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El último combate de Manny Pacquiao: "Pac-Man" quiere ser político
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es el segundo atleta mejor pagado del mundo

El último combate de Manny Pacquiao: "Pac-Man" quiere ser político

El boxeador más popular de Filipinas libra en la madrugada del sábado su última pelea profesional. Se retira para dedicarse a la política, y muchos sospechan que aspira a la presidencia

Foto: Manny Pacquiao realiza estiramientos frente a la prensa en Los Ángeles, el 30 de marzo de 2016 (Reuters)
Manny Pacquiao realiza estiramientos frente a la prensa en Los Ángeles, el 30 de marzo de 2016 (Reuters)

Casi nunca aparece vestido de traje. Lo hace sobre todo con un polo y chaleco azul de tela, un gorro en el que se lee “Pac-Man” -su apodo- y ropa sencilla. Manny Pacquiao, el boxeador más importante de la historia de Filipinas, también es aspirante a senador, y se muestra ante las masas como alguien del pueblo, como uno más. En cuanto asoma al estrado, sus seguidores lo aclaman y vitorean con palmas.

“Manny puede conseguir lo que se proponga porque lucha por sus objetivos y convicciones. Su historia de vida y el éxito mundial que alcanzó son una inspiración para quienes vamos a votarle”, dice Marianne Marbella, vendedora en una estación de agua potable en Manila. “Pacquiao es fuerte, solidario y honesto”, sintetiza Christopher Amaga, un cuidador de 25 años que no dudó a la hora de responder si votará a su deportista estrella en las próximas elecciones.

En una campaña que los especialistas definen como lenta y sin mucha intensidad, Pacquiao sigue el ritmo del resto. Sus apariciones se dan casi exclusivamente en Sarangani, provincia de la que es gobernador, mientras algunos vehículos recorren las calles ploteados con su propaganda. “Un puño verdadero al Senado”, se lee en los costados de una de sus camionetas. “Viene de una familia pobre y es el indicado para sacar a su gente de la pobreza”, proclama un eslogan escrito sobre un autobús.

Aunque en la práctica Pacquiao se postula para senador, no son pocos los que sospechan que se trata de un paso intermedio, un escalón más en su ascenso hacia su verdadera aspiración: la Presidencia filipina. ¿Qué oportunidades tiene? ¿Podrá noquear los estigmas y las críticas que se interponen en su camino como pesadas bolsas de arena? ¿Será esta su verdadera gran pelea?

Un país de políticos extravagantes

En caso de que Pacquiao acceda al cargo en 2022, estará lejos de ser el primer Presidente de trayectoria singular que haya visto el país. El más famoso fue el actor José Marcelo Ejército, más conocido como Joseph Estrada, una especie de Sylvester Stallone filipino que dedicó su vida a la actuación gobernó el país desde 1998 hasta 2001. Actualmente es el gobernador de Manila. Conocido desde la década de los sesenta, Estrada protagonizó más de 100 películas en las que solía ser el héroe de las clases bajas, algo que lo hizo popular entre los desfavorecidos. Su exitosa campaña se basó en lo que transmitía su 'alter ego', lo que no impidió que su Gobierno se hundiese entre acusaciones de corrupción.

placeholder El actor Joseph Estrada, durante la campaña presidencial de 1998 (Reuters)
El actor Joseph Estrada, durante la campaña presidencial de 1998 (Reuters)

Más cercano en el tiempo, otro candidato pintoresco fue Eduardo Villanueva, que intentó sin éxito ganar las elecciones en dos ocasiones, y hoy es recordado por su pasado de comunista ateo y su presente al frente de una de las iglesias 'góspel' más grandes del mundo. En sus campañas para las elecciones de 2004 y 2010 promovió la “agenda divina para Filipinas”, con la que planificaba conducir y gobernar durante sus años al frente del país.

Para la votación que tendrá lugar este año también se presentaron varios postulantes extravagantes: un agricultor que pretendía crear "un gobierno divino", un hombre de negocios que prometía un liderazgo "basado en lo espiritual" y un técnico de aviones que decía tener lazos con Osama bin Laden se contaban entre los más impactantes. También hubo quienes aseguraron que pagarían todas las deudas del país, erradicarían la pobreza y hasta harían millonarios a todos los filipinos en un plazo de cinco años. Ninguno logró superar la lista definitiva que elaboró el Comité Electoral. Pero Pacquiao es diferente.

El político-atleta se deja ver poco. Sus actos públicos se cuentan con los dedos de la mano, y la razón principal es que Manny ha decidido que el combate contra Timothy Bradley Jr. del pasado fin de semana será su última pelea como profesional. No por casualidad se ha celebrado un mes antes de que hablen las urnas. A partir de ahí, según explican sus allegados, se dedicará de lleno a asegurarse el asiento que las encuestas ya le presagian.

placeholder Manny Pacquiao se enfrentará en la madrugada del sábado a Timothy Bradley Jr. (Mark J. Rebilas-USA TODAY Sports/Reuters)
Manny Pacquiao se enfrentará en la madrugada del sábado a Timothy Bradley Jr. (Mark J. Rebilas-USA TODAY Sports/Reuters)

Originario de Kibawe, al sur del país, está cerca de colgar los guantes, pero no prevé abandonar sus otras batallas. Pac-Man se revuelca en la arena política desde 2007, y en las próximas elecciones al Senado, previstas para el próximo 9 de mayo, buscará uno de los 12 escaños vacantes. Su fama, los minutos de pantalla en horario central en el combate contra Bradley y algo de recorrido por el país en el mes previo a las elecciones parecen suficientes para que el héroe del deporte filipino y uno de los mejores boxeadores del mundo acceda a ese cargo.

