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Un boxeador canadiense sale ileso de una pelea con una osa salvaje
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"no tenía la más mínima oportunidad"

Un boxeador canadiense sale ileso de una pelea con una osa salvaje

Rick Nelson, de 61 años, fue atacado por un animal que protegía a su cachorro. Se protegió de la única forma posible: peleando. Por suerte para él, sabía cómo hacerlo

Foto: Un oso canadiense en el zoo de St-Felicien, Quebec, en octubre de 2011 (Reuters)
Un oso canadiense en el zoo de St-Felicien, Quebec, en octubre de 2011 (Reuters)

Cuando el pasado domingo Rick Nelson, de 61 años, decidió sacar a pasear a su perro, no podía sospechar que aquel iba a ser uno de los días más críticos de su vida. Mientras caminaba con su mascota por la localidad de Sudbury, en la parte norte de Ontario, vio cómo junto a él emergía de unos arbustos la cabeza de un pequeño osezno. “Estaba tan cerca que podía tocarlo. Soltó un gruñido, porque le di un susto de muerte”, ha contado Nelson a la televisión pública canadiense. “Supe enseguida que estaba en problemas. Estaba llamando a mamá”.

Nelson pudo oir cómo la madre del cachorro, una osa negra de 150 kilos, aplastaba la vegetación a su paso. “La madre venía a toda velocidad. Y llegó y se lió”, explica Nelson. Según su relato, la osa se puso sobre dos patas y se preparó para atacar.

Por suerte para él, había sido levantador de pesas y boxeador. Su entrenamiento le salvó la vida de la única forma posible: respondiendo al ataque. Nelson le atizó un gancho de derecha que desconcertó momentáneamente a la osa, pero que no logró tumbarla. El animal le lanzó un zarpazo, que alcanzó al hombre en la cara y el pecho. Pero el antiguo deportista razonó como solía hacerlo en el cuadrilátero, estudiando el balanceo de su contrincante.

"El momento de la verdad"

“Le lancé un golpe bajo que le dio justo en el morro. Créeme, cuando tienes un subidón de adrenalina, puedes golpear duro, incluso con 61 años y el pelo blanco”, afirma Nelson. El cachorro lanzó un chillido y huyó a través de los arbustos. “Ese fue el momento de la verdad. ¿Qué va a hacer este oso? ¿Va a seguir a su cachorro o va a venir a por mí? Para ser honesto, ese fue el único momento en el que tuve miedo”, explica. “No tenía la más mínima oportunidad. Esta osa pesaba 150 kilos y al levantarse era más alta que yo”, dice.

El plantígrado, sin embargo, ya no tenía ganas de pelea. “Se volvió y estaba sangrando por la nariz. Me miró y pensé: 'Oh, no, aquí viene'. Pero solo se dio la vuelta y se marchó como si nada hubiera pasado, siguiendo a su cachorro. Así que tuve mucha suerte”, comenta. El ex boxeador salió del enfrentamiento con heridas superficiales.

Nelson, no obstante, insta a la gente a que no tenga un miedo irracional a estos animales. “En realidad los osos negros no son peligrosos a menos que haya un cachorro de por medio. Probablemente están más asustados de nosotros que nosotros de ellos”, ha dicho a la CBC.

Cuando el pasado domingo Rick Nelson, de 61 años, decidió sacar a pasear a su perro, no podía sospechar que aquel iba a ser uno de los días más críticos de su vida. Mientras caminaba con su mascota por la localidad de Sudbury, en la parte norte de Ontario, vio cómo junto a él emergía de unos arbustos la cabeza de un pequeño osezno. “Estaba tan cerca que podía tocarlo. Soltó un gruñido, porque le di un susto de muerte”, ha contado Nelson a la televisión pública canadiense. “Supe enseguida que estaba en problemas. Estaba llamando a mamá”.

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