¿Qué se dice del Brexit en un pub inglés? "España nunca nos cerrará la puerta"
Los políticos pueden hacer malabares en Westminster, pero los debates claves tienen lugar en el pub, las “casas públicas” donde se rompe la regla de “prohibido hablar de sexo, política y religión”
“Yo antes era de los que iba a votar por el Brexit. Pero ahora… no lo sé. Sinceramente, no me siento nada europeo y creo que aportamos mucho más de lo que recibimos. Creo que el Reino Unido nunca se ha sentido parte de la Unión Europea. Pero todo el tema de las exportaciones, el comercio… uhmmm… no sé… si fuera solo atendiendo a sentimiento votaría por la salida, pero por pura cuestión de practicidad quizá luego vote por la permanencia… ¿más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer?”. Perfiles como los de Oliver, trabajador de Vodafone de 42 años, serán los que realmente decidan el próximo 23 de junio si el Reino Unido sigue formando parte del club.
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Según las últimas encuestas, la campaña por la permanencia sostiene su 7% de ventaja aunque, en el último mes, el número de indecisos de cara al referéndum ha aumentado significativamente un 6%.
Los políticos pueden hacer malabares en Westminster, pero los debates verdaderamente claves tienen lugar en el pub, las “casas públicas” donde, con pinta en mano, se rompe la regla de “prohibido hablar de sexo, política y religión”.
A dos meses de la consulta, el buen tiempo comienza a animar las cosas. Con el sol, la obligada cerveza tras finalizar la jornada laboral se alarga sacando a la luz opiniones que sorprenden entre los propios amigos y compañeros de trabajo. “¿Pero tú desde cuando has sido pro europeo?”, le pregunta a Oliver un colega, atónito ante las respuestas que ofrece a las impertinentes cuestiones de la periodista. “Que te he dicho que no soy pro Europeo. Pero, para que voy a engañarte, no lo tengo claro. No sé cómo afectaría a la economía o incluso a las vacaciones. ¿Me voy a tener que sacar ahora visa para ir a España en verano, por ejemplo?”, plantea.
Su compañero Mike, euroescéptico convencido, le aclara las dudas. “Mira, la pinta que me estoy tomando es alemana. Y estoy convencido de que la seguirían importando. Pero pongámonos en el peor. Si no la importan, pues casi mejor porque nos obligaría a nosotros a crear más cerveza y eso generaría aquí más puestos de trabajo”, matiza. “Y por tus vacaciones, ni te preocupes. Para España, una de las principales fuentes de ingreso es el turismo británico. ¿Tú te crees que nos van a cerrar la puerta? Nosotros nunca vamos a tener problemas para salir, son los de fuera los que van a estar más controlados para entrar”, añade.
En la mesa de al lado, la inmigración también protagoniza el debate. “No soy racista, hablo claro”, espeta Ben. “Aquí tendríamos que hacer como Australia y dejar pasar solo a los inmigrantes cualificados. Es una locura tener que estar obligados a dejar pasar a todo el mundo”, matiza.
Pero a Paul, sin embargo, lo de poner restricciones, podría afectar a su trabajo. “Soy investigador en la universidad. En mi equipo hay un polaco, una alemana, un francés y una catalana. Hay que decirla catalana porque si le llamas españolas se enfada… Otro ejemplo más de que los nacionalismos políticos no traen nada bueno… pero al caso, a nosotros un Brexit nos afectaría, más que por los fondos europeos, que también, por todo lo que podría retrasarse los proyectos por tema de burocracia de visas y demás”, explica. “No veo ninguna ventaja en salir. Es más, veo solo inconvenientes. Tendríamos a Boris Johnson como primer ministro y a Escocia independizada… menudo panorama”, matiza.
'En mi equipo hay un polaco, una alemana, un francés y una catalana. Hay que decirla catalana porque si le llamas españolas se enfada… Otro ejemplo más de que los nacionalismos políticos no traen nada bueno'
Aunque los nacionalistas de Nicola Sturgeon no hayan incluido otro plebiscito en su manifiesto para las elecciones regionales de mayo, sí han adelantado que en caso de Brexit, volverían a sacar las urnas a la calle.
Por su parte, para el alcalde de Londres, apoyar la campaña por la salida es una solución ganadora sí o sí. Independientemente del resultado, ya se ha garantizado el apoyo de los 'tories' euroescépticos -la gran mayoría de las filas- para suceder a David Cameron como líder del Partido Conservador.
El 'premier' ya había adelantado que no se presentaría a las generales de 2020, pero en caso de que Reino Unido abandone finalmente la UE en junio, ya hay muchos que dan por hecho su dimisión.
“Yo estaba esperando qué opción apoyaba Boris para votar exactamente lo contrario”, explica Chris, un profesor de inglés jubilado. “Si le tenemos como primer ministro será una locura. Este hombre es capaz de defender lo que sea por el poder. Lo que me preocupa es que hace gracia a los jóvenes y los jóvenes no ven que la Unión Europea ha garantizado la paz en Europa en las últimas décadas. Nos jugamos algo muy serio y nadie lo ve”, atestigua ante la atenta mirada de su mujer y su perro. Lo de dejar entrar animales en el pub es muy inglés.
Eric, de 25 años, se acerca a acariciar al perro y, de paso, tranquiliza también a su dueño. “No se preocupe que yo voy a votar por la permanencia”, señala. “Yo creo que con todo esto, hay mucha confusión y mi miedo es que muchas personas van a votar por la salida por razones equivocadas. Les han metido en la cabeza que cuanta más inmigración más terrorismo. Que la gente vote lo que quiera, pero que vote con cabeza, no engañada”, explica. “Si salimos vamos a estar dos años en el limbo para luego quedarnos igual, porque el mundo ya está globalizado. No creo que las nuevas leyes que se aprobaran fueran mucho más diferentes a las actuales”, añade.
'Muchas personas van a votar por la salida por razones equivocadas. Les han metido en la cabeza que cuanta más inmigración más terrorismo'
En su propio grupo de amigos discrepan. “Que no tío, que no te líes”, le dice un amigo. “¿Sabes cuanto nos cuesta cada eurodiputado? Casi dos millones de libras. Tenemos 78 así que echa cuentas. La gente no sabe estas cifras. Están todos muy perdidos y como Cameron controla el presupuesto público es imposible tener una campaña equilibrada. Yo no quiero que utilicen mi dinero para eso”, añade.
“Pues mira que haya un debate en TV”, contesta Eric. “Y que sean realistas. Porque ni me creo que todo sea bueno si nos vamos o todo sea malo. Que expongan los puntos a favor y en contra de cada cosa y ya decidirá la gente, pero que hagan algo porque como sigamos así…”, señala.
“¿Que conclusión vas a poner?”, me pregunta al salir. “Mira, no te compliques la vida y escribe God save the Queen…”.
“Yo antes era de los que iba a votar por el Brexit. Pero ahora… no lo sé. Sinceramente, no me siento nada europeo y creo que aportamos mucho más de lo que recibimos. Creo que el Reino Unido nunca se ha sentido parte de la Unión Europea. Pero todo el tema de las exportaciones, el comercio… uhmmm… no sé… si fuera solo atendiendo a sentimiento votaría por la salida, pero por pura cuestión de practicidad quizá luego vote por la permanencia… ¿más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer?”. Perfiles como los de Oliver, trabajador de Vodafone de 42 años, serán los que realmente decidan el próximo 23 de junio si el Reino Unido sigue formando parte del club.
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