¿Son estos los responsables de los atentados de Bruselas?
La Policía belga lleva días buscando a dos socios de Salah Abdeslam, capturado el pasado viernes, implicados en los ataques de París. El grupo trataba de repetir la matanza en la capital belga
Los atentados de Bruselas de este martes han sido reivindicados por el Estado Islámico. Mientras emergen los detalles, dos nombres continúan encabezando la lista de las personas más buscadas por la Policía de Bélgica: se trata de Mohamed Abrini y Najim Laachraoui, alias Soufiane Kayal, presuntamente implicados en los ataques de París del pasado noviembre y compañeros de Salah Abdeslam. Tras la captura de éste el pasado fin de semana, ambos se habían convertido en el principal objeto de las pesquisas de las autoridades. Algo que no ha cambiado la masacre en Bruselas de las últimas horas.
Tras ser detenido, Abdeslam dijo a los investigadores que estaba planeando atacar en la capital belga, según confirmó el domingo el ministro de Exteriores belga, Didier Reynders. “Estaba listo para volver a perpetrar algo en Bruselas, y podría ser verdad porque hemos encontrado un montón de armas, armas pesadas, en las primeras investigaciones, y hemos encontrado una nueva red alrededor suyo en Bruselas”, indicó Reynders. Hay pocas dudas de que Abrini y Laachraoui serían parte de esta 'célula belga' liderada por Abdeslam, que contaría con numerosos colaboradores dentro del país. “Por el momento hemos encontrado más de treinta personas implicadas en los atentados terroristas en París, pero estamos seguros de que hay otros”, comentó Reynders.
Si es cierto que el ISIS es el responsable de la matanza de este martes en Bruselas, ¿es obra de este grupo o ha sido ejecutada por otra célula independiente? Los agentes trabajan con la hipótesis de que, si los planes para atentar se encontraban en fase avanzada, podrían haberlos acelerado a consecuencia de la captura del primero, para evitar que pudiese revelar datos operativos al ser interrogado.
“Es muy posible que la red extremista quisiese movilizarse antes de que las agencias de seguridad actuasen ante cualquier información divulgada por Abdeslam, que es conocido por haberse echado atrás en un ataque suicida y que puede haber sido considerado por sus antiguos co-conspiradores como probablemente dispuesto a cooperar con las autoridades”, opina Jason Bourke, experto en terrorismo y autor del libro 'La nueva amenaza de la militancia islámica'. “Salah Abdeslam es de crucial importancia para esta investigación. Diría que vale su peso en oro. Está colaborando. Está comunicándose. No está manteniendo su derecho a guardar silencio”, había advertido el abogado del terrorista, Sven Mary.
Un rastro de explosivo desde París
Hace apenas dos días que la Policía belga pudo identificar con su nombre verdadero a Najim Laachraoui, de 24 años, hasta ahora solo conocido por la falsa identidad de Soufiane Kayal, con la que fue identificado en la frontera entre Austria y Hungría en septiembre de 2015, en compañía de Abdeslam. El tercer ocupante del vehículo en el que viajaban ambos, Mohammed Belkaid (alias Samir Bouzid) murió en un enfrentamiento con la Policía hace una semana, durante la redada en el barrio bruselense de Forest, previa a la captura de Abdeslam pocos días después.
El ADN de Laachraoui no solo ha sido encontrado en varias viviendas utilizadas por el grupo, junto al de Abdeslam, según la Fiscalía belga. En una de ellas también se encontraron trazas de explosivo casero TATP (Triperóxido de triacetona), utilizado a menudo por el Estado Islámico, como por ejemplo en París.
La implicación del otro sospechoso, Abrini, en aquella operación, estuvo clara desde el principio: conducía el Renault Clío en el que se desplazaron los terroristas, y su imagen fue capturada dos días antes por una cámara de seguridad en una estación de servicio en el norte de Francia junto a Abdeslam, su amigo de la infancia en Molenbeek. “Corpulencia atlética, 1,80 metros, cabellos oscuros, ojos morenos, rostro fino, peligroso y probablemente armado”, se leía en la orden de búsqueda contra él emitida en noviembre.
Belga de origen marroquí, de 31 años, con un abultado expediente criminal a sus espaldas, pudo radicalizarse tras la muerte en 2014 de su hermano menor Souleymane en Siria, donde luchaba en una milicia del ISIS comandada por Abdelhamid Abaaoud (el cerebro de los atentados de París, abatido días después por la Policía francesa). Los servicios de inteligencia han constatado su actividad viajera, ya como militante: a la ciudad británica de Birmingham, para contactar con la comunidad islamista local; a Alemania, Marruecos, Hungría… Y por supuesto, a Turquía, desde donde se cree que hizo una breve incursión en Siria. Después de los atentados de París, regresó a Bruselas, según su familia. Su rastro se pierde desde entonces.
No está claro que Abrini y Laachraoui hayan vuelto a tener contacto entre ellos después. Pero ambos, como Abdeslam y Belkaid hasta la semana pasada, cuentan con el apoyo de decenas de conocidos y simpatizantes que les han permitido permanecer ocultos durante tanto tiempo. Las autoridades trabajan a toda máquina para localizarles y han pedido a los medios locales belgas que se abstengan de informar al respecto, para evitar perjudicar las investigaciones en curso. Habrá que esperar, pues, para saber con certeza si la 'célula belga' de Abdeslam es la responsable de la atrocidad de esta semana.
Los atentados de Bruselas de este martes han sido reivindicados por el Estado Islámico. Mientras emergen los detalles, dos nombres continúan encabezando la lista de las personas más buscadas por la Policía de Bélgica: se trata de Mohamed Abrini y Najim Laachraoui, alias Soufiane Kayal, presuntamente implicados en los ataques de París del pasado noviembre y compañeros de Salah Abdeslam. Tras la captura de éste el pasado fin de semana, ambos se habían convertido en el principal objeto de las pesquisas de las autoridades. Algo que no ha cambiado la masacre en Bruselas de las últimas horas.
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