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Depresiones, mucho alcohol y tiroteos: desmontando el mito de los países nórdicos
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"dinamarca supera a EEUU en huella ecológica"

Depresiones, mucho alcohol y tiroteos: desmontando el mito de los países nórdicos

"La utopía no existe. Aquí hay cosas que no funcionan". Un periodista británico que lleva 15 años en Dinamarca se ha empeñado en difundir una visión realista de estos países

Foto: Dos activistas medioambientales, Lesley Butler y Rob Bell, toman el sol en un fiordo de Longyearbyen, en Noruega. (Reuters)
Dos activistas medioambientales, Lesley Butler y Rob Bell, toman el sol en un fiordo de Longyearbyen, en Noruega. (Reuters)

Los países nórdicos están de moda. Basta echar un rápido vistazo a las estadísticas para entender por qué. Con frecuencia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia encabezan los 'rankings' sobre prosperidad, calidad de vida, innovación, igualdad, transparencia, paz, libertad... Los daneses, por ejemplo, son citados a menudo como los ciudadanos más felices del mundo; los suecos, como los menos corruptos; los noruegos e islandeses, como los máximos defensores de los derechos de la mujer. Por no hablar de la excelencia educativa de la que gozan los finlandeses.

En los últimos años, además, esta región también marca tendencia en el terreno cultural. ¿Quién no ha visto las célebres 'Borgen' o 'The Killing'? ¿O ha vibrado con las trepidantes novelas de Stieg Larsson, Henning Mankell o Jo Nesbo? La cocina nórdica, con el Noma de Copenhague a la cabeza, también ha emergido de la nada para tomar la delantera a países con una trayectoria gastronómica mucho más consolidada. Sin contar con el éxito que cosechan en todo el mundo numerosas empresas de la zona, tales como Ikea y H&M o las tecnológicas Angry Birds, Spotify, Skype, Candy Crush...

Sin embargo, ante tanto prodigio, es inevitable preguntarse: ¿pero es en la realidad todo tan bonito? ¿Es Escandinavia una especie de tierra prometida, el lugar del mundo donde todo se hace bien? ¿O, por el contrario, tienen también estos países sus puntos flacos, defectos, problemas o aspectos en los que no son tan brillantes o directamente se equivocan?

Para tratar de dar una respuesta, hablamos con Michael Booth, periodista y escritor británico que aborda esta cuestión en su libro 'The almost nearly perfect people. The truth about the nordic miracle' (La gente casi casi perfecta. La verdad sobre el milagro nórdico), editado en Londres por Jonathan Cape (Random House). En él, el autor trata de "equilibrar la balanza". Su objetivo no es negar los logros ni todo lo bueno y admirable que sale de estos países. Pero sí intenta demostrar que no todo es tan perfecto y que las naciones de esta región también tienen sus trapos sucios.

"Pocos saben que Dinamarca es el cuarto país del mundo que deja la mayor huella ecológica per cápita, por delante incluso de EEUU, que aparece en quinta posición"

"Hace unos 10 años, los británicos soñaban con el sur, con tener una casa rodeada de olivos y viñedos en Francia, España o Italia, a orillas del Mediterráneo. Pero ahora, tras la crisis, todas las miradas se dirigen al norte, a su progreso económico e igualdad social", explica sobre el contexto que ha dado origen a la pasión por todo lo nórdico en su país de origen.

Booth está casado con una danesa y lleva muchos años viviendo en Dinamarca, país del que le fascinan muchas cosas, pero del que también le molestan otras que, por cierto, suelen ser mucho menos conocidas. "De pronto, todo el mundo ha empezado a hablar del éxito de los países nórdicos, exagerando hasta el extremo algunos de sus méritos y olvidando por completo otros datos menos positivos. Es el error que a veces comete el periodismo, siempre en busca de paquetes, de tendencias, de historias que vendan bien. Pero la utopía no existe. Aquí también hay cosas que no funcionan. Me cansé de esta imagen distorsionada que se estaba dando y decidí ofrecer al lector un relato más realista, más completo y veraz de cómo son estos países en la realidad".

