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Hillary Clinton y Donald Trump arrasan en Nueva York en unas primarias históricas
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la demócrata logra más de 10 millones de votos

Hillary Clinton y Donald Trump arrasan en Nueva York en unas primarias históricas

Comparando el volumen de votos de los dos partidos, Hillary Clinton ha ganado más del doble de papeletas que Trump, e incluso el socialista Sanders ha superado cómodamente al magnate

Foto: La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, junto a su marido y su hija tras conocer los resultados. (Reuters)
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, junto a su marido y su hija tras conocer los resultados. (Reuters)

“¡Estas elecciones son muy importantes!”, grita un anciano en el vestíbulo de un colegio electoral. Dice que le han cambiado su lugar de voto sin avisarle, y que está demasiado viejo como para andar paseando por Nueva York. Apenas se aguanta con el bastón. El coordinador y dos jefes de mesa, solidarios, le proponen rellenar un formulario. ¿Partido? “¡Demócrata!”.

Es la primera vez en décadas que Nueva York ha podido influir el curso de unas elecciones, dado que, a diferencia de otros años electorales, la campaña aún sigue reñida en abril. Y las encuestas se han quedado cortas. El favorito republicano, Donald Trump, ha acaparado el 60,1% de los votos conservadores, más del doble que John Kasich y casi cinco veces más que su principal rival: el senador Ted Cruz. El magnate recibe el espaldarazo que necesitaba después de ver a Cruz ganar Wisconsin y sumar delegados en acuerdos y convenciones del Medio Oeste.

“Nadie puede obtener delegados y declarar la victoria, a no ser que sea con votos y votando. Y eso es lo que va a pasar, y lo vais a ver, porque la gente no lo va a tolerar”, dijo Trump al conocer el resultado. Rodeado por tiburones financieros como Carl Icahn, el magnate prometió “negociar tratados de comercio increíbles”, mantener los empleos en el país y reforzar el ejército “como nunca antes”. “Vais a estar muy orgullosos de este país, muy pronto”, declaró. Fue un discurso alejado del tono habitual, más sintético y oficial, sin insultos, bromas, ni preguntas de la prensa. Según los sondeos, los próximos estados en votar, Connecticut, Delaware, Maryland, Pensilvania y Rhode Island, prometen afianzar la ventaja del millonario, que ya tiene 845 delegados.

Clinton, el doble de papeletas que Trump

En el bando demócrata, Hillary Clinton ha demostrado que Nueva York es su territorio obteniendo un 57,6% de los votos frente al 42.4% del senador de Vermont, Bernie Sanders. El esquema es el mismo: la favorita necesitaba un empujón después de ver a Sanders ganar siete citas consecutivas y recortar distancias en Nueva York. La exsecretaria de Estado ha vuelto a probar la fidelidad de las mujeres y minorías étnicas. Bernie Sanders lució el apoyo de los menores de 45 años.

“Hoy habéis probado de nuevo que en ningún lugar como en casa”, declaró Clinton en su discurso de la victoria. “Esta es la única campaña, demócrata o republicana, que ha ganado más de diez millones de votos”, y denunció la retórica de los candidatos republicanos: “Donald Trump y Ted Cruz promueven una visión de Estados Unidos que divide y es, honestamente, peligrosa”. Si comparamos el volumen de votos de los dos partidos, Hillary Clinton ha ganado más del doble de papeletas que Trump, e incluso el socialista Sanders supera cómodamente al magnate.

Tres candidatos neoyorkinos

Las primarias se han percibido como una cuestión personal entre neoyorquinos. La ciudad más egocéntrica del mundo ha tenido el privilegio de votar a tres de los suyos: Clinton es neoyorquina de adopción y exsenadora del estado; su rival, Sanders, nació en un barrio proletario de Brooklyn, y Donald Trump, nacido en Queens, representa desde hace 30 años la 'jet set' neoyorquina más 'kitsch'. 2016 también es un año polarizado, con aspirantes ajenos al 'establishment', impensables en otras épocas, niveles récord de descontento nacional y de movilización en las filas republicanas.

Por eso ha habido más votantes registrados que nunca en la historia; neoyorquinos que hacían un hueco en su rutina de infarto para votar en museos, iglesias, institutos o centros de ancianos. Para escanear su papeleta de medio metro y salir de nuevo al sol intenso que bendice abril. La línea caliente para denunciar irregularidades recibió cuatro veces más llamadas que en 2012.

"Esta ha sido una campaña muy emocionante, muy reñida”, declara Jennifer Rigg, de 29 años. “Dos oponentes con ideas muy diferentes, los dos emocionantes por diferentes razones. Es bueno saber que, sea quien sea el candidato, podríamos tener nuestro primer presidente judío o la primera presidenta mujer”, añade, ignorando la posibilidad de un comandante en jefe republicano.

Sanders, al asalto de la Gran Manzana

Como en la mayoría de los estados del noreste, han sido unas primarias cerradas; es decir, para votar había que registrarse en alguno de los dos partidos antes del 25 de marzo. A falta de candidato, aquellos registrados como “independientes” no han podido elegir, lo cual habría perjudicado a Bernie Sanders. Dado que el plazo para cambiar de bando caducó el 9 de octubre de 2015, muchos independientes que pudieran sentirse atraídos en los últimos meses no han podido participar.

Consciente de que se le acababa el tiempo, Sanders tomó Nueva York al asalto con tres mítines multitudinarios: en el Bronx, en Manhattan y en Brooklyn, que batió el récord de asistencia en toda la campaña: 28.000 personas, según la empresa organizadora. La Comisión Electoral ha reconocido que decenas de miles de vecinos de Brooklyn no han podido votar y el ayuntamiento ha prometido auditar el proceso. Según algunos sondeos, el pasado marzo Hillary Clinton sacaba hasta 30 puntos de ventaja a Bernie Sanders, que ha logrado recortar la distancia a la mitad.

La Gran Manzana despierta hoy satisfecha de haber marcado el curso de la campaña y de tener a dos conciudadanos apuntando a la Casa Blanca. La política ha dominado las conversaciones de las últimas semanas en los cafés y los parques atestados de una ciudad donde, en los comicios a la alcaldía de 2013, sólo votaron el 24% de los electores registrados.

“Donald Trump ha sido bueno para el país porque lo ha despertado”, declara Pauline Skler, antigua trabajadora del sector textil. “Nada movilizaba a la gente (…), pero lo que hizo la ha estimulado. Estaba emocionada al ver las imágenes en televisión: cuánta gente ha salido para votar en las primarias. Es emocionante ver a la gente levantarse y querer implicarse”. Incluso el Empire State acordó con la CNN iluminarse proporcionalmente según los resultados, asignando un color a cada candidato. Gracias a Trump, ganó el rojo sangriento.

“¡Estas elecciones son muy importantes!”, grita un anciano en el vestíbulo de un colegio electoral. Dice que le han cambiado su lugar de voto sin avisarle, y que está demasiado viejo como para andar paseando por Nueva York. Apenas se aguanta con el bastón. El coordinador y dos jefes de mesa, solidarios, le proponen rellenar un formulario. ¿Partido? “¡Demócrata!”.

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