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Ecuador deja de ser 'El Dorado' del empleo para los españoles
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crece el desempleo y suben los precios

Ecuador deja de ser 'El Dorado' del empleo para los españoles

Durante varios años, el país ha sido un destino excelente para aquellos que emigraban por motivos laborales. Pero una serie de factores complican una situación que ya no ofrece las ventajas de antaño

Foto: El indígena Huaira Pilataxi ofrece cursos de lengua quichua online en Quito, en enero de 2016 (Reuters)
El indígena Huaira Pilataxi ofrece cursos de lengua quichua online en Quito, en enero de 2016 (Reuters)

Cientos de miles de españoles han salido en los últimos años de nuestro país al calor de la crisis. Muchos optaron por la proximidad y la bonanza de economías cercanas y que sortearon mejor la situación, como la francesa, la alemana o la inglesa. Otros decidieron saltar el charco para buscarse la vida en tierras americanas. Fue entonces cuando la salida ecuatoriana apareció como una opción muy atractiva: un país en claro crecimiento, con un gobierno centrado en lo social y necesitado de profesionales de primer nivel para formar a las futuras generaciones. Muchos no se lo pensaron. Sin embargo, la situación ha cambiado. Ecuador también ha comenzado a notar los embates de la crisis mundial y sobre todo de la caída de los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos. Los españoles que vinieron a buscar un futuro en el país de la mitad del mundo han visto como el sueño ecuatoriano ha comenzado a desvanecerse.

David Araguez se instaló en Quito el año pasado. En 2004 lo eligió como destino para unas vacaciones y poco después conoció a Paola, ecuatoriana. En 2006 se casaron, pero regresaron a España. Los viajes esporádicos se convirtieron “de momento” en residencia estable en 2015 cuando, ya con una niña, se cansó de no encontrar empleo en su Málaga natal después de que la empresa de energía solar en la que trabajó más de una década echara el cierre. Tampoco ha tenido mucha suerte en Quito desde entonces.

“La crisis se ha notado en el empleo y en que la gente trabaja por cuatro duros”, asegura y reconoce que su título de Formación Profesional en automoción y sus 43 años no le han ayudado tanto como si hubiese contado con un grado universitario. “Si quieres conseguir un empleo en Ecuador con el que vivas más o menos bien tienes que venir con título universitario, aunque a los españoles que quieran venir a probar, les diría que primero probaran suerte en Europa”, sostiene. A día de hoy se dedica “a tareas del hogar”. Cuida a su hija Carolina de tres años.

Al impacto en los presupuestos ecuatorianos derivado de la caída de los precios del petróleo se sumaron en los últimos meses una pequeña erupción del volcán Cotopaxi, a mediados del año pasado, o el devastador terremoto de 7’8 grados en la escala Richter de abril en la zona costera noroccidental y que castigó al turismo, otra de las fuentes principales de ingresos. Para enfrentar la coyuntura económica el Ejecutivo liderado por el presidente Rafael Correa redujo el presupuesto de los poco más de 37.300 millones de dólares de 2015 a 29.900 millones para 2016, se aprobó, entre otros, un aumento de los impuestos para el tabaco, el alcohol y algunas bebidas gaseosas y la subida por un año del impuesto de valor añadido (IVA) del 12 al 14%. Las medidas se dejan notar en el bolsillo de los ecuatorianos.

También puso a la venta varios de sus activos, como un banco comercial, dos canales de televisión o una operadora de telecomunicaciones. La dolarización de la economía también es un dolor de cabeza para el Gobierno, ya que le impide devaluar la moneda local para hacer más competitivos los productos nacionales en el exterior.

Precios "alucinantes"

Uno de los millones que sintió el terremoto de abril fue Álvaro Rodríguez, otro malagueño. Llegó a Calceta, localidad de la provincia de Manabí y una de las zonas más castigadas por el sismo hace poco más de un año para casarse con Ángela, su pareja ecuatoriana, y montar un negocio de reparación de teléfonos móviles. Tenía expectativas de quedarse más tiempo, pero se vuelve a principios de julio a España. Se lleva a su esposa y al más pequeño de los tres hijos de ella. “Vuelvo porque trabajo mejor allí, los ingresos, a pesar de ser bajos, son altos en comparación”, explica. Como mínimo, estarán en España dos años, mientras su pareja estudia un postgrado y después “nos regresamos o ya veremos”.

