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La verdad económica tras el referéndum del Brexit: la relación entre Londres y Bruselas
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LA REALIDAD ECONÓMICA DEL BREXIT

La verdad económica tras el referéndum del Brexit: la relación entre Londres y Bruselas

Tanto los detractores del abandonar la UE como sus partidarios utilizan datos económicos para apoyar su decisión pero ¿quién está mintiendo en la campaña: eurófilos o euroescépticos?

Foto: Una activista pro-Brexit sostiene una bandera de Reino Unido en un acto a favor de abandonar la Unión Europea. (Reuters)
Una activista pro-Brexit sostiene una bandera de Reino Unido en un acto a favor de abandonar la Unión Europea. (Reuters)

Mucho se habla estos días de las repercusiones económicas que puede acarrear el temido Brexit. Todo, al fin y al cabo, especulaciones que han hecho que el valor de la moneda británica se haya depreciado un 7,05% en el último año. Pero vayamos a los hechos, los datos objetivos de la situación presente y que poco se han expuesto encima de la mesa. ¿Cuál es la relación económica ACTUAL entre Londres y Bruselas? ¿Quién está mintiendo en la campaña: eurófilos o euroescépticos?

“Como era de esperar, ambos lados del debate recogen las estadísticas que apoyan su versión, pero ambos también son propensos a tergiversar los hechos”, explica Iain Begg, profesor de la London School of Economics (LSE, en sus siglas en inglés) y miembro de 'The UK in a Changing Europe' (Reino Unido en una Europa cambiante), reputado 'think tank' independiente. “Parte de la explicación de esta confusión es que hay maneras conceptualmente muy diferentes de medir los flujos hacia y desde Bruselas a través del presupuesto comunitario. Todos los miembros pagan una contribución y reciben dinero de programas que van desde la política agrícola común a las iniciativas de investigación Horizonte 2020. Sin embargo, hay algunos gastos aparte para apoyar lo que hace la UE en el resto del mundo. Y una proporción relativamente pequeña, en torno al 6%, se va en los costos administrativos del funcionamiento de la Unión”, matiza.

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El presupuesto de la UE equivale a alrededor del 1% de la producción anual total de la UE. Para financiarlo, los estados miembro deben contribuir con un 1% de sus respectivos PIB nacionales. Sin embargo, desde que Margaret Thatcher negoció el famoso “cheque británico” en 1984, el Reino Unido paga menos, por lo que los demás están obligados a pagar relativamente más para compensar la diferencia.

Gracias a Margaret Thatcher el Reino Unido paga menos, por lo que los demás socios de la UE están obligados a pagar más para compensar la diferencia

El argumento utilizado entonces por la Dama de Hierro fue que Reino Unido era el país más industrializado de la Unión y aportaba una parte sustancial del presupuesto comunitario. Exigió, por tanto, una devolución parcial de su aportación esgrimiendo que los británicos no se beneficiaban por igual del presupuesto, que se destinaba principalmente a la política agraria que beneficiaba a países como Francia y España, con un sector agrícola de gran peso.

Según los datos del Eurostat, la aportación actual de Londres a las arcas comunitarias asciende al 5,8% del total. Se trata de 8 mil millones de libras, una partida que apenas roza el 0,5% del PIB británico. Lo que ahorraría con el Brexit, de acuerdo con economistas independientes, ni siquiera bastaría para alcanzar un volumen equivalente. En cualquier caso, romper con Bruselas implicaría necesariamente para Londres renunciar al ‘cheque británico’, es decir, el reembolso que le permite reducir su gasto total en un 25 por ciento.

El reclamo, por tanto, que se escucha a menudo de que el Reino Unido envía 350 millones de libras a la semana a la UE –logo del autobús de la campaña euroescéptica–, es una medida incorrecta. Según Begg, la cantidad que el Tesoro remite a Bruselas, y por lo tanto el costo directo para los contribuyentes del Reino Unido, siempre ha deducido el descuento antes de que se efectúe el pago. “Debido a esto, la cifra correcta, teniendo en cuenta la rebaja, debe estar alrededor de 280 millones de libras por semana, según los últimos datos de 2014”, recalca.

