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Donald Trump nombra al conservador Mike Pence como su vicepresidente
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¿el hombre que moderará al polémico candidato?

Donald Trump nombra al conservador Mike Pence como su vicepresidente

El actual gobernador de Indiana destaca por ser lo opuesto al magnate: un orador calmado, muy religioso y con la experiencia en el Capitolio que le falta a Trump

Foto: Donald Trump señala a Mike Pence durante un acto de campaña en Westfield, Indiana, el 12 de julio de 2016 )Reuters)
Donald Trump señala a Mike Pence durante un acto de campaña en Westfield, Indiana, el 12 de julio de 2016 )Reuters)

El candidato republicano de facto a la Casa Blanca, Donald Trump, ya tiene escudero: el gobernador de Indiana, Mike Pence, ha sido confirmado como su vicepresidente en caso de ganar las elecciones. El magnate ha optado finalmente no por un “perro de presa”, según sus palabras, sino por un carácter complementario: el de un hombre de hablar calmado, “descafeinado”, muy religioso y curtido durante más de una década en los salones del Capitolio, donde anida la desconfianza hacia el carácter explosivo de Trump.

El nombramiento (que tiene que ser oficializado, junto a la nominación de Trump, en la convención republicana de Cleveland la semana que viene) ha llegado a trompicones. La prensa de Indiana lo filtró ayer por la tarde y el anuncio oficial, previsto para hoy en Nueva York, fue cancelado por el atentado de Niza. Finalmente, el magnate ha despejado las dudas en Twitter: “Me complace anunciar que he elegido al gobernador Mike Pence como mi compañero vicepresidencial de campaña”, declaró.

Mike Pence nació hace 57 años en una familia de origen católico-irlandés. Después de varios intentos fallidos, Pence alcanzó un puesto de congresista en 2000 y desde 2013 es el gobernador de Indiana. El político ultraconservador, cristiano-evangélico, defensor del populista Tea Party en 2010 y apoyo de Ted Cruz hace unos meses, alcanzó notoriedad nacional el año pasado al firmar la “ley de libertad religiosa”, que permitía a los empresarios del estado discriminar a empleados o clientes en función de su orientación sexual. Una forma de proteger, según Pence, la opinión religiosa de cada cual en cuestiones morales.

La elección de Pence es interpretada como la corrección necesaria a la polarizante campaña de Trump. Un instrumento para tranquilizar a quienes, en el Partido, temen a un presidente Trump inflamable, imprevisible y difícil de controlar. Los contactos de Pence en el Congreso, incluida su amistad con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, pueden ayudar a limar asperezas entre el candidato y el 'establishment' y hacer fluir las cañerías del poder en Washington.

La candidatura de Pence engrasaría la maquinaria republicana de recaudación, bloqueada en parte por el recelo hacia Trump, y atraería al segmento más religioso del electorado. El gobernador, que ya no se presentará a la (reñida) relección en su estado, sale victorioso de una estrecha carrera por conseguir la vicepresidencia.

La familia Trump, decisiva en la elección

La última fase de la criba estuvo en manos de la familia Trump. Los hijos del político, Ivanka (junto a su marido, Jared Kushner, clave en la campaña), Donald Junior y Eric Trump, se reunieron esta semana en Indiana con dos de los tres aspirantes: Mike Pence y el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich. La culpa de que la reunión se celebrase allí la tuvo un neumático pinchado en el avión privado del magnate, que le obligó a pasar la noche en Indianápolis. El tercer “vicepresidenciable”, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, había sido sondeado el martes. Los tres aparecieron con Trump en mítines recientes; a diferencia de Christie y Gingrich, dos de los cancerberos más combativos del partido, Pence era tanteado por su hablar moderado.

El proceso de selección ha sido sorprendentemente abierto, quizás para mantener la atención pública en su campaña. La búsqueda del número 2 suele ser en completo secreto; un ir y venir en la sombra para evitar a los sabuesos de los medios y guardar el efecto sorpresa. En ocasiones, una sorpresa completa, como cuando John McCain eligió a la gobernadora Sarah Palin en 2008 sin que esta apareciese en ningún titular.

No en este caso. Trump y compañía han estado semanas lanzando globos sonda por televisión y acortando mentalmente la lista de favoritos. La antigua secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fue consultada, y Trump pidió consejo al mayor donante del partido: el millonario del juego, Sheldon Adelson, que apostó por Gingrich.

El gobernador Pence, que no tuvo remilgos en calificar de “ofensiva e inconstitucional” la propuesta de Trump de prohibir la entrada de musulmanes en Estados Unidos el pasado diciembre, ha dicho hace unos minutos sentirse “honrado de trabajar para hacer a América grande otra vez”.

El candidato republicano de facto a la Casa Blanca, Donald Trump, ya tiene escudero: el gobernador de Indiana, Mike Pence, ha sido confirmado como su vicepresidente en caso de ganar las elecciones. El magnate ha optado finalmente no por un “perro de presa”, según sus palabras, sino por un carácter complementario: el de un hombre de hablar calmado, “descafeinado”, muy religioso y curtido durante más de una década en los salones del Capitolio, donde anida la desconfianza hacia el carácter explosivo de Trump.

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