista de potestades y epítetos, pero evitó cuidadosamente convertirse en una reedición tropical de aquellos y otros malos ejemplos. Antes bien, el sistema le debía (y le debe) mucho de su relato heroico, que se basaba en presentarlo como el padre o abuelo atento a las cuitas de todos sus conciudadanos, incluso cuando no estuviera a su alcance resolverlas.

La 'más joven generación' manifiesta falta de interés respecto al proceso revolucionario y la figura de su líder. Un desinterés que pudiera resultar extremadamente peligroso para el futuro de la Cuba post-Fidel

Fidel Antonio Matos es uno de los muchos cubanos que sigue viéndolo así. Varias veces por semana espera a la salida del poblado de Cueto, en la oriental provincia de Holguín, un transporte que le permita llegar a su casa, varios kilómetros campo adentro en la ruta que conduce hasta la hacienda natal de “El Comandante”. A Fidel le debe hasta el nombre. “Mi padre me lo puso por él, pues conocía al viejo Ángel (el padre gallego del clan Castro) y varias veces hasta trabajó en su finca. Yo tengo nombre de héroes. Me llamo Fidel por Fidel Castro y Antonio por Antonio Maceo (uno de los principales jefes independentistas del siglo XIX)”.

En el extremo oriental de la Isla -a casi mil kilómetros de la ciudad de La Habana- abundan en similar medida las necesidades materiales y la admiración por el hombre que el 1º de enero de 1959 puso fin a la dictadura terrible de Fulgencio Batista; el tirano proestadounidense que por causalidades del destino había nacido solo a unas decenas de kilómetros al norte de allí.

“Esta es la tierra de 'El Caballo' (Fidel)”, se enorgullece Fidel Antonio antes de aclarar que él ya no viene, pero Raúl Castro y sus hijos sí lo hacen “a cada rato” y que “todo el mundo espera que en estos días vuelvan a llegar hasta la finca”. La fecha para tal encuentro no podía ser más simbólica: el 13 de agosto, cumpleaños noventa del líder ausente.

Desde hace meses, todo lo que sucede en la provincia parece girar en torno a esa jornada. Preparándose para ella se han reparado largos tramos de la carretera que conduce hasta el lugar y las viviendas de muchos pobladores de la zona, entre otras numerosas obras que han tenido como pretexto reconocer al hombre que por tantos años condujo los destinos del país. Esos empeños han tenido su equivalencia a una escala mayor en el resto de la isla, al calor de una campaña que conduce el omnipotente Partido Comunista y tiene como ejecutores a todas las dependencias del Gobierno. Mientras, en la televisión y otros medios de prensa se reseñan momentos significativos de la vida del dirigente y se repasan sus intervenciones en distintos momentos de la historia nacional.

“En cierta forma es lógico. Por una parte está el hecho de que éste deberá ser uno de los últimos aniversarios de Fidel y, por otra, que ya existe toda una generación de muchachos que ha crecido sin poderlo ver en persona. Pienso que ahí deben estar los objetivos de la campaña, aunque el interés por Fidel no es solo de Cuba, ¡hasta (norte)americanos he traído yo a Birán para que vean donde nació 'el Comandante'!”, considera Juan Carlos, un chofer particular que se dedica a trasladar turistas extranjeros hasta la hacienda donde transcurriera buena parte de la infancia del guerrillero devenido en presidente.

Una amenaza para la Cuba post-Fidel

Virtualmente detenido en el tiempo, en medio de una vegetación exuberante y del sopor característico del trópico, el otrora feudo de los Castro Ruz pretende conservar hasta el último detalle del paisaje en el que creció el pequeño, y que siguiera compartiendo durante sus periódicas visitas de adulto. No hay día en el que no reciban grandes grupos de visitantes, sobre todo jóvenes y niños con sus familias, asegura una de las guías del lugar. Fuera de la “casa grande”, donde los historiadores ubican el nacimiento del líder, numerosas personas que esperan para comenzar el recorrido parecieran confirmar sus palabras.

'A la mayoría de mis alumnos yo les hablo de Fidel y ahí se quedan: saben quién es, más o menos qué hizo y nada más. A algunos pareciera que ni les importara siquiera'

Sin embargo, de las pretensiones a la realidad media una distancia que pocas veces puede despreciarse. Así lo reconocía -aunque implícitamente- el congreso nacional de historiadores celebrado en abril pasado. Entre sus conclusiones, una ponía el dedo sobre la llaga más sangrante para la actual dirigencia política del país: la falta de interés que manifiesta una parte nada despreciable de la “más joven generación” respecto al proceso revolucionario y la figura de su líder. Un desinterés que pudiera resultar extremadamente peligroso para el futuro de la Cuba post-Fidel.

El hecho no ha escapado a la mirada de las autoridades. “Es apreciable una paulatina despolitización de los jóvenes y adolescentes cubanos, que en los últimos años se ha agudizado por el penetración de los medios y la influencia del modo de vida norteamericano”, reconoce una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre la Juventud, en La Habana. A juicio de la indagación, que hasta ahora solo se ha socializado en instancias del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), se “deben fomentar valores acordes con los principios de la Revolución, que fueron los defendidos por Fidel y sus compañeros de la Generación del Centenario”.

El problema está en que ni los propios autores del texto, ni los políticos encargados de aprovechar sus conclusiones, consiguen establecer una línea de acción coherente y con visión de largo plazo. Así lo reconocía hace cerca de dos meses el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, durante un encuentro con miembros de la dirección nacional de la UJC. “Nos enfrentamos a un ataque a nuestra cultura y raíces, a la moral, la ética, los principios y valores, a la historia, los símbolos, a todo lo que nos es más sagrado”, lamentaba el dirigente antes de reclamar que en “cualquier escenario de lucha” debía preservarse la fidelidad a la causa de Fidel.

Una nueva actualización del programa de Historia de Cuba para los preuniversitarios y otros centros de la enseñanza media superior es una de las primeras respuestas a ese reclamo. Prevista para ser puesta en práctica desde el 5 de septiembre, en la propuesta se incluyen más horas de clase dedicadas al estudio de la figura del Comandante en Jefe y los acontecimientos revolucionarios ocurridos en las propias comunidades donde residen los alumnos, entre otras acciones que pretenden motivar a los adolescentes.

Pero Elsa, una profesora de la occidental provincia de Matanzas con casi treinta años al frente de las aulas, insiste en considerar que ni así se lograrán cambios significativos. “Los muchachos viven una realidad muy diferente a la que nosotros conocimos. A la mayoría de mis alumnos yo les hablo de Fidel y ahí se quedan: saben quién es, más o menos qué fue lo que hizo y nada más. A algunos pareciera que ni les importara siquiera. Son tiempos en los que resulta muy difícil hablarles de sacrificio”.

A medida que el visitante se acerca a Birán, van haciéndose más habituales las referencias a la figura de Fidel Castro. En el pubelo donde nació "El Comandante" abundan sobre todo las vallas, que repiten algunas de sus frases más conocidas y presiden sedes de empresas, escuelas y otras instituciones estatales. Puertas adentro también es posible encontrar fotos del líder o hasta varios de sus discursos editados en periódicos de formato tabloide, archivados para cuando visitas de las instancias superiores acudan a comprobar la “vigencia de su pensamiento”.

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