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De Kennedy a Kuczynski: las elecciones más reñidas de la historia
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cuando unos pocos votos son cruciales

De Kennedy a Kuczynski: las elecciones más reñidas de la historia

La Presidencia en Perú la decide una diferencia de menos de un 0,3%. Recopilamos algunos casos históricos en los que los procesos electorales se saldaron con márgenes muy escasos

Foto: Partidarios del candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski se manifiestan fuera de la Oficina Nacional de Procesos Electorales en Lima, el 7 de junio de 2016 (Reuters)
Partidarios del candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski se manifiestan fuera de la Oficina Nacional de Procesos Electorales en Lima, el 7 de junio de 2016 (Reuters)

Pedro Pablo Kuczynski será el próximo Presidente de Perú. Con el 99,9 por ciento de los votos escrutados, es ya imposible que su rival, Keiko Fujimori, remonte los apenas 0,22 puntos de diferencia entre ambos candidatos. Una situación que ha tenido en velo al país durante toda la semana mientras se contabilizaba el voto rural y en el extranjero, que podía alterar la balanza en beneficio de cualquiera de los dos.

Este escaso margen recuerda al apenas 0,6% de diferencia que permitió al candidato independiente austriaco Alexander Van Der Bellen alzarse con la victoria frente a su rival, el ultraderechista Norbert Hofer, el pasado 24 de abril. Y lo cierto es que se trata de una situación mucho más frecuente de lo que parece. Aquí presentamos algunas de las elecciones más reñidas de la historia:

Estados Unidos, 1880-88.

En la penúltima década del siglo XIX, EEUU vivió nada menos que tres comicios en los que el Presidente fue escogido por una diferencia de menos de un 1% respecto a su rival: James Garfield contra Wilfried Hancock en 1880 (0,1%), Grover Cleveland contra James Blaine en 1884 (0,7%), y Benjamin Harrison robándole la reelección a Cleveland en 1888 (0,8%).

Estados Unidos, 1960.

Apenas 112.000 votos, en un país que entonces tenía 180 millones de habitantes, permitieron a John Fitzgerald Kennedy arrebatarle la presidencia a un Richard Nixon que se presentaba por primera vez como candidato presidencial, a pesar de que éste venció en un mayor número de estados (26 frente a 22). Esa minúscula diferencia del 0,17% abrió el camino a una de las Administraciones estadounidenses más convulsas y legendarias de la historia, la de la invasión de Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles, la creación de los Cuerpos de Paz, el “Ich bin ein Berliner”, la escalada militar estadounidense en Vietnam… y el trágico asesinato del Presidente en Dallas. ¿Habría sido diferente de haber ganado Nixon? Los amantes de la política-ficción llevan años debatiendo las posibles respuestas a esta pregunta.

Francia, 1974.

Los comicios que auparon al poder a Valéry Giscard d'Estaing fueron unos de los más reñidos de la historia del país: aunque en la primera vuelta François Mitterrand, de la Unión de la Izquierda, obtuvo 11 puntos de diferencia respecto a los Republicanos Independientes de Giscard d'Estaing, el voto conservador estaba dividido entre éste y un tercer candidato (Jacques Chaban-Delmas, de la Unión por la Defensa de la República). Al quedar eliminado aquel, muy pocos de los votantes de Chaban-Delmas optaron por Mitterrand. Giscard d'Estaing se benefició de una espectacular remontada, y acabó venciendo por un margen de 400.000 votos, un 1,6% más que su rival.

Turquía, 1995.

La fragmentación política que aquejaba al país en los años 90 quedó reflejada en las elecciones del 95, forzadas por el fracaso del Gobierno de coalición anterior. El islamista Partido del Bienestar de Necmettin Erbakan obtuvo el 21,38% de los votos, pero sus rivales, el Partido de la Madre Patria (ANAP) y el Partido del Camino Verdadero (DYP), lograron respectivamente un cercano 19,65% y un 19,18%. Otros dos formaciones lograron un 14 y un 10 por ciento. Tras unos meses de negociaciones, Erbakan acabó aliándose con la líder del DYP, Tansu Çiller, y logró formar gobierno, aunque no duró demasiado: en 1997, el ejército acabó derrocándolo mediante un golpe de estado incruento. Muchos de los problemas actuales de Turquía vienen de esa época.

Estados Unidos, 2000.

“Yo solía ser el próximo Presidente de los EEUU”, bromeaba Al Gore a menudo tras su derrota contra George W. Bush. Pero lo cierto es que aquellas elecciones se contaron entre las más extrañas y disputadas de la historia estadounidense. A pesar de que Al Gore obtuvo más votos que Bush (un 48,38% frente al 47,87%), los comicios se decidieron en Florida, donde Bush obtuvo una ajustada victoria de apenas 537 votos.

Alemania, 2002.

Tanto el candidato socialdemócrata, Gerhard Schröder, como el democristiano Edmund Stoiber obtuvieron el mismo porcentaje: 38,5% de los votos, casi 18 millones y medio. La diferencia era de tan solo 6.000 votos. Los partidos menores, por tanto, se convirtieron en la bisagra necesaria para formar Gobierno, como finalmente hizo Schröder junto a los Verdes de Joschka Fischer.

México, 2006.

El candidato del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, venció por apenas 0,56%, o 300.000 votos, al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) de Andrés Manuel López Obrador. Éste se negó a reconocer los resultados, alegando fraude electoral a partir de la presunta aparición de 800.000 votos adicionales que no se correspondían con el número de votantes registrados. El Tribunal Federal Electoral, sin embargo, acabó fallando a favor de Calderón, quien lideraría el país durante los siguientes seis años.

Pedro Pablo Kuczynski será el próximo Presidente de Perú. Con el 99,9 por ciento de los votos escrutados, es ya imposible que su rival, Keiko Fujimori, remonte los apenas 0,22 puntos de diferencia entre ambos candidatos. Una situación que ha tenido en velo al país durante toda la semana mientras se contabilizaba el voto rural y en el extranjero, que podía alterar la balanza en beneficio de cualquiera de los dos.

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