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El peculiar Ministro de Defensa que sacará a la aviación canadiense de Oriente Medio
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su ingenio e inventiva son legendarios

El peculiar Ministro de Defensa que sacará a la aviación canadiense de Oriente Medio

Harjit Sajjan, inmigrante indio de religión sij, veterano de Bosnia y Afganistán y detective de la policía especializado en crimen organizado, es el encargado de implementar la nueva política de Trudeau

Foto: Harjit Sajjan, durante su época en Afganistán, en una fotografía de su perfil de Facebook
Harjit Sajjan, durante su época en Afganistán, en una fotografía de su perfil de Facebook

Dentro de dos semanas, Canadá retirará su aviación de la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Irak. Los seis CF-18 que toman parte en la misión internacional en Oriente Medio regresarán a casa en marzo, en el marco de la nueva política de defensa del recién llegado gobierno del liberal Justin Trudeau. Esto, sin embargo, no significa que Canadá vaya a desvincularse de la coalición: en lugar de cazas, Ottawa se ha comprometido a aumentar su participación en el entrenamiento de las fuerzas kurdas peshmerga en el norte de Irak.

Lo que llama la atención es la persona que Trudeau ha elegido para implementar esta política: su nuevo Ministro de Defensa, Harjit Sajjan, quien no ha dejado de acaparar titulares desde su incorporación al cargo el pasado noviembre. Inmigrante indio de religión sij, su familia llegó a Canadá cuando él tenía 5 años, y nadie duda de su lealtad absoluta a este país, al que ha servido durante muchos años tanto en la policía de Vancouver como en el ejército: durante 11 años trabajó como detective especializo en bandas de crimen organizado, y ha participado en misiones militares en Bosnia y Afganistán.

Hoy, Sajjan cuenta que durante su infancia en el Punjab, en la India, de mayor quería ser camionero o conductor de tractores. Tras llegar a Canadá, sus sueños se orientaron a convertirse en piloto, el motivo por el que acabó enrolándose en el ejército como reservista, con la esperanza de ser transferido a la fuerza aérea. Hasta ese momento, criado en una de las áreas más multiculturales de Vancouver, no había sufrido episodios importantes de racismo ni discriminación. Pero el ambiente castrense era diferente, y además de las burlas hacia el turbante que había empezado a vestir con 15 años, se enfrentó a lo que él denomina “desafíos legítimos”: por ejemplo, con esa barba, ¿cómo iba a utilizar la máscara antigás reglamentaria en los ejercicios sobre armamento NBQ (las siglas de “nuclear, biológico y químico”) si no podía sellarla contra su rostro?

La solución de Sajjan fue ingeniosa: inventó su propia máscara NBQ, que posteriormente patentó, demostrando un ingenio que no tardaría en convertirse en legendario. Poco después fue enviado en misión de paz a Bosnia, tras la descomposición de Yugoslavia, donde destacó al empatizar con la comunidad serbia. “Entonces allí decía que los serbios eran malvados por lo que habían hecho. Pero cuando hablabas con la gente en las aldeas, solo eran familias normales”, ha explicado en una entrevista con la revista Macleans. La experiencia le serviría años después a la hora de diseñar una estrategia de acercamiento a la población local en Afganistán.

A su regreso, en 1999, se unió a la policía de Vancouver, donde se convirtió en detective. Le asignaron a la zona de Vancouver Sur, su antiguo barrio, donde se encontró a algunos antiguos compañeros de infancia convertidos en delincuentes. No tardó en darse cuenta de que muchos criminales eran de algún modo víctimas del ambiente, por lo que concentró sus esfuerzos en la prevención temprana, convenciendo a muchos padres de que prestasen atención a sus hijos y les impidiesen unirse a las bandas. Otra lección aprendida.

"Los talibanes no son otra cosa que bandas"

En 2006, el General de Brigada del ejército canadiense David Fraser fue enviado a Afganistán en el marco de la llamada Operación Medusa, y necesitaba un importante refuerzo en tareas de inteligencia militar. Había oído hablar de Sajjan, y le ofreció el cargo. “Le elegí debido a su experiencia tratando con bandas, porque los talibanes no eran otra cosa que un grupo de bandas y matones”, declaró después Fraser. Aunque la afirmación del general podría ser discutida, el éxito de Sajjan fue inmediato entre la población local. “Aunque sabían que yo no era musulmán, los afganos apreciaban la cultura guerrera de los sij”, ha dicho Sajjan sobre aquella época.