Por otra parte, el argumento de que el Reino Unido ha pagado más de medio billón de libras desde su adhesión también es erróneo, ya que, de nuevo, hace caso omiso a la rebaja. La verdadera cifra ronda las 110 mil millones de libras.

La cantidad que el Tesoro remite a Bruselas y que ha pagado desde su adhesión son menores de lo que afirman la propagando pro-Brexit

“En nuestros años de pertenencia desde 1973, sólo el Reino Unido y Alemania han sido consistentemente contribuyentes netos a las finanzas de la UE, aunque en los últimos años, muchos más países se han unido a ellos. Los defensores de la Unión lo saben, pero a menudo desdibujan la imagen con el argumento de que nos beneficiamos de otras maneras”, señala. “Ellos presentan una cifra que fusiona los flujos presupuestarios con una serie de otros beneficios para llegar a la conclusión de que la permanencia aporta una ganancia neta de 3.000 libras al año por hogar. Pero esto también es engañoso, por la sencilla razón de que está comparando manzanas con naranjas”, matiza.

De acuerdo con los datos del Instituto de Estudios Fiscales (IFS, en sus siglas en inglés), el ahorro neto por dejar de contribuir al presupuesto comunitario –los 8 mil millones de libras anuales- quedaría neutralizado si se produjera una caída de la renta nacional a partir del 0,6 %. Esa reducción sería, en caso de abandonar la UE, de entre el 6,3 % y el 9,5 %, según estimaciones de la LSE, lo que dejaría la balanza en números rojos por un amplio margen.

Por otra parte, otra de las cuestiones que monopoliza el debate es si, en caso de Brexit, Reino Unido seguiría siendo parte del mercado común. Actualmente, las exportaciones al territorio comunitario representan el 44% del total británico -223.000 millones de libras-, mientras que las importaciones desde Europa alcanzan el 53% -291.000 millones de libras-. Los acuerdos comerciales comunitarios aportan más de 400 mil millones de libras a la economía británica. Para la UE, sin embargo, Reino Unido solo representa un 8% de sus exportaciones, por lo que el efecto de un descenso de ventas sería más limitado.

Si Londres tardara en firmar un tratado de libre comercio (TLC) con la UE y las transacciones se guiaran en un primer momento por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMT), el peor escenario posible, el PIB podría caer un 6% hasta 2018, tal y como señala el Ministerio del Tesoro.

Según Raoul Ruparel, codirector del reputado 'think tank' Open Europe, en caso de Brexit, en términos comerciales, aunque ambas partes potencialmente podrían resultar perjudicadas, “Reino Unido tiene proporcionalmente una mayor exposición”. “La UE representa el 48,5% del comercio total británico (importaciones y exportaciones de bienes y servicios) mientras que el Reino Unido representa una proporción mucho menor de comercio de la UE. Con todo, Reino Unido es un socio comercial muy importante para un gran número de países, en particular Alemania, los Países Bajos e Irlanda”, matiza.

“En caso de Brexit habría que ver qué acuerdo se establece. Si se aplican las tarifas, una serie de sectores podrían ser golpeados, en particular automóviles, productos químicos y agricultura. Sin embargo, parece probable que el Reino Unido y la UE estén de acuerdo en mantener las tarifas de la mayoría de los bienes (como es el caso en todos los acuerdos comerciales de la UE con muchos países). Sin embargo, no está claro si el Reino Unido podría seguir utilizando el pasaporte de los servicios financieros. Y en ese caso, la City podría ser la más afectada”, recalca.

"En caso de Brexit, el sector financiero podría ser el más afectado” según el 'think tank' Open Europe

Londres es actualmente sede de 250 bancos extranjeros, que emplean a 160.000 personas. Según algunas de las voces más influyentes, como Gary Cohn, presidente de Goldman Sachs, la mayoría de estas entidades estarían dispuestas a hacer la maleta si se corta el cordón umbilical con Bruselas.

