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Cómo limpiar tu apellido cuando tu hermano atentó en Bruselas
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"NO QUIERO CAMBIARLO. LO LLEVARÁN MIS HIJOS"

Cómo limpiar tu apellido cuando tu hermano atentó en Bruselas

El Confidencial entrevista a Mourad Laachraoui, campeón europeo de taekwondo, que aspira a ser el nº1 mundial. Un lastre: su hermano Najim se hizo estallar en el aeropuerto de Zaventem

Foto: Mourad Laachraoui durante una conferencia de prensa en Bruselas, el 24 de marzo de 2016 (Reuters)
Mourad Laachraoui durante una conferencia de prensa en Bruselas, el 24 de marzo de 2016 (Reuters)

Ambos pasaron nueve meses en el vientre de la misma madre, pero son literalmente el bueno y el malo de la familia Laachraoui. Sus padres intentaron educarlos sin diferenciar entre ambos y les inculcaron los mismos principios. Quería dar a sus hijos un futuro prometedor. Tanto Mourad como Najim crecieron en el barrio belga de Schaerbeek, pero mientras que el primero busca pasar a la historia como campeón mundial de taekwondo, Najim se inmoló el pasado marzo en Bruselas llevándose por delante la vida de más de una treintena de personas y provocando heridas a otras 300. Mourad defiende a Bélgica con orgullo en campeonatos internacionales. Najim atacó su país por “infiel”.

“Tener el mismo apellido no significa elegir el mismo destino”, sentencia Mourad en una entrevista con El Confidencial. No duda en mostrar su decepción e indignación porque su hermano casi tira por la borda todo el esfuerzo que este deportista ha hecho en sus veintiún años. No quiere buscar más explicaciones al porqué ni al cómo Najim se convirtió a los 24 años en un asesino. Quiere “pasar página y seguir adelante”, aunque de momento le persigue la “vergüenza” del apellido de su hermano. “No quiero hablar del tema”, insiste. Por eso, evita incluso referirse como “terrorista” a Najim: prefiere guardar otros recuerdos de él. Y es que, lo ha repetido hasta la saciedad: “yo no soy responsable de las actos de mi hermano”.

El pequeño deportista de los Laachraoui comenzó practicando kárate a los siete años. Tres años más tarde, su colegio quebró y tuvo que recurrir a la escuela de taekwondo para “empezar esta gran aventura” de su vida. Ilusionado, cuenta que su padre fue el primero que le contagió el espíritu de las artes marciales porque quería que se pudiese “defender”. Como muchos jóvenes de su edad, reconoce que siempre le ha gustado el futbol, pero “desgraciadamente, uno no se puede defender con una pelota”, ironiza. Cuando no está entrenando, está en la escuela, y cuando no, “los amigos, el cine y el futbol”, relata.

placeholder Mourad Laachraoui se enfrenta al español Jesús Tortosa durante el Campeonato Europeo de Taekwondo en Montreux, el 20 de mayo de 2016 (EFE)
Mourad Laachraoui se enfrenta al español Jesús Tortosa durante el Campeonato Europeo de Taekwondo en Montreux, el 20 de mayo de 2016 (EFE)

El pasado mayo, Mourad le dio una alegría a sus padres cuando trajo a casa la medalla de oro que logró tras derrotar al español Jesús Tortosa en la final del Campeonato Europeo de Taekwondo que se jugó en Montreux. “Fue una lucha muy dura, Tortosa es un gran contrincante. Hemos luchado en la misma categoría durante mucho tiempo y ahora nos une la amistad”, asegura. Mourad aspira cada vez más alto, quiere ser campeón mundial de este arte. Llega tarde para participar en los Juegos Olímpicos de este verano en Río de Janeiro. Uno de sus colegas fue elegido para esa categoría. Pero promete participar en la siguiente competición.

Él nació en Bruselas, pero sus padres son ambos de origen marroquí. Hace cinco años que no pisa Marruecos, país natal de su hermano mayor. Dice tenerle “mucho cariño” al país pero tras los atentados, lamenta, su familia no sabe cuándo podrá “volver a pisarlo de nuevo”. Ahora son carne de críticas y cotilleos, y prefieren mantenerse lejos. “Es triste, pero mi familia tendrá que vivir con ello”, reconoce. Mourad no duda en subrayar que su familia está “muy feliz y orgullosa” de él. Sus victorias en el taekwondo le permite a sus padres “olvidarse de los momentos difíciles” que han tenido lugar en los últimos meses. Una suerte, celebra, que les ayuda a superar la pesadilla de haber dado a luz a uno de los terroristas más sangrientos de los últimos tiempos.

