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Hillary acalla las dudas en Nevada, Trump triunfa en el sur y Jeb Bush ya está fuera
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PRIMARIAS REPUBLICANAS Y CAUCUS demócratas

Hillary acalla las dudas en Nevada, Trump triunfa en el sur y Jeb Bush ya está fuera

Nueva jornada en el camino a la Casa Blanca: mientras Clinton consigue frenar a Bernie Sanders, Trump se anota un tanto por encima de Ted Cruz y Marco Rubio

Foto: Trump se dirige a sus partidarios tras su victoria en Carolina del Sur (Reuters)
Trump se dirige a sus partidarios tras su victoria en Carolina del Sur (Reuters)

Hillary acalla las dudas, Trump reina y Jeb Bush ya está fuera. Los caucus demócratas de Nevada por un lado, y las elecciones primarias republicanas en Carolina del Sur, por otro, han bendecido a los fuertes y devorado a los débiles. El paisaje está ahora un poco más claro para los contendientes que siguen en pie y para los estados que quedan por votar.

A diferencia de Iowa y New Hampshire, estados rurales, muy blancos y de mayor nivel adquisitivo, Nevada y Carolina del Sur se parecen más a la “América real”, más diversa, cambiante y tensada por inseguridades varias. El estado del juego, el más golpeado del país por la crisis inmobiliaria, tiene un 27% de población hispana. Carolina del Sur es uno de los diez estados más pobres y pivota sobre la comunidad afroamericana, que representa el 28% del censo.

La victoria de Trump en el estado sureño con el 32,5% de los votos, después de ganar en New Hampshire y quedar segundo en Iowa, le confirma como favorito para la nominación republicana. El magnate se mantuvo fiel a su estilo. Se había reservado munición para secuestrar la atención mediática en las horas previas al voto: pidió el boicot de Apple hasta que dejase al FBI acceder al iPhone de uno de los presuntos autores de la matanza de San Bernardino y dio crédito (y elogió) a un mito sobre soldados americanos asesinando sumariamente a islamistas con balas bañadas en sangre de cerdo. Una vez más, publicidad gratis para una campaña por la que ningún analista daba un centavo hace seis meses, como él mismo se encargó de recordar.

“Puedo decir 'Hagamos América grande otra vez', y va a ser más grande que nunca antes. Ese es el tipo de potencial que tenemos”, declaró en su discurso de la victoria. “No hay nada fácil en presentarse a presidente, os lo puedo decir. Es duro, es mezquino, es sucio, es cruel... Es hermoso”.

El otro ganador es Marco Rubio, prácticamente empatado con Ted Cruz. Ya se ha librado de los otros candidatos del establishment, Jeb Bush y John Kasich

Desde 1980, Carolina del Sur siempre ha votado por quien luego acabó siendo el nominado republicano, con excepción de 2012. El resultado de Trump le augura buenas vibraciones para el Supermartes del 1 de marzo, donde votan trece estados sureños de perfil muy parecido.

El otro ganador es Marco Rubio. El senador de Florida, de 44 años, ha quedado segundo con un 22,5% de los sufragios, prácticamente empatado con el ultraconservador Ted Cruz. Así consigue el objetivo en este primer tramo electoral: librarse de los otros candidatos del establishment, Jeb Bush y John Kasich, para absorber sus votos y poder hacer frente a los favoritos.

“Esto se ha convertido en una carrera de tres personas, y vamos a ganar la nominación”, dijo Rubio. “Si está en la voluntad de Dios que ganemos estas elecciones, entonces la historia dirá que esta noche en Carolina del Sur dimos el primer paso adelante en el comienzo de un nuevo siglo americano”. El senador tuvo palabras para su amigo íntimo y padrino político, Jeb Bush, a quien se refirió como “el mejor gobernador de la historia de Florida”. “Esta noche rezo por él y por su familia”.

