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Cierra el mercado de bichos de Pekín: adiós a las brochetas de escorpiones
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Cierra el mercado de bichos de Pekín: adiós a las brochetas de escorpiones

Después de 30 años en activo, el callejón de Donghuamen abandona su ir y venir de insectos tras recibir quejas por ruido y mala higiene

Foto: Brochetas de escorpiones y caballitos de mar del mercado Donghuamen (CC/Uwe Aranas)
Brochetas de escorpiones y caballitos de mar del mercado Donghuamen (CC/Uwe Aranas)

Llevaba en activo 30 años, ofreciendo a sus clientes 'manjares' de dudoso atractivo para los turistas que lo visitaban. Sin embargo, el mercado de los bichos de Donghuamen dice este viernes adiós una historia plagada de fotos, reportajes y noticias sobre los curiosos platos de insectos que se venden en este comercio de la capital china. Considerado como un lugar de culto para los chinos, sus puestos se consideran una muestra viva de la cultura de Pekín y las recetas que venden son un clásico de la gastronomía asiática.

La brocheta favorita de Guo es la de escorpiones. Sus dientes quiebran el crujiente abdomen y las diminutas patitas, embadurnadas en aceite y grasa de puesto callejero. Pero esta 'agradable' sensación ya no la disfrutará en el popular mercado de los bichos, que echa el cierre después de recibi quejas por sus condiciones higiénicas y el ruido que genera por las noches. "No sabía que iba a cerrar, es una pena. Esto representa parte de la cultura de Pekín", se lamentaba Guo, que afirmaba no saber en qué otros lugares de Pekín puede consumir sus brochetas de escorpiones.

Para llegar a Donghuamen, los turistas y pequineses toman el metro hasta la parada de Wangfujing, donde empieza una avenida con el mismo nombre, llena de tiendas de lujo, a pocos metros de la gigantesca plaza de Tiananmen y la Ciudad Prohibida. Bajo un gran puerta decorada con motivos chinos, una callejón atestado de gente emite humos cargados de fritanga y de otros olores imposibles de identificar, mezclados con el lacerante sol del verano pequinés. Los puestos se llenan de pinchos de cordero, 'tofu maloliente', mollejas especiadas, pato embadurnado en melaza y enormes cefalópodos fritos, aunque los productos estrella –que acaparan más fotos que compradores– son las brochetas de insectos o animales raros, ensartados y crudos, que luego pasarán por la plancha o la freidora, según el paladar de la clientela.

Saltamontes amarillentos, tarántulas peludas, diminutas culebras o larvas de caparazón crujiente pero tierno interior verdoso se exhiben ensartados. La imagen más llamativa son los escorpiones en sus últimos estertores, atravesados por un delgado palo de madera, que mueven sus pequeñas patitas arriba y abajo, de forma hipnótica. "Es la primera vez que pruebo saltamontes. Me gusta", explicaba ayer de días Dai, un joven de la provincia de Fujian (sur-este de China) que había venido a Donghuamen con un par de amigos, Zhang y Liu, con los que intercambiaba su brocheta de saltamontes por otra de caballito de mar y una de escorpiones.

El mercado nació en 1984 como un conjunto de puestos callejeros y al principio presentaba la diversidad culinaria de Pekín

"Es una gran pena que lo cierren, pero hemos tenido suerte de venir hoy", comentaba Dai, que tampoco sabía que las autoridades de la ciudad iban a cerrar este viejo mercado este viernes. Mientras Dai contesta a las preguntas, una señora de un puesto increpa a los periodistas que toman imágenes. Varios de los vendedores de insectos piden a gritos que no se graben sus puestos, e incluso alguno pide dinero a cambio de poder fotografiar su mercancía. El mercado nació en 1984 como un conjunto de puestos callejeros y al principio presentaba la diversidad culinaria de Pekín, pero poco a poco fue incorporando aperitivos y platos de otras partes del país.

Debemos pensar si es necesario tener mercados de comida callejera en el centro de la ciudad. Se podrían trasladar a las afueras", propone Shao, un joven de Jilin (al noreste del país), al que poco afectará el cierre: "No he probado los bichos. Tengo miedo a estas cosas, en especial al escorpión, y también a los saltamontes". Fan Guojia, una joven turista de Shanghái –a la que le dan especial asco los pinchos de gusanos– considera que cerrar el mercado puede afectar negativamente al turismo de la zona, y cree que se podrían hacer algunas modificaciones sanitarias que mejoraran la seguridad alimentaria.

Pero el mercado de los bichos también era visita obligada para muchos turistas extranjeros: Carlos Vázquez y Laura Gausa son dos catalanes que han aprovechado sus días en Pekín para atreverse a probar nuevos y crujientes sabores. "Yo pensaba probar un escorpión, pero ahora que los ves son los que dan más repelús, aún se mueven", comentaba ayer entre risas Laura, a la que también ha impactado que animales "sobreprotegidos" en países occidentales, como las estrellas de mar, aquí sean un aperitivo ensartado.

"Tengo la idea de probar el caballito de mar, que es el que menos asco me da", confiesa Carlos que, pocos minutos después, compró un diminuto hipocampo por 20 yuanes (unos tres euros). Respira hondo, coge el caballito de mar, le arranca la cola de un mordisco y paladea esta delicia marina: "Pues está bueno, ¿eh?", aclara entre risas, con un gesto de aprobación dibujado en su rostro. Hoy ya no podrá comprar otro.

Llevaba en activo 30 años, ofreciendo a sus clientes 'manjares' de dudoso atractivo para los turistas que lo visitaban. Sin embargo, el mercado de los bichos de Donghuamen dice este viernes adiós una historia plagada de fotos, reportajes y noticias sobre los curiosos platos de insectos que se venden en este comercio de la capital china. Considerado como un lugar de culto para los chinos, sus puestos se consideran una muestra viva de la cultura de Pekín y las recetas que venden son un clásico de la gastronomía asiática.

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