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Los hombres más peligrosos de Alemania
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70 de ellos tienen experiencia de combate

Los hombres más peligrosos de Alemania

La inteligencia alemana teme que alguno de los 70 ciudadanos que regresaron al país tras combatir junto al ISIS en Siria cometa un atentado. Califica a algunos de auténticas bombas de relojería

Foto: Un sospechoso es detenido en el distrito de Kreuzberg de Berlín, en el marco de una gran redada contra simpatizantes del Estado Islámico en Alemania, el 4 de enero de 2016. (Reuters)
Un sospechoso es detenido en el distrito de Kreuzberg de Berlín, en el marco de una gran redada contra simpatizantes del Estado Islámico en Alemania, el 4 de enero de 2016. (Reuters)

Alemania está en estado de alerta: al menos 70 alemanes han regresado a su país tras haber combatido en las filas del Estado Islámico (EI) en Siria. Ellos son, para los servicios secretos, el mayor peligro al que se enfrenta el país en la actualidad, pues consideran que algunos están preparados técnica y mentalmente para perpetrar en cualquier momento un ataque terrorista a gran escala como los atentados de París, en los que murieron 130 personas.

"Son más de 790 los islamistas alemanes que han partido rumbo a Siria e Irak", explica a El Confidencial Angela Pley, portavoz de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), los servicios secretos alemanes del interior. De esos, según la información recopilada por la inteligencia alemana, unos 120 han muerto en Oriente Medio. Algunos en combate; otros se han inmolado, matando inocentes por el camino. Pero lo más sensible en términos de seguridad nacional son los alrededor de 260 que han vuelto a su país. "De más de 70 de estos regresados tenemos indicios de que han acumulado experiencia militar de combate", agrega.

Estos son, para Alemania, el enemigo público número uno. La élite del terror en territorio alemán. "Desde la perspectiva de los atentados, los terroristas islamistas suponen un peligro inmenso" para la seguridad nacional, indica Maaßen. Algunos de ellos, reconoce, son auténticas "bombas de relojería vivientes".

No obstante, apenas un puñado de estos sospechosos están siendo procesados en la actualidad. Algunos por pertenencia a una organización terrorista; otros, por haber combatido en una guerra en el extranjero. No resulta sencillo encausarles, por falta de evidencias sólidas. "El problema es que resulta muy difícil de probar ante un tribunal que ciertas personas han participado en campamentos de formación y en actos terroristas del ISIS. En algunos casos, se les pierde la pista en Turquía", explica el presidente de la BfV.

En el perfil de los regresados, se pueden observar en muchos casos características comunes. Como se puede extraer de los datos de los que han sido detenidos o juzgados en Alemania en los últimos meses, así como de los perfiles elaborados por distintas fuerzas de seguridad, entre ellos el publicado esta misma semana por Europol, estos potenciales terroristas que Alemania denomina 'regresados' son en su inmensa mayoría varones de entre 20 y 40 años.

placeholder El fallecido alemán Denis Cupert, antes conocido como el rapero Deso Dogg, tras viajar a Raqqa y unirse al ISIS. (Reuters)
El fallecido alemán Denis Cupert, antes conocido como el rapero Deso Dogg, tras viajar a Raqqa y unirse al ISIS. (Reuters)

Islam rudimentario, pasado delincuente

En muchos casos, al menos uno de sus padres era de origen extranjero, aunque también abundan los que contaban con progenitores exclusivamente alemanes. Los primeros solían ser musulmanes 'sociales', escasamente practicantes hasta su radicalización, mientras que entre los segundos son frecuentes quienes se convirtieron de forma acelerada. La inmensa mayoría de los regresados tiene un conocimiento muy rudimentario del islam a pesar de su extremismo militante y su experiencia en Siria. Varios proceden de entornos pobres y marginales. Por último, algunos arrastran problemas psicológicos desde la infancia y muchos contaban con antecedentes penales antes de enrolarse en las filas del Daesh.

Una biografía que reúne muchas de estas características es la de Nils D., un alemán de 25 años que está siendo juzgado desde la semana pasada en Düsseldorf por haberse integrado en 2013 en la policía secreta del ISIS. Este regresado, que conoció en Siria a uno de los militantes que posteriormente perpetrarían los atentados de París, fue marginado de joven, padre adolescente, drogadicto y abandonó el colegio antes de tiempo para convertirse de la noche a la mañana a la versión más radical del islam. Su primo, Philip B. viajó con él a Siria y la inteligencia alemana cree que se inmoló en un atentado en el norte de Irak que costó la vida a una veintena de soldados kurdos.

Maaßen indica asimismo que, junto a este grupo de islamistas radicales, hay otros que le preocupan por afectar a la seguridad nacional. Están también quienes se radicalizan individualmente, gracias preferentemente a las redes sociales, y que aunque no disponen de los mismos medios que los militantes del Daesh, son especialmente peligrosos porque en muchos casos escapan a los radares de los servicios secretos. Son los llamados 'lobos solitarios'. "Los autorradicalizados son para nosotros un grupo que también es peligroso. Gente que se radicaliza en internet o en mezquitas salafistas y que nunca ha estado en Siria o en contacto con el EI, pero que se creen con la misión de cometer un atentado", explica en una entrevista en la emisora RBB.