En cualquier caso, la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, ha asegurado que la entidad mantendrá su presencia en Reino Unido independientemente de cuál sea el resultado del referéndum.

Según la Confederación de la Industria Británica (CBI, en sus siglas en inglés), la pertenencia a los Veintiocho aporta al país un valor equivalente al 5% del PIB, alrededor de 78 mil millones de libras al año. En 2013, los servicios financieros británicos combinados con las compañías de seguros tuvieron un superávit de 19 mil millones de libras con la UE.

El impacto económico total de una posible Brexit es imposible de cuantificar, aunque la City está dividida porque donde unos ven riesgo, otros ven oportunidad. Los bancos de inversión temen perder el acceso al mercado único, pero algunos 'hedge funds' –como Odey Asset Management– se muestran muy críticos con una regulación que consideran costosa y que les hace perder el tiempo.

Hasta ahora no hay precedente de que un Estado miembro en su conjunto, y mucho menos del tamaño del Reino Unido, haya abandonado el hoy tan cuestionado proyecto europeo. Argelia dejó la Comunidad Económica Europea cuando se independizó en 1962, los 56.000 residentes de Groenlandia se marcharon en 1985, la colonia caribeña francesa de San Bartolomé salió oficialmente en 2012. Por ello, ninguno de estos casos se puede comparar con un país de 65 millones de personas que representa la segunda economía del continente.

Un nuevo tipo de relación con la UE

En caso de una salida, según Open Europe, el Reino Unido tendría que crear un nuevo modelo, ya que los actuales no convencen. Noruega, Islandia y Liechtenstein son miembros del Espacio Económico Europeo y de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC). A Londres no le compensa. Debería de pagar una cuota para mantener el acceso al mercado interior de la UE, pero perdería toda influencia formal sobre una legislación que tendría que poner en práctica casi en su totalidad.

La segunda opción sería seguir los pasos de Suiza y solicitar la adhesión sólo a la AELC para firmar acuerdos bilaterales. Pero los analistas consideran este escenario complejo e incluso defectuoso por lo que es poco probable que fuese una opción viable.

Por otra parte, está el derecho a la libre circulación de personas. Los euroescépticos quieren volver a recuperar el control de sus fronteras. Uno de los argumentos del frente pro-Brexit es que romper con el bloque mejorará las perspectivas laborales para los británicos, como consecuencia de una reducción de la inmigración. Sin embargo, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR, en sus siglas en inglés), la caída de la población foránea mermaría el tamaño de la economía británica y haría más pobres a sus ciudadanos.

El NIESR estima que una disminución de dos tercios de la inmigración significaría una economía un 9% menor en 2065. No en vano, según el Gobierno, la contribución tributaria de los ciudadanos del Área Económica Europea que más recientemente han cruzado el Canal fue de 3.000 millones en materia de impuestos, frente a los 500 millones que recibieron en prestaciones.

Hay que tener en cuenta, además, que si la puerta se cierra para los que quieren entrar, también se cerrará para los que quieren salir. Y actualmente, de acuerdo con los dato más recientes de la ONU, cerca de 1,2 millones de ciudadanos británicos viven en otros países de la UE, 306.000 oficialmente en España, aunque el número ronda el millón si se incluyen a aquellos que pasan largas temporadas en nuestro país, sin necesidad de estar registrados.

Mucho se habla estos días de las repercusiones económicas que puede acarrear el temido Brexit. Todo, al fin y al cabo, especulaciones que han hecho que el valor de la moneda británica se haya depreciado un 7,05% en el último año. Pero vayamos a los hechos, los datos objetivos de la situación presente y que poco se han expuesto encima de la mesa. ¿Cuál es la relación económica ACTUAL entre Londres y Bruselas? ¿Quién está mintiendo en la campaña: eurófilos o euroescépticos?

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