¿Es Alemania el próximo objetivo del ISIS?
Alemania, una de las pocas potencias occidentales que no ha sufrido un atentado islamista, está en el punto de mira del ISIS. Y lo sabe.
Alemania se sabe en el punto de mira de los islamistas radicales. Los atentados de Bruselas se lo han recordado. Como país occidental directamente involucrado en las acciones militares contra el llamado Estado Islámico (ISIS) y como referente político en Europa, Alemania es consciente de que es uno de los más acariciados objetivos de los yihadistas. Hasta ahora, una combinación de factores, de la efectividad de las fuerzas de seguridad a la moderación e integración de la gran mayoría de su población musulmana, ha favorecido que los integristas no perpetren acciones violentas en su territorio. Pero en Berlín todos son conscientes de que que algo no haya sucedido en el pasado no es garantía de que no pueda ocurrir mañana mismo.
La amenaza es bien explícita. Un montaje, diseminado a través de internet a finales de la semana pasada, mostraba el edificio principal del aeropuerto de Colonia envuelto en una densa polvareda y, en primer plano, a un combatiente de ISIS, con uniforme de camuflaje y perfectamente armado, observando con atención. "¡Tú también lograrás lo que consiguieron tus hermanos belgas!", bramaba la imagen. En otro aparecía la Cancillería de Berlín en llamas y, sobre un militante islamista y un carro de combate a sus puertas, el lema: "Alemania es un campo de batalla".
Ambas obras, firmadas por el brazo mediático de ISIS, Furat Media, no son las primeras que revelan un hecho que inquieta en Berlín. "Es claro que Alemania está en el punto de mira del terrorismo internacional y que podría haber un atentado", reconocía una portavoz de la Oficina Federal de lo Criminal (BKA) poco después de que las imágenes saltasen a los medios nacionales. Apenas una semana antes habían tenido lugar los atentados de Bruselas, en los que murieron 32 personas. "Somos conscientes de este material y nuestros expertos lo están analizando", afirmó la portavoz, para recalcar que las imágenes "no cambiaban" sus percepciones sobre la situación de seguridad del país.
Una situación de peligro "realmente alta"
El Gobierno alemán, que a diferencia de otros países occidentales no emplea una escala numérica o de colores para clasificar el grado de amenaza contra la seguridad nacional, reconoce abiertamente que su situación actual es "grave". Hans-Georg Maaßen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), los servicios secretos del interior, no duda en señalar que ISIS "ha declarado la guerra a Alemania y a Occidente". Según el ministro de Interior, el cristianodemócrata Thomas de Maizière, "la situación de peligro es realmente alta". Estas valoraciones se mantienen sin cambios desde los ataques coordinados de París del pasado 13 de noviembre, en los que murieron más de 130 personas.
El principal peligro, a juicio de las fuerzas de seguridad alemanas, son los denominados combatientes extranjeros. Los alemanes que han marchado a Siria a combatir con el ISIS y posteriormente han regresado al país. La BfV estima que de los más de 790 los islamistas alemanes que han partido en los últimos años rumbo a Siria e Irak, unos 260 han vuelto a casa. Y de esos, la inteligencia tiene indicios de que más de 70 han acumulado experiencia militar de combate. Maaßen ha advertido que algunos de ellos son auténticas "bombas de relojería".
La inteligencia tiene indicios de que más de 70 han acumulado experiencia militar de combate. Maaßen ha advertido que algunos de ellos son auténticas 'bombas de relojería'
Lo que está además emanando ahora de las investigaciones en torno a las tragedias de París y Bruselas, es que los últimos atentados no han sido fruto del oportunismo y la improvisación de células yihadistas aisladas. Varios documentos que acaba de difundir el New York Times -y que se basan en testimonios de islamistas detenidos en Francia- apuntan a que los últimos ataques en Europa son el resultado de un plan que comenzó a fraguarse a principios de 2014, cuando aún no se había proclamado el califato islamista del ISIS. Entonces se empezó a reclutar a los primeros europeos para conformar una unidad especial cuya única misión era extender el terror a suelo europeo. Su responsable era el belga Abdelhamid Abaaoud, coordinador de los atentados de París del 13 de noviembre.
En este mismo sentido, uno de los últimos número de la revista digital francesa Dar al-Islam, voz del ISIS, explicaba que la forma elegida para perpetrar atentados en Europa es una adaptación de la Auftragstaktik (táctica de mandato, literalmente) que practicaba el ejército alemán en el siglo XIX. Esta doctrina consiste en que la dirección encargue a un equipo un objetivo concreto y le dé un período de tiempo para alcanzarlo, pero concediendo una gran libertad para la ejecución del plan. En el texto, el ISIS destaca que este sistema da "autonomía táctica completa" a las células en Europa y además no deja pistas que permitan el rastreo hasta los autores intelectuales últimos.
