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Melania Trump, acusada de plagio a Michelle Obama en la Convención Republicana
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el evento desata ríos de tinta dentro y fuera

Melania Trump, acusada de plagio a Michelle Obama en la Convención Republicana

La posible futura Primera Dama de EEUU habría copiado en su discurso párrafos enteros de otro que dio Michelle Obama en 2008. Mientras, la tensión se masca en las calles

Foto: Convención republicana 2016. (EFE)
Convención republicana 2016. (EFE)

Como era de esperar, la Convención Nacional Republicana más controvertida de los últimos años, aquella que encumbrará a Donald Trump como candidato a la presidencia por el Partido Republicano, no deja de producir titulares. Por la cuestión de la seguridad de EEUU, abordada en la jornada de ayer, subrayada por el trasfondo de los simpatizantes y detractores de Trump vagando por Cleveland, casi esperando una oportunidad para llegar a las manos. Pero también por su mujer: Melania Trump está haciendo correr ríos de tinta por su discurso, que guarda tales similitudes con uno de Michelle Obama en 2008 que algunos medios estadounidenses acusan de "plagio" a la esposa de Donald Trump. La esposa del magnate fue la estrella de esta primera jornada, pero mientras muchos elogiaban su estilo y su porte, otros comparaban palabra por palabra su discurso con el que dio la actual primera dama hace ocho años en la Convención Nacional Demócrata.

[Perfil: Así es Melania Trump, la exuberante exmodelo que podría ser primera dama]

Las polémicas frases pronunciadas por la exmodelo eslovena llegaron al narrar su crianza en la antigua Yugoslavia: "Desde muy joven, mis padres me inculcaron los valores de que trabajas duro por lo que quieres en la vida, que tu palabra es sagrada y que cumples lo que prometes, que tratas a la gente con respeto", dijo la esposa del magnate neoyorquino. Palabras muy parecidas a las de Obama en 2008: "Barack y yo fuimos educados con valores muy similares: trabajas duro por lo que quieres en la vida, que tu palabra es sagrada y que cumples lo que prometes, que tratas a la gente con dignidad y respeto".

Melania defendió en un discurso que prometió haber escrito ella misma que esos valores deben transmitirse a los más pequeños para que "los niños en este país sepan que el único límite a sus logros es la fuerza de sus sueños y lo dispuestos que estén a trabajar por ellos", una frase casi idéntica a la que dijo Michelle Obama. En otro momento del discurso, la esposa de Trump elogió las virtudes de su padre: "Su integridad, compasión e inteligencia se reflejan hoy en mí y en mi amor a mi familia y a este país".Ocho años atrás, Obama había dicho que la "integridad, compasión e inteligencia" de su madre se reflejaban en sus dos hijas.

Una vez terminado el discurso y mientras las primeras acusaciones de plagio florecían por las redes sociales, Donald Trump publicó este mensaje en su cuenta de Twitter: "Ha sido un honor presentar a mi esposa, Melania. Su discurso y su porte han sido increíbles. Muy orgulloso".

A la vez, la mayoría de medios estadounidense empezaban a hacerse eco de las "sorprendentes similitudes" entre los dos discursos mientras que otros más osados, como la CNN, ya acusaban a la esposa de Trump directamente de "plagio". "Por lo menos uno de los párrafos del discurso de Melania Trump es una copia del de Michelle Obama en la Convención Nacional Demócrata de 2008. La comparación de las transcripciones muestra que el discurso de Trump sigue, casi palabra por palabra, al de la Primera Dama", apuntó el medio estadounidense.

La calle, una combinación explosiva

En las calles de Cleveland, la Convención lo domina todo. Un camión decorado con todas las ideas extremistas de Estados Unidos, desde que el Gobierno es una “tiranía” por querer limitar la venta de armas a que el matrimonio homosexual va a acabar con la civilización, se detiene en un paso de zebra. El conductor y su copiloto, los dos barbudos y como cocinados a la brasa, vuelta y vuelta, piden a una señora que abrace la palabra de Cristo. Ella, mientras cruza, les enseña el dedo corazón estirado. “¡Jesús predicaba la tolerancia!”, le espetan, divertidos, los barbudos.

“Es una disonancia cognitiva pasearse por aquí y ver a toda esta gente, porque sé lo que defienden”, explica la mujer, Charlotte Mann, jubilada de Cleveland. “Es muy feo lo que está pasando. Los veo como una fuente de mucho odio. Trump es un demagogo sediento de poder. Si este país lo elige, es lo que nos merecemos”, dice a El Confidencial. Para ella, el origen de la tensión y la polarización actual es el racismo: el pecado original sobre el que se construyó Estados Unidos y que se niega a sanar.

Poco después, la conversación con un motero de Minnesotta que ha venido a proteger, dice, las manifestaciones proTrump y a echar un cable a la policía, es interrumpida por un joven afroamericano. “Enseña eso, ¡enseña eso!”, dice el joven a este diario, y señala el revolver que el motero lleva en el cinto. “¡Ha venido con un arma y la lleva a la vista!”. El motero respira hondo, sacude la cabeza y tarda en retomar el hilo.

