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'Guerra mundial' en Alepo
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LAS POTENCIAS, CADA VEZ MÁS IMPLICADAS EN SIRIA

'Guerra mundial' en Alepo

El riesgo de que la "proxy war" se convierta en un conflicto a mayor escala es evidente. Pese al acuerdo para implantar un alto el fuego, la guerra no deja de intensificarse

Foto: Un miliciano rebelde dispara contra fuerzas de Asad en el frente de Sheikh Saeed, en Alepo (Reuters).
Un miliciano rebelde dispara contra fuerzas de Asad en el frente de Sheikh Saeed, en Alepo (Reuters).

En los alrededores de Alepo se desarrolla la batalla definitiva de la guerra civil siria, una lucha de dimensiones globales que amenaza con desencadenar una guerra aún mayor. La Fuerza Aérea rusa lanza continuos ataques desde el aire y milicias iraníes y libanesas avanzan sobre el terreno; mientras, un conglomerado de grupos opositores -respaldados por EEUU, Turquía, Arabia Saudí y Qatar- intenta detener su avance; Arabia Saudí y Turquía amagan con un despliegue militar terrestre y los kurdos, aliados tanto de Washington como de Moscú, aprovechan el caos para ganar territorios; el Estado Islámico se ha hecho con el control de algunas poblaciones, aprovechando que los bombardeos perjudican en su mayoría a otras organizaciones.

A pesar del posible alto el fuego negociado por las potencias -y que debería implantarse a finales de esta semana- la guerra solo parece intensificarse. Turquía ha sido el último gran actor en implicarse de forma directa en los combates: durante el fin de semana atacó con artillería posiciones kurdas en el norte de la provincia de Alepo. Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada kurdo-árabe apoyada por Estados Unidos, han ganado terreno que arrebata a facciones islamistas: ahora se aproximan a zonas controladas por el Estado Islámico en el noreste de Alepo y estrechan el cerco a la ciudad de Tel Refat, en manos del Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y sus aliados.

Hace tiempo que la guerra de Siria se convirtió en un 'proxy war'. Sin embargo, nunca antes los peligros de una 'pequeña' guerra mundial habían sido tan evidentes como en la batalla de Alepo

Damasco denunció ayer ante la ONU que los bombardeos de Turquía han alcanzado también a tropas del régimen de Bashar al Asad desplegadas en la región. El Gobierno sirio acusó a Turquía ante Naciones Unidas de "apoyar directamente a grupos terroristas" con los últimos bombardeos efectuados por Ankara y aseguró que un centenar de efectivos turcos han entrado en territorio sirio.

A todo ello se suma el sorprendente anuncio este fin de semana de que Arabia Saudí desplegará aviones de combate en la base turca de Incirlik, a solo 100 kilómetros de la frontera siria. Una muestra más de que Riad no aceptará ninguna fórmula para que Bashar al Asad continúe en el poder a través del apoyo de Rusia en las negociaciones de paz. Diversas informaciones señalan que varios F-15SA ya han llegado a Incirlik, un movimiento con serias implicaciones para el modo en que opera la coalición internacional liderada por EEUU en el norte de Siria: sus aviones podrían 'cruzar' trayectorias con aeronaves rusas o sistemas de defensa.

Hace tiempo que la guerra de Siria se convirtió en un "proxy war", un conflicto donde las potencias combaten entre sí a través de terceros actores. Casi desde el principio de la contienda, Estados Unidos y los países suníes del Golfo apoyaron a diversos grupos armados de la oposición. Siria también es el principal escenario del conflicto que mantienen Irán y Arabia Saudí, las dos potencias de Oriente Medio. Sin embargo, nunca antes los peligros -o las complicaciones- de una 'pequeña' guerra mundial habían sido tan evidentes como en la lucha por el control de Alepo. El régimen de Bashar al Asad lanzó hace días una ofensiva para intentar cerrar el cerco sobre la segunda ciudad del país. Las tropas del régimen, apoyadas por soldados iraníes y por la aviación rusa, están a pocos kilómetros de lograrlo. El asedio no solo supondría una catástrofe humanitaria, como ya se percibe en el paso fronterizo de Bab al Salama, sino que destruiría por completo la moral de los rebeldes.

"Turquía está bajo una presión inmensa"

La Conferencia de Seguridad de Múnich celebrada este fin de semana estuvo marcada por el creciente pesimismo con respecto a las opciones de éxito del acuerdo sobre Siria alcanzado el viernes entre Washington y Moscú. El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, denunció que el mundo se dirige hacia "una nueva Guerra Fría" y no son pocos los analistas que definen el complicado equilibrio de poderes como una situación muy peligrosa. Este lunes, Medvedev ha asegurado que su país no dejará de realizar ataques aéreos en Siria hasta que "llegue la paz", al tiempo que ha advertido a otros países de que no deben enviar tropas terrestres a Siria -después de que Riad haya asegurado que no descarta forzar por la vía armada el derrocamiento del presidente Asad-.

El riesgo para Ankara de una escalda involuntaria en la guerra es "real", señala Faysal Itani, del Atlantic Council, al diario The Washington Post. Las tensiones entre Rusia y Turquía, miembro de la OTAN, están en máximos desde el derribo de un cazabombardero ruso en noviembre. Cualquier error de cálculo podría desencadenar rápidamente una respuesta de Moscú. "Turquía está bajo una presión inmensa. Tiene un cuasi-estado kurdo emergiendo en su frontera y los grupos (rebeldes) a los que ha apoyado están siendo destruidos", explica Itani.

Mientras, al menos nueve personas murieron y decenas resultaron heridas y desaparecidas un bombardeo a un centro sanitario apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en la provincia septentrional de Idlib, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. MSF confirmó en un tuit que ocho trabajadores del centro, que fue golpeado por cuatro cohetes, están desaparecidos. No es la primera vez que una instalación médica que recibe apoyo de la organización es atacada en esta guerra; el pasado 5 de febrero, tres personas murieron y otras seis, entre ellas una enfermera, resultaron heridas por un bombardeo contra el hospital de Tafas, en el sur de Siria y ayudado por la ONG.

En los alrededores de Alepo se desarrolla la batalla definitiva de la guerra civil siria, una lucha de dimensiones globales que amenaza con desencadenar una guerra aún mayor. La Fuerza Aérea rusa lanza continuos ataques desde el aire y milicias iraníes y libanesas avanzan sobre el terreno; mientras, un conglomerado de grupos opositores -respaldados por EEUU, Turquía, Arabia Saudí y Qatar- intenta detener su avance; Arabia Saudí y Turquía amagan con un despliegue militar terrestre y los kurdos, aliados tanto de Washington como de Moscú, aprovechan el caos para ganar territorios; el Estado Islámico se ha hecho con el control de algunas poblaciones, aprovechando que los bombardeos perjudican en su mayoría a otras organizaciones.

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