Booth distribuye su relato en torno a cinco capítulos dedicados a cada uno de los países nórdicos. Además de haber vivido en Dinamarca durante más de 15 años, ha viajado e investigado a fondo los otros cuatro. Su relato incluye numerosas entrevistas a expertos y figuras destacadas de cada nacionalidad. Estas son algunas de sus conclusiones.

Dinamarca y Noruega no son tan verdes

Gran impulso a las renovables, pocos coches y muchas bicis... La percepción que muchos tienen de Dinamarca o de Noruega es que son países muy comprometidos con el medio ambiente. Y en apariencia lo son. Ambos llevan años impulsando políticas verdes. Impresiona ver la larga hilera de molinos de viento generando energía limpia sobre el mar cuando uno aterriza en Copenhague.

"Sin embargo, pocos saben que Dinamarca es el cuarto país del mundo que deja la mayor huella ecológica per cápita, por delante incluso de Estados Unidos, que aparece en quinta posición", resalta Booth, citando el informe 'Living Planet Report 2012', de la organización ambientalista WWF. Puede que la sociedad danesa sea muy buena reciclando, por ejemplo. Sin embargo, lo que no se dice es que también es una de las que más deshechos producen. Eso sin contar el fuerte impacto de su industria cárnica, pues, a pesar de ser un país pequeño, es uno de los principales exportadores de cerdo del mundo.

En el caso de Noruega, la contradicción entre el discurso ecologista y la realidad es más flagrante, pues estamos hablando de una de las principales potencias petroleras del planeta.

Islandeses, daneses y los antidepresivos

Año tras año, varios de los nórdicos aparecen en el 'top ten' de los países más felices del mundo. La prosperidad, la igualdad de género y los altos niveles de confianza y cohesión social son algunas de las razones que se suelen citar para explicarlo. Sin embargo, este dato contrasta con el elevado número de personas que toman antidepresivos, con Islandia y Dinamarca a la cabeza, según el 'ranking' mundial de la OCDE.

Mucho alcohol

El abuso en la ingesta de alcohol suele estar directamente relacionado con la temperatura exterior. Parece que cuanto más frío, más propensión hay a la bebida. Y aunque todos los países nórdicos comparten en mayor o menor medida este vicio, son los finlandeses los que baten todos los récords, tal como demuestra el hecho de que en este país, "el alcohol sea la primera causa de muerte entre los hombres", detalla Booth.

Demasiados tiroteos

Expertos en educación de todo el mundo peregrinan hasta Finlandia en busca de los secretos de un sistema que cada año figura entre los mejores. Sin embargo, pocos saben que los niños finlandeses son lo que menos disfrutan en la escuela, según un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Muchos se basaron en este informe para explicar la inadaptabilidad y resentimiento que se hallarían tras los tiroteos cometidos en estos últimos años por varios estudiantes".

En 2007, un joven mató a seis personas en su escuela. Al año siguiente, otro veinteañero cometió otra carnicería en su centro de formación profesional, causando 10 víctimas mortales. Y en 2012, un joven de 18 años disparó a los clientes de un restaurante. Dos chicos de su misma edad perdieron la vida. Aunque el autor destaca que es más bien el elevado número de finlandeses que poseen un arma (el tercer país del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y Yemen) lo que explicaría en mayor grado este tipo de sucesos.

Y siguiendo con el apartado de las armas, Booth resalta otro dato, en este caso sobre Suecia, que tampoco se conoce demasiado en el exterior. Y es que, a pesar de su histórica neutralidad (Suecia se mantuvo al margen durante la Segunda Guerra Mundial y, en la actualidad, no forma parte de la OTAN), este país es uno de los más grandes exportadores de armas del mundo.

Los países nórdicos están de moda. Basta echar un rápido vistazo a las estadísticas para entender por qué. Con frecuencia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia encabezan los 'rankings' sobre prosperidad, calidad de vida, innovación, igualdad, transparencia, paz, libertad... Los daneses, por ejemplo, son citados a menudo como los ciudadanos más felices del mundo; los suecos, como los menos corruptos; los noruegos e islandeses, como los máximos defensores de los derechos de la mujer. Por no hablar de la excelencia educativa de la que gozan los finlandeses.

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