"Nos enteramos por la televisión"

Su hermano mayor, conocido como Abu Idrisi entre los yihadistas de Daesh, fue el terrorista suicida del aeropuerto belga de Zaventem. Najim pasó toda su vida formándose en centros católicos, primer el colegio y después la universidad, donde estudió electromecánica. Entre 2008 y 2012 trabajó en el aeropuerto de Bruselas, el mismo que haría saltar por los aires cuatro años más tarde. “Era un chico inteligente, yo sigo sin podérmelo creer”, insiste Mourad sobre su hermano. Najim decidió dar un giro total su vida en febrero de 2013, cuando se compró unos billetes, vía Estambul, hacia Siria. “Es una vergüenza para la familia”, sentencia Laachraoui.

Najim Laachraoui, en una fotografía difundida por la policía (Reuters)Desde entonces, desapareció totalmente del radar de su familia. El propio Mourad lo intentó contactar varias veces en los primeros meses para convencerle de que volviera a casa, pero no conseguía ninguna respuesta. Así que le dio por perdido y decidió centrarse en el mundo del deporte, a la vez que seguía hincando los codos en sus estudios de electromecánica. Mientras tanto, ignoraba cómo su hermano estaba siendo radicalizado por el grupo terrorista Estado Islámico. Le habían enseñado a cometer las atrocidades por las que se conoce a esta organización extremista, y estaba convencido de que tenía que atacar a “los infieles” en el corazón de Europa. Y así lo hizo: confeccionó los cinturones explosivos que se utilizaron el pasado noviembre en Paris, siguiendo la misma técnica que le enseñaron sus mentores en Siria, y meses más tarde, se encargó de hacerse explotar él mismo en Bruselas.

Mourad asegura que nunca volvieron a saber nada de él, desde que desapareció en 2013. Tras esa fatídica noche de noviembre en Paris, en la familia comenzó a correr el rumor de que Najim podría estar involucrado en los sangrientos atentados. Pero no se lo podían creer. En cambio, niega rotundamente que hayan sospechado que su hermano mayor estuviera detrás de la masacre de Bruselas del pasado marzo. Como el resto del país, afirma, se enteraron por la televisión. Najim había muerto. Era uno de los tres hombres que empujaba un carro en el aeropuerto de Zaventem. Con la cara totalmente reconocible, iba vestido de negro y con un guante en la mano izquierda (bajo el cual supuestamente tenía el detonador de la bomba), cuando fue captado por las cámaras de seguridad.

“Demostraré que en mi familia no somos mi hermano. De hecho, hay quien me propuso cambiar de apellido tras los trágicos eventos, pero no, yo lo limpiaré, estoy luchando por el apellido de mi familia, que será el mismo que llevarán mis hijos. Pasará a la historia por mis resultados deportivos” y no por los asesinatos cometidos por Najim, reitera. Asimismo, agradece a su federación y a sus compañeros “el apoyo” que le han brindado en estos meses. “Le digo lo mismo a todos los jóvenes del mundo: debéis creer en vuestro sueño y nunca daros por vencidos, incluso si todo se os vuelve en contra. Después de toda lucha, siempre hay una recompensa”, concluye. Mourad “no eligió a su familia”, lamenta, pero –insiste- apuesta por el deporte como su lucha por que Laachraoui no sea una apellido de terroristas.

Ambos pasaron nueve meses en el vientre de la misma madre, pero son literalmente el bueno y el malo de la familia Laachraoui. Sus padres intentaron educarlos sin diferenciar entre ambos y les inculcaron los mismos principios. Quería dar a sus hijos un futuro prometedor. Tanto Mourad como Najim crecieron en el barrio belga de Schaerbeek, pero mientras que el primero busca pasar a la historia como campeón mundial de taekwondo, Najim se inmoló el pasado marzo en Bruselas llevándose por delante la vida de más de una treintena de personas y provocando heridas a otras 300. Mourad defiende a Bélgica con orgullo en campeonatos internacionales. Najim atacó su país por “infiel”.

Atentados de Bruselas Jesús Tortosa
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