Trabajando en la zona de Kandahar, enfocó sus esfuerzos en conectar con los líderes religiosos de mayor prestigio. El dialecto regional, además, era similar al punjabí, lo que a menudo le permitía hablar sin intermediarios. No tardó en ganarse la confianza de muchos. “No sé cuántas veces nos salvaron la vida a mí y a mis soldados porque me llegó un mensaje diciendo que iba a haber una emboscada, o un suicida, o que nos iban a atacar con morteros por la noche, o algo”, dice.

El flujo de información, además, le permitió evitar las bajas civiles, lo que a su vez incrementó su popularidad. También dedicó innumerables horas y vasos de té a tratar de que los padres afganos evitasen que sus hijos se uniesen a los talibanes, igual que había hecho en las calles de Vancouver. “Redujimos el reclutamiento, sacamos del campo de batalla a muchos chavales que estaban luchando con los talibanes”, afirma.

Fraser estaba tan impresionado que escribió una carta a sus superiores en la policía, calificándole de “el mejor activo de inteligencia canadiense sobre el terreno”, habiendo demostrado “una profunda comprensión de los talibanes y las redes tribales” y “una destacable valentía personal”. El general aseguró que “él solo ha cambiado el aspecto de la adquisición y análisis de inteligencia en Afganistán”, y facilitado “la muerte o captura de más de 1.500 talibanes”. Con esas credenciales, la misión canadiense en aquel país no estaba dispuesta a dejarle marchar con tanta facilidad. Sajjar regresó a Afganistán en dos ocasiones más, en sendas misiones en 2009 y 2010. Después volvió a la policía, hasta que Trudeau le mandó llamar.

placeholder 'G.I. SAJJAN', una de las pariodias positivas surgidas sobre el ministro
'G.I. SAJJAN', una de las pariodias positivas surgidas sobre el ministro

El peso de la comunidad sij

El entusiasmo de los canadienses con su nuevo Ministro de Defensa ha explotado en las redes sociales, donde proliferan los fotomontajes, por lo general positivos. Un usuario, por ejemplo, ha diseñado un “G.I. SAJJAN”, a partir de las populares figurillas de acción G.I. JOE. El aludido, además, reaccionó con humor, diciendo que el muñeco le parecía “bastante flacucho”, lo que le había decepcionado. “Me podían haber puesto un poco más cachas”, declaró entre risas.

Sajjan es uno de los cuatro ministros sij que sirven en el gobierno de Trudeau, donde acaparan las carteras de Innovación, Ciencia y Desarrollo Económico; Infraestructura y Comunicaciones; y Turismo y Pequeños Negocios. La comunidad sij de Canadá cuenta con unos 455.000 miembros, y representa el 1,4% de la población del país.

“Quiero que la gente sepa que me voy a centrar sobre todo en la prevención de conflictos antes de que estallen en el mundo. Pero por desgracia, en ocasiones es necesario hacer cosas extremas, para intentar crear una situación de seguridad a partir de la que puedes empezar a involucrarte y reducir la tensión”, dijo recientemente. Sajjan ha apoyado la iniciativa de Trudeau de retirar a la aviación de Oriente Medio, aunque con matices, asegurando que cuando el Partido Liberal prometió hacerlo no contaba con la suficiente información, escamoteada por sus antecesores conservadores. La salida de los cazas debe hacerse, dice, “de forma responsable”.

En todo caso, no cree que los bombardeos desde el aire sirvan para ganar la guerra contra el Estado Islámico. “Se ganará asegurando que las fuerzas que luchan contra el ISIS, desde los kurdos, los iraquíes e incluso Jordania, que está protegiendo sus fronteras, son quienes van a tener que llevar a cabo esta lucha. Si no les apoyamos, el ISIS seguirá evolucionando y será capaz de sobrepasar a algunos de estos activos”, ha asegurado. Así, Canadá ha anunciado que triplicará el número de efectivos canadienses en la misión de entrenamiento de los peshmerga en Irak, hasta alcanzar los 207. No faltan las críticas, pero por ahora el aura de estrella del rock de Sajjan sigue intacta.

Dentro de dos semanas, Canadá retirará su aviación de la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Irak. Los seis CF-18 que toman parte en la misión internacional en Oriente Medio regresarán a casa en marzo, en el marco de la nueva política de defensa del recién llegado gobierno del liberal Justin Trudeau. Esto, sin embargo, no significa que Canadá vaya a desvincularse de la coalición: en lugar de cazas, Ottawa se ha comprometido a aumentar su participación en el entrenamiento de las fuerzas kurdas peshmerga en el norte de Irak.

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