Superando imposibles

Las últimas encuestas de la agencia de investigación local Pulse Asia lo sitúan entre octavo y décimo en la lista de aspirantes a senador, con un 46,9% de votos. Sería entonces uno de los que lo conseguirá. El sistema de votación filipino establece que cada votante escoge a los aspirantes, sin responder a una lista partidaria ni a un orden jerárquico en especial. Y su historia de pobreza y esperanza le otorgan un apoyo incondicional que casi no necesita de campañas. “A los integrantes de las clases bajas y habitantes de la periferia les importa poco su actuación como gobernador o sus comentarios contra la comunidad LGBT”, dice a El Confidencial el analista político Jan Robert Go, refiriéndose a sus escandalosas declaraciones en las que aseguró que "los gays son peores que los animales", lo que le costó el contrato con Nike.

Éxito, inspiración, pujanza y esperanza son términos que se repiten al escuchar a los seguidores de Pacquiao. Honestidad, buenas intenciones y solidaridad son las características que incluso sus detractores le reconocen. Sin embargo,también hay argumentos contra Manny. “No tiene suficiente experiencia para el cargo y su trayectoria política es pura ineficiencia”, apunta Lino Boyles, comerciante de 44 años. “No terminó su educación secundaria, no demuestra tener capacidad para elaborar propuestas. Su enfoque será puramente deportivo y no tendrá propuestas en cuanto a educación”, según Alba Rosales, empresaria de la región del Valle de Cagayán.

“Pacquiao no tiene conocimientos de las leyes y no parece entender de qué se trata su rol. Es cierto que impulsa obras, ayuda a gente y tiene buenas intenciones pero su forma de hacerlo no es la que se precisa de un senador”, denuncia Roland Roxas, abogado de la ciudad de Cebú. Son las voces de algunos pero representan las de muchos filipinos, que se dividen entre los que creen que nade podrá detenerlo y los que no lo creen capaz de dirigir al país.

Cuando se trata de Pacquiao, no hay tendencias ni pasado que lo sentencien. Emmanuel Dapidran Pacquiao nació en 1978, y en su vida no ha hecho otra cosa que derrotar imposibles. No pasaba los 15 años cuando su mamá y el director de su escuela insistían en que no podría “sacar nada del boxeo”, y le pedían que no se ausentara de la escuela porque ese deporte iba a “destruirlo”. Parecía destinado a permanecer para siempre en la pobreza en la que nació, y llegó a vivir en las calles de Manila.

Sin embargo, logró entrar al equipo filipino de boxeo amateur, y a los 16 años ganó su primera pelea profesional. Dos años y medio después obtuvo su primer título en la categoría mosca, y ya nada pudo detenerlo. Hoy tiene 37 años y es el único boxeador que ha ganado ocho títulos mundiales en ocho categorías diferentes, además de ostentar otras decenas de récords y marcas que lo posicionan como uno de los mejores de toda la historia. En 2015 Forbes lo destacó como el segundo atleta mejor pagado del mundo, con 160 millones de dólares.

Un legislador ineficiente

El tercer gran “no puedes” le llegó en 2007, cuando anunció que comenzaría su actividad política. Su primer asalto estuvo lejos de ser ideal: se postuló como diputado de su ciudad natal y apenas reunió el 35% de los votos computados. Pero en la siguiente elección casi duplicó los votos de su rival, y tres años más tarde fue elegido para un segundo mandato sin candidato de la oposición.

La campaña por el Senado ya le ha costado algunas críticas a Pacquiao por su ausentismo e ineficiencia como legislador. Su primer mandato fue bastante magro: entre 2010 y 2013 estuvo presente en sólo 98 de 168 sesiones, pero en 2014 fue aún peor: cuatro asistencias en un año. Además, en toda su carrera política (más de seis años) ingresó 15 proyectos de ley, pero no consiguió que ninguno pasara a comisión. De todos modos, Pacquiao ha provocado cambios positivos en su provincia: aprobó la construcción de aulas, edificios multipropósito y sistemas de distribución de agua, al tiempo que repartió becas y ayudas económicas para los habitantes de aldeas agrícolas alrededor de Sarangani, una zona con un índice de pobreza superior al 45%.

Sin embargo, su forma de proceder irrita a algunos. “Pacquiao tiene un problema para entender lo que significa representación”, dijo el profesor de Administración Pública Prospero de Vera a la agencia Associated Press, agregando: “Lo que más preocupa es que ni siquiera parece perturbado por ello”. Sus detractores le recuerdan constantemente que sus estudios terminaron a los 13 años y existen importantes dudas acerca de la honestidad del equipo de asesores que lo rodea. “Pueden ser oportunistas que tomarán ventaja de su nombre y dinero”, advirtió a AP Ramón Casiple, director ejecutivo del Instituto de Política y Reformas Electorales.

“Sus posibilidades de ser presidente de Filipinas dependen de su actuación como senador, de sus futuros competidores y de su capacidad para capitalizar la popularidad que tiene a nivel nacional”, explica Go, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Filipinas. Pero por tratarse de Pac-Man, nadie se anima a decir que no lo conseguirá. “El boxeo ha sido mi pasión, pero el servicio público es mi vocación", ha dicho el boxeador, que ya ha demostrado que no se rinde fácilmente cuando pelea por un objetivo.

Casi nunca aparece vestido de traje. Lo hace sobre todo con un polo y chaleco azul de tela, un gorro en el que se lee “Pac-Man” -su apodo- y ropa sencilla. Manny Pacquiao, el boxeador más importante de la historia de Filipinas, también es aspirante a senador, y se muestra ante las masas como alguien del pueblo, como uno más. En cuanto asoma al estrado, sus seguidores lo aclaman y vitorean con palmas.

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