Según expertos franceses y estadounidenses, hay otros elementos que denotan un notable grado de organización y profesionalización entre los terroristas que están actuando en Europa. Uno es su capacidad de acceso a armas de combate. El otro es su empleo -cada vez más perfeccionado- de artefactos de peróxido de acetona (TATP), una sustancia altamente explosiva que puede fabricarse a base de productos de fácil acceso (agua oxigenada, acetona y un ácido fuerte como sulfúrico o clorhídrico) pero que es muy inestable.
Once atentados frustrados
Aún y todo, Alemania sigue libre de atentados. Por un lado, por el trabajo de las fuerzas de seguridad. Maaßen, el presidente de los servicios secreto del interior, ha afirmado en alguna ocasión que si el ISIS no ha atentado aún en su país es porque no ha podido, no porque no quiera. En este sentido, ha llegado a concretar que la BfV recibe "uno o dos" avisos todos los días gracias a sus propios recursos o a la colaboración con servicios secretos aliados, especialmente los franceses y los estadounidenses.
En este sentido, el presidente de la BKA, Holger Münch, afirmó la semana pasada que Alemania ha frustrado en los últimos quince años un total de once atentados terroristas. "No se trata sólo de suerte, sino de una buena cooperación entre los organismos de seguridad", subrayó Münch en declaraciones a la televisión pública bávara BR.
Otro elemento que han destacado varios expertos es la composición de la comunidad musulmana que reside en el país, y que supone unos cuatro millones de personas o alrededor del 5 por ciento de la población. Aquí se puede destacar que la gran mayoría son de origen turco (primera, segunda y hasta tercera generación) y que, si bien hay un importante segmento religioso y conservador, sobre todo entre los de mayor edad, este colectivo es mayoritariamente moderado.
También reseñan en este ámbito que el salafismo no está muy extendido, aunque predominen los sunitas entre los musulmanes de Alemania. Asimismo, consideran que es un factor significativo que, aunque el desempleo afecta en casi el doble de proporción a los extranjeros que a los alemanes, las tasas de paro entre los musulmanes no son elevadas (porque la general se sitúa en el 6,5 por ciento).
Lucha contra ISIS en Irak y Siria
Sin embargo, el riesgo terrorista para Alemania está aumentando. Por un lado por el éxito propagandístico del ISIS entre cierto colectivo de musulmanes del país. Por otro lado, por la progresiva implicación del país en conflictos exteriores. Berlín ha dejado atrás la doctrina que siguió durante décadas, por la que aspiraba a ser simplemente un gigante económico y un enano político. Ahora, cada vez más, opina y actúa. Tras su implicación militar directa en Afganistán contra los talibán, Alemania está ahora suministrando armamento a los 'pershmerga' kurdos para que combatan al ISIS en Irak. Y ha dispuesto varios cazas de reconocimiento, una fragata y una nave nodriza para contribuir a los bombardeos selectivos de la coalición internacional contra el Daesh en Siria.
En consecuencia, el nivel de alerta en su territorio ha ido elevándose, algo que se ha evidenciado en los últimos meses, como cuando tras los ataques de Bruselas se reforzó la seguridad en el aeropuerto de Fráncfort. O cuando tras el primer gran atentado en París se extremaron las medidas de protección en los edificios oficiales.
Además, en los últimos meses se han multiplicado las alertas ante posibles ataques. El pasado 17 de noviembre, apenas cuatro días después de los atentados de París, las autoridades cancelaron a última hora el partido amistoso que debía enfrentar en Hannover a las selecciones de fútbol de Alemania y Holanda. El partido de fútbol, que pretendía erigirse en símbolo de la respuesta europea contra el terrorismo, fue suspendido ante los "indicios concretos" y la detección de varios "objetos sospechosos".
Asimismo, dos transitadas estaciones de tren de Múnich fueron cerradas temporalmente la pasada Nochevieja, tras una advertencia de la inteligencia francesa. Temían que pudiera producirse un atentado islamista. La policía alemana, que no practicó detenciones pese a buscar entre cinco y siete personas de origen sirio e iraquí, mantuvo en alerta a la capital bávara durante 24 horas.
Alemania se sabe en el punto de mira de los islamistas radicales. Los atentados de Bruselas se lo han recordado. Como país occidental directamente involucrado en las acciones militares contra el llamado Estado Islámico (ISIS) y como referente político en Europa, Alemania es consciente de que es uno de los más acariciados objetivos de los yihadistas. Hasta ahora, una combinación de factores, de la efectividad de las fuerzas de seguridad a la moderación e integración de la gran mayoría de su población musulmana, ha favorecido que los integristas no perpetren acciones violentas en su territorio. Pero en Berlín todos son conscientes de que que algo no haya sucedido en el pasado no es garantía de que no pueda ocurrir mañana mismo.
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