Del incremento del costo de la vida, conversación habitual en cualquier reunión, también se queja su paisano David Araguez, quien califica de “alucinante” los precios de los alimentos o la ropa. “Ganamos más pero no se nota por los precios”, asegura.

Las cifras de paro ecuatoriano, 5’7% en marzo, son envidiables frente al drama del desempleo español, que a pesar de la mejora estacionaria de los meses de verano, no ha bajado del 20% en años. A pesar del drama del desempleo que ha empujado a tantos a salir del país, las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que cada vez más españoles están llegando a Ecuador: 49.292 a 1 de enero de 2016 frente a los 40.645 a la misma fecha de 2015.

Sin embargo la misma nota del INE aclara que “de los españoles residentes en el extranjero nacieron (…) el 59’5% en su actual país de residencia”, es decir, gran cantidad de los que se encuentran en Ecuador son hijos de ecuatorianos que nacieron en España o que adquirieron la nacionalidad gracias al pasaporte español o la doble nacionalidad de sus padres. Su situación, a priori, es distinta de la de muchos otros españoles que vinieron a Ecuador en busca de un futuro.

"Si no tienes un doctorado, no vengas"

Teresa Arroyo llegó al país hace dos años porque su novio Javier recibió una oferta del Ministerio de Salud. “Estábamos en paro y comenzamos a buscar en el extranjero”, cuenta esta oriunda de Jaén licenciada en Humanidades, quien califica su experiencia en el país como “positiva”. Ella enlazó trabajos en colegios hasta que encontró algo más fijo en el Centro Español de Quito. “Nos ha ido muy bien, pero ahora se está poniendo más difícil”, comenta.

De hecho revela que se regresan en “un par de meses” ya que a Javier se le termina el contrato y que “para tener las mismas condiciones que en España” prefieren volver. “Las condiciones cada vez son para menos aquí en Ecuador y ahora mismo no está fácil”, añade.

Sin embargo en los grupos de Facebook, uno de los puntos de encuentro de todos los expatriados, las preguntas sobre los pasos a seguir para conseguir los documentos para trabajar en Ecuador, para orientarse sobre la actual situación del país o las posibilidades de empleo y futuro se repiten día a día.

Frente a estas dudas, José Manuel Ruiz, toledano de 32 años tiene claro que su estancia en Ecuador en el aspecto laboral ha superado “en mucho” sus expectativas. Vino hace dos años a sondear la posibilidad de trabajar en una de las universidades de Quito y así poder compartir los conocimientos adquiridos y que le valieron un doctorado en Artes. Le ofrecieron un trabajo y se volvió a España a hacer las maletas.

Tras dos años reconoce que su caso en materia laboral no es el de “la mayoría de los españoles” y lanza una advertencia: “si no eres Doctor no te vengas. Si vienes con licenciaturas te vas a encontrar con lo mismo que en España o peor”.

Cientos de miles de españoles han salido en los últimos años de nuestro país al calor de la crisis. Muchos optaron por la proximidad y la bonanza de economías cercanas y que sortearon mejor la situación, como la francesa, la alemana o la inglesa. Otros decidieron saltar el charco para buscarse la vida en tierras americanas. Fue entonces cuando la salida ecuatoriana apareció como una opción muy atractiva: un país en claro crecimiento, con un gobierno centrado en lo social y necesitado de profesionales de primer nivel para formar a las futuras generaciones. Muchos no se lo pensaron. Sin embargo, la situación ha cambiado. Ecuador también ha comenzado a notar los embates de la crisis mundial y sobre todo de la caída de los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos. Los españoles que vinieron a buscar un futuro en el país de la mitad del mundo han visto como el sueño ecuatoriano ha comenzado a desvanecerse.

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