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¿Por fin se toma en serio Arabia Saudí la lucha contra el terrorismo?
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ANUNCIA UNA NUEVA ALIANZA ISLÁMICA DE 34 PAÍSES

¿Por fin se toma en serio Arabia Saudí la lucha contra el terrorismo?

Arabia Saudí anunció ayer a bombo y platillo la creación de una coalición islámica "contra el terrorismo" integrada por 34 países. No ofreció más detalles. La alianza excluye a Irán, Irak y Siria

Foto: Un combatiente del Ejército Libre de Siria dispara contra fuerzas de Bashar al Assad en Alepo, en el frente de Sheikh Saeed, el 23 de mayo de 2015. (Reuters)
Un combatiente del Ejército Libre de Siria dispara contra fuerzas de Bashar al Assad en Alepo, en el frente de Sheikh Saeed, el 23 de mayo de 2015. (Reuters)

Cuando Arabia Saudí anunció ayer a bombo y platillo la creación de una nueva coalición islámica contra el terrorismo, integrada por 34 países, Riad no solo estaba siendo consecuente con sus esfuerzos para instar a los estados musulmanes a inmiscuirse en cuestiones globales de importancia. También refleja las prioridades y principales preocupaciones del reino. No incluye a Irán, debido a la guerra fría que mantienen Teherán y Riad por la hegemonía en Oriente Medio, pero tampoco a Siria o Irak, del lado iraní porque su población es mayoritariamente chií. Si la nueva alianza, con la que su creador pretende reafirmarse como líder mundial suní, finalmente se materializa, empujará a Irán a crear su propia coalición rival chií. Las consecuencias solo pueden ser destructivas. Yemen supone un ejemplo perfecto.

El objetivo de la nueva alianza -Arabía Saudí lidera actualmente otra coalición que combate por reinstaurar al Gobierno electo en Yemen y derrotar a los rebeldes hutíes respaldados por Irán- no es únicamente derrotar al Estado Islámico, sino también a "todos los grupos armados" y protegerse "de los males de todos los grupos armados y organizaciones terroristas -cualquiera que sea su doctrina o título- que extendieron las matanzas y la corrupción en el mundo y están diseñados para aterrorizar a los inocentes".

En un movimiento que parece haber sorprendido a todos, el joven príncipe Mohamed bin Salman, ministro de Defensa y Exteriores, anunció en una conferencia de prensa -algo ya de por sí inusual- la creación en las últimas 72 horas de una coalición militar de 34 estados que cuenta con el apoyo de otros 10, entre ellos Indonesia, y que tendrá su centro de operaciones conjuntas en Riad. La agencia de prensa saudí no ofreció más detalles. La alianza militar compartirá información y entrenará, equipará y suministrará fuerzas terrestres si es necesario para la lucha contra el ISIS. "Nada está fuera de la mesa", señaló en París el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, al ser preguntado sobre si la iniciativa podría incluir el despliegue de tropas sobre el terreno.

La iniciativa de Riad choca frontalmente con el apoyo financiero y militar que ha prestado a grupos de corte salafista-yihadista en Siria, como el Frente al Nusra o Ahrar al Sham

Sin embargo, Riad no ha detallado acuerdos a efectos prácticos, ni anunciado fuerzas conjuntas, ni explicado la coordinación militar, ni definido objetivos en el teatro de operaciones ni qué métodos de lucha empleará. Para algunos opositores saudíes, siempre críticos con el reino, el movimiento de Bin Salman responde a la percepción occidental de que su tío, el príncipe heredero Mohamed bin Nayef, se ha convertido en el nuevo azote de los terroristas. También a las críticas que le han dedicado periódicos alemanes y estadounidenses.

La iniciativa y las buenas palabras de Riad chocan frontalmente con el apoyo financiero y militar que ha prestado a grupos de corte salafista-yihadista inmersos en la guerra civil siria, como el Frente al Nusra (filial de Al Qaeda en el país) o Ahrar al Sham. Estas dos facciones, que también reciben asistencia de Turquía y Qatar, son precisamente las organizaciones más poderosas actualmente en el frente de batalla. Arabia Saudí ha llegado incluso a reconocer que coordina operaciones militares con ellas. ¿Por qué? La clave es la guerra fría a nivel regional que Arabia Saudí, potencia suní, libra contra Irán, la potencia chií, principal apoyo junto con Rusia del régimen de Bashar al Assad.

Precisamente la semana pasada las diversas fuerzas de la oposición siria se reunieron en Riad con el objetivo de formar un frente común contra Assad. La meta: crear una plataforma política que sea una referencia para las negociaciones de paz y formar un bloque fuerte que presione por la salida del dictador en una hipotética transición, tal y como publicó este diario. Un total de 15 representantes de distintas milicias asistieron a los encuentros en Riad, incluidas Ahrar al Sham, Yaish al Islam, el Frente del Sur y las facciones del Ejército Libre Sirio -la otrora oposición 'moderada'- de varias ciudades. Los primeros eran considerados hace menos de un año grupos yihadistas radicales con los que no se podía negociar. Y aunque Ahrar al Sham ha moderado su discurso, su ideología muyahidín apuesta por una Siria salafista.

El tira y afloja en dichas conversaciones ha versado sobre los grupos que serán incluidos en una lista de organizaciones terroristas que luchan en Siria. Un ejemplo es el caso de Hezbolá, la milicia chií libanesa que combate contra los enemigos de Assad (es decir, los peones de Riad en el tablero sirio), que recibe armas y apoyo financiero de Irán y que está considerada organización terrorista por la Unión Europea y EEUU. Los aliados de Assad, Moscú y Teherán, quieren incluir en la lista a Ahrar al Sham o al Frente al Nusra. En el bando contrario, se exige que, a cambio, se incluya a Hezbolá.

Los países que participan en la alianza, además de Arabia Saudí, son: Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Bahréin, Bangladesh, Benín, Turquía, Chad, Togo, Túnez, Yibuti, Senegal, Sudán, Sierra Leona, Somalia, Gabón, Guinea, Palestina, Comoros, Qatar, Costa de Marfil, Kuwait, Líbano, Libia, Maldivas, Malí, Malasia, Egipto, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Yemen. Otros 10 países islámicos han expresado su apoyo a esta alianza y tomarán las medidas necesarias al respecto, entre ellos Indonesia, agrega el comunicado. Una inclusión notable es la de Qatar, cuya relación con Arabia Saudí se ha torcido en los últimos tiempos. En el capítulo de las omisiones relevantes figuran Irak, Irán, Siria, Afganistán, Argelia, Omán y Eritrea.

Cuando Arabia Saudí anunció ayer a bombo y platillo la creación de una nueva coalición islámica contra el terrorismo, integrada por 34 países, Riad no solo estaba siendo consecuente con sus esfuerzos para instar a los estados musulmanes a inmiscuirse en cuestiones globales de importancia. También refleja las prioridades y principales preocupaciones del reino. No incluye a Irán, debido a la guerra fría que mantienen Teherán y Riad por la hegemonía en Oriente Medio, pero tampoco a Siria o Irak, del lado iraní porque su población es mayoritariamente chií. Si la nueva alianza, con la que su creador pretende reafirmarse como líder mundial suní, finalmente se materializa, empujará a Irán a crear su propia coalición rival chií. Las consecuencias solo pueden ser destructivas. Yemen supone un ejemplo perfecto.

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