Cleveland es ahora mismo un laboratorio de combinaciones explosivas. Por separado, las sustancias son inofensivas, pero ¿y si se tambalean y se derraman una sobre otra? Hay fundamentalistas cristianos, activistas por los derechos LGBT, Panteras Negras, supremacistas blancos, moteros, familias musulmanas y pistoleros en general. Todos lanzan su mensaje y se agitan buscando las miles de cámaras y micrófonos presentes. Han venido a sacar del cuerpo su discurso político, por eso hay 5.500 policías.

De hecho, hay más policías que peatones. Agentes del servicio secreto, de paisano y de comando, cargados de pistolas, cartuchos y walkie-talkies; hay policías de Indiana, Michigan, Texas, Kentucky; hay policía local, guardia nacional, federales. Hay tropas del estado descansando en sucursales bancarias, de pie, junto al cristal, o recostados contra las paredes, con todo el equipo alzado hasta la barbilla. Hay motoristas, agentes montados a caballo y nubes de uniformes copando las aceras en todas partes, como grupos de amigos que se protegen del sol y te saludan con la cabeza al pasar.

Hay hasta un escuadrón de policías en bicicleta que recorre la ciudad formando una fila doble perfecta. Más que una fuerza del orden, parecen un club de ciclistas californianos. Su ventaja es la movilidad; cuando una palabra suena más alta que otra, se materializan allí como un relámpago, con los antebrazos tensos agarrando el manillar.

"Ley y orden"

Las calles de Cleveland reflejan el discurso que en esos momentos se escuchaba dentro de la Convención Nacional Republicana, que ha dedicado su primer día al concepto de “ley y orden”: una manera clásica de definir a los políticos que, como Richard Nixon o Ronald Reagan, prometen ser duros con el crimen, y que Donald Trump, estimulado por los episodios de violencia contra policías en las últimas semanas, acaba de adoptar.

Los discursos han estado marcados por la inmigración ilegal y la imagen internacional de Estados Unidos, perjudicada, dicen los trumpistas, por el liderazgo débil al presidente Barack Obama. La promesa de volver al orden cueste lo que cueste recorre el programa; de levantar un muro con México, restaurar la tortura y barrer a los terroristas de la faz de la tierra. Por eso han salido a hablar exmilitares heridos en combate, un sheriff y familiares de víctimas del ataque contra la embajada americana en Bengazi.

“Para la próxima generación, esto es para vosotros: vuestra guerra está aquí”, declaró Marcus Luttrell, antiguo Navy Seal y autor del libro Lone Survivor. “¿Quién de vosotros va a plantar cara y a luchar contra el enemigo? ¡Porque está aquí!”, repitió acompañado por aplausos. “El mundo más allá de nuestras fronteras es un lugar oscuro. “¡América es la luz!”.

El sheriff de Milwaukee, David Clarke, afroamericano azote del grupo Black Lives Matter (las vidas negras importan), repitió su mantra: “¡Las vidas azules (por el uniforme de policía) importan en América! Lo que presenciamos en Ferguson, Baltimore, y Baton Rouge es un colapso del orden social”. El exalcalde neoyorquino y exfiscal antimafia, Rudolph Giuliani, siguió por ese camino: “¡Todas las vidas importan!”, y dijo estar cansado de la “difamación” de los medios a Trump.

El largo proceso de recuento de votos en voz alta, para la nominación, tuvo un serio sobresalto. El comité de la convención aprobó las reglas sin someterlas al voto de la sala, como exigía la plataforma #NeverTrump. Todos los delegados de Colorado y Iowa, airados, dejaron la sala en medio de una fuerte discordia.

Aunque se da por hecho que los críticos de Donald Trump no tienen ninguna posibilidad, nadie sabe hasta dónde llega el descontento con el magnate: cuál es la línea gris que divide las convicciones del pragmatismo. Esta convención ha tenido un número inédito de ausencias, de senadores que han puesto cualquier excusa para no acudir, que se fueron a pescar con su mujer, o al Cañón del Colorado, o a cortar su césped. Para no ser parte, quizás, de un proyecto en el que no creen o que consideran abocado al fracaso.

Otros dicen creer fervientemente en Trump, como el veterano delegado de Mississippi, Gary Harkin. “Donald Trump va a ser un gran presidente y va a ganar; es un hombre muy decidido que ha tenido éxito en diferentes iniciativas y sabe cómo hacer las cosas”, dice a El Confidencial. Los senadores que no han acudido a la convención, dice, “son un puñado de viejos alcornoques que fueron rechazados por el pueblo. El pueblo nominó a Trump, no a esos viejos alcornoques que no han venido”.

Como era de esperar, la Convención Nacional Republicana más controvertida de los últimos años, aquella que encumbrará a Donald Trump como candidato a la presidencia por el Partido Republicano, no deja de producir titulares. Por la cuestión de la seguridad de EEUU, abordada en la jornada de ayer, subrayada por el trasfondo de los simpatizantes y detractores de Trump vagando por Cleveland, casi esperando una oportunidad para llegar a las manos. Pero también por su mujer: Melania Trump está haciendo correr ríos de tinta por su discurso, que guarda tales similitudes con uno de Michelle Obama en 2008 que algunos medios estadounidenses acusan de "plagio" a la esposa de Donald Trump. La esposa del magnate fue la estrella de esta primera jornada, pero mientras muchos elogiaban su estilo y su porte, otros comparaban palabra por palabra su discurso con el que dio la actual primera dama hace ocho años en la Convención Nacional Demócrata.

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