Además, ni la BfV ni Europol descartan que el EI pueda aprovechar el actual flujo de refugiados de Siria hacia Europa -y especialmente hacia Alemania- para introducir en el país a terroristas que planeen cometer un atentado. Europol destaca que por el momento no hay pruebas concretas de que se haya recurrido a esta estrategia. Maaßen, por el contrario, lo considera un hecho: "Hemos visto de forma repetida que los terroristas se han colado camuflados o disfrazados de refugiados. Es un hecho al que están haciendo frente las agencias de seguridad", declaró a la cadena ZDF.La BfV ha recibido más de un centenar de soplos al respecto, según ha declarado al diario 'Berliner Zeitung'. Recientemente, Maaßen indicó que "quizá muy a propósito, el EI hizo que dos de los terroristas de París viajaran a Grecia y se registraran allí" como refugiados. "Ese debería ser el mensaje a Occidente: también podemos infiltrarnos en el flujo de refugiados", argumentó.

En este sentido, el hombre abatido el pasado 7 de enero frente a una comisaría de París -y que se cree era un islamista del EI que iba a cometer un atentado- era un tunecino registrado como refugiado -bajo al menos seis identidades falsas- en Alemania. En el momento de su muerte, estaba residiendo en un albergue para peticionarios de asilo en Renania del Norte-Westfalia y tenía una tarjeta telefónica alemana. Además, arrastraba varios antecedentes penales por haber violado las leyes de armas y de estupefacientes, por robo y por una presunta agresión sexual.

placeholder El sospechoso Harun P., durante su juicio en Múnich por presunta pertenencia al Estado Islámico, el 20 de enero de 2015. (Reuters)
El sospechoso Harun P., durante su juicio en Múnich por presunta pertenencia al Estado Islámico, el 20 de enero de 2015. (Reuters)

Amenaza "realmente alta"

Alemania, que nunca ha sufrido un atentado islamista en su territorio pese a su implicación militar en Afganistán y Siria, se encuentra desde hace meses en un elevado nivel de alerta. El Ejecutivo, que a diferencia de otros socios occidentales no emplea una escala numérica o de colores para clasificar el grado de amenaza contra la seguridad nacional, reconoce abiertamente que la situación es "grave". Según el ministro de Interior, el cristianodemócrata Thomas de Maizière, "la situación de peligro es realmente alta". Las autoridades se refieren en todo momento a una "amenaza abstracta", al no haberse detectado objetivos concretos.

No obstante, en los últimos meses se han multiplicado las alertas ante posibles ataques. Maaßen, que ha afirmado que si el ISIS no ha atentado en Alemania es porque no ha podido, indica que la inteligencia alemana recibe "uno o dos" avisos todos los días gracias a recursos propios o servicios secretos aliados. Pero son tan ambiguos, tan poco concretos, que es difícil establecer su veracidad o tomar medidas concretas, ante la falta de localizaciones o fechas específicas.

El jueves, la policía alemana detuvo en el distrito berlinés de Kreuzberg a dos argelinos presuntamente vinculados al EI que podrían haber estado preparando un atentado en la capital alemana. A pesar de ello, no están formalmente acusados de casi nada serio, y se cree que, en todo caso, estarían en un "estadio inicial" de los preparativos.

En este contexto, el nerviosismo de las fuerzas de seguridad es palpable. El pasado 17 de noviembre, apenas cuatro días después de los atentados de París, las autoridades cancelaron a última hora el partido amistoso que debía enfrentar en Hannover a las selecciones de fútbol de Alemania y Holanda. El partido de fútbol, que pretendía erigirse en símbolo de la respuesta europea contra el terrorismo, fue suspendido ante los "indicios concretos" y la detección de varios "objetos sospechosos". Aunque posteriormente nada pudo probarse.

Asimismo, dos transitadas estaciones de tren de Múnich fueron cerradas temporalmente en plena Nochevieja, tras una advertencia de la inteligencia francesa. Temían que pudiera producirse un atentado islamista. La policía alemana, que no practicó detenciones pese a buscar entre cinco y siete personas de origen sirio e iraquí, mantuvo en alerta la capital bávara durante 24 horas.

Maaßen, refiriéndose a este último incidente, asegura que no puede decirse que fuese una "falsa alarma". "Tenemos que asumir que en el futuro vamos a recibir más avisos de este tipo. El Daesh ha declarado la guerra a Alemania y a Occidente", añade el presidente de los servicios secretos del interior. Ante esta nueva situación, Maaßen aboga por modular la respuesta ante la amenaza del EI, como han "aprendido a convivir con el terrorismo otros países, como Israel".

Alemania está en estado de alerta: al menos 70 alemanes han regresado a su país tras haber combatido en las filas del Estado Islámico (EI) en Siria. Ellos son, para los servicios secretos, el mayor peligro al que se enfrenta el país en la actualidad, pues consideran que algunos están preparados técnica y mentalmente para perpetrar en cualquier momento un ataque terrorista a gran escala como los atentados de París, en los que murieron 130 personas.

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