Jeb Bush ha demostrado que, en 2016, dinero, nombre y experiencia no son suficientes. Los electores se desahogan en las urnas contra los años de recesión, el bloqueo político en el Congreso y una recuperación económica elusiva, casi invisible en las calles. El exgobernador de Florida ha sumado apenas un 7,8% de los votos en un estado tradicionalmente favorable a su familia; el estado con más veteranos de guerra del país, donde hace unos meses daba por hecha su victoria.

Encorbatado y con el pin de la bandera americana, Bush anunció su retirada y alertó, sin nombrarlo, contra la vena populista de quien ha sido su principal azote: Donald Trump. “He tenido un asiento de primera fila en este despacho [presidencial] la mayor parte de mi vida adulta. He visto hombres falibles dar la talla frente a los desafíos de nuestro tiempo con humildad y claridad de propósito para hacer a nuestra nación más segura, fuerte y libre”, dijo Bush. “Creo firmemente que el pueblo americano tiene que confiar esta oficina a alguien que entienda que, sea quien sea quien la ocupe, es un servidor, no el amo; alguien que se comprometa a ese servicio con honor y decencia”.

El gobernador de Ohio, John Kasich, muy cerca de Bush, y el ultraconservador excirujano Ben Carson fueron barridos a los últimos puestos.

Clinton frena a Sanders

Hillary Clinton ha logrado obtener el respaldo que necesitaba para conjurar su estrepitosa derrota de New Hampshire. Desde hace días se percibe un creciente rumor contra su candidatura, acusada de previsible, guionizada y gastada a los ojos de un electorado frustrado con las caras tradicionales. Pero Nevada, su “muro de fuego”, le ha funcionado, aunque por un margen estrecho: 52,6% de los votos frente al 47,3% de su rival, el senador socialista Bernie Sanders.

Unas horas antes Nevada era un misterio. La encuestas allí son escasas y tradicionalmente poco fiables, pero en las últimas semanas han reflejado el ascenso imparable de Sanders, que pasó de estar 40 puntos por detrás de Clinton al empate técnico. La candidata desplegó una campaña frenética; estrechó más manos que nunca, usó a su marido, posó junto a la cantante Britney Spears, se centró en las minorías y hasta recibió el apoyo de 500 trabajadoras sexuales de un burdel legal.

"Gracias Nevada. Algunos han dudado de nosotros pero nosotros nunca hemos dudado el uno del otro", declaró tras conocer el resultado. Como para no tentar a la mala suerte, Clinton tuvo cuidado de no mencionar directamente a su rival, de quien atacó el tono y las propuestas: “No somos un país de un solo problema. Necesitamos algo más que un plan para los grandes bancos; la clase media necesita un aumento y necesitamos más empleos (...). Así que los americanos tienen razón al estar enfadados, pero también estamos hambrientos de soluciones reales”.

La campaña de Clinton puede estar tranquila con su siguiente parada: Carolina del Sur, el día 27. Las encuestas le dan allí una ventaja de entre 20 y 30 puntos respecto a Bernie Sanders.

El senador de Vermont se quedó a sólo cinco puntos de Clinton, una marca impensable hacía un mes. “Hemos recorrido un camino muy largo en nueve meses. Tenemos el viento a favor”, declaró. “Y creo que cuando los demócratas se reúnan en Filadelfia en Julio en esa convención, vamos a ver los resultados de uno de los más grandes vuelcos políticos en la historia de los Estados Unidos”.

Según las encuestas a pie de urna de la CNN, Sanders logró la mayoría del voto joven y del voto latino. El mayor problema para él ha sido su escasa tracción entre los electores afroamericanos; sólo consiguió el 22% de los sufragios. Mala señal con vistas a Carolina del Sur el próximo sábado.

Hillary acalla las dudas, Trump reina y Jeb Bush ya está fuera. Los caucus demócratas de Nevada por un lado, y las elecciones primarias republicanas en Carolina del Sur, por otro, han bendecido a los fuertes y devorado a los débiles. El paisaje está ahora un poco más claro para los contendientes que siguen en pie y para los estados que